Cenas de sobaquillo: qué son y qué llevar

Con la llegada del buen tiempo, las plazas y las playas valencianas se llenan de vecinos que comparten cenas a base de bocadillos, en una costumbre que vertebra localidades de todos los tamaños

La cena de sobaquillo de la Falla Port Saplaya en Alboraya (Valencia)Mònica Torres

Es posible que si usted no tiene contacto con la Comunidad Valenciana no haya oído nunca la expresión “cena (o comida) de sobaquillo”. Esta costumbre, tan popular y veraniega como mediterránea, no es ni más ni menos que quedar con un grupo de amigos, generalmente al aire libre, y cenar cada uno un bocadillo que trae de su casa, con unas patatas, aceitunas y frutos secos al centro que se pagarían a escote. Sin embargo, si la comida la organiza una institución —una falla, una banda, un Ayuntamiento—, normalmente los aperitivos y las bebidas corren de su parte.

En las hemerotecas, las primeras alusiones a este tipo de cenas se encuentran hacia 1970 en el periódico Primera Página de Alicante. El término ya se había popularizado y unos años después ya se podían ver alusiones a esta costumbre en todo tipo de convocatorias y festejos, lo que da muestra de la rápida expansión de la expresión. Hay quien dice que su origen puede estar en que el bocadillo o la tartera se traía a la cena debajo del brazo, aunque no hay fuentes oficiales al respecto.

Desirée Torralba, directora del Grado en Historia de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), indica que en cada lugar llaman de una manera a estas cenas: “En Castellón de la Plana la llaman sopar de pa i porta o sopar de rua; en la zona de Valencia puede ser de sobaquillo o de germanor; y en la zona de Baleares tenemos nombres como sopar de pa en butxaca, sopar de baix braç o sopar de pataqueta”. La historiadora afirma que “la finalidad de esas cenas es la socialización, lleva implícita la germanor, el hermanamiento”.

Los coquitos de Maruchi para la cena de sobaquillo de la Falla Port Saplaya (Alboraya).Mònica Torres

Si cenar en grupo y convertirse en anfitrión parcial de un ágape es algo que se hace en todos los rincones de España, en Valencia se ha institucionalizado y hace unas semanas fueron numerosos los ayuntamientos que convocaron este tipo de cenas durante los últimos partidos de la Selección española masculina de fútbol y en la retransmisión, además de instalar pantallas en las plazas, ofrecieron a sus ciudadanos mesas, bebidas y aperitivos. Los bocadillos los traía cada uno de casa, si no bajo el brazo, en una bolsa con otras viandas para compartir con los vecinos.

Los participantes que no llevan los bocadillos de casa pueden comprarlos en los locales cercanos.Mònica Torres

Cenas de sobaquillo en las Fallas

Cualquier excusa es buena para celebrar una cena de sobaquillo: las fiestas de los pueblos, la plantá de una falla, el fin o el principio de un curso, las celebraciones de los quintos, el aniversario de una banda… o solo porque sí. En muchas fallas, se realizan semanalmente. En la de Port Saplaya, situada en la localidad valenciana de Alboraya, indican que en invierno, si hace mal tiempo, se cena dentro del casal, mientras que en verano se suele elegir al aire libre. Eso sí, la norma es clara: cada fallero trae su comida de casa, salvo que se indique lo contrario.

Durante estas cenas los miembros estrechan lazos, hablan de los próximos eventos y celebran la germanor. “Los falleros suelen traer un bocadillo de casa o lo compran en los locales de alrededor. A veces la falla pone los refrescos, las papas o los cacaos”, cuenta su presidenta, Paula Torres. La presencia de la fallera mayor y de la presidenta suele ser fija y el resto de personas acuden si les es posible, casi siempre una vez al mes como mínimo. Esta escena se repite en muchas de las comisiones falleras por todo el territorio valenciano.

Los bocadillos no pueden faltar en las cenas de sobaquillo.Mònica Torres

Hay días especiales, como después de las fiestas de la Virgen del Carmen, en las que la cena de sobaquillo se integra dentro de un programa de festejos que incluye concurso de playbacks infantil y actuaciones en la orilla del puerto. Los falleros menos previsores pueden acudir a los locales que hay en la plaza de la Senyoria de Alboraya para pertrecharse con chivitos, brascadas y cajas de pizza para los menos tradicionales.

Muchas veces, los postres corren a cargo de las falleras con más maña, como Maruchi, que trajo de su casa dos bandejas con coquitos y almendrados que fueron acogidas con gran alegría por parte de los comensales de todas las edades, que ya conocen sus habilidades reposteras. En otras ocasiones, el postre suele ser “bizcocho o lo que cada uno prepare en casa. En Valencia es muy típica la coca de llanda, que es un bizcocho que se prepara en una bandeja de lata como las antiguas (llanda es lata en valenciano)”, indica Paula Torres.

Elemento socializador en los pueblos

Las cenas de sobaquillo son un importante elemento socializador en los pequeños pueblos de interior. Moisés Giménez, un fisioterapeuta de Bicorp (Valencia, 549 habitantes), explica que en su pueblo “antes se hacían muchas más, pero ahora solo se hace en las fiestas: el grupo de amigos suele quedar y cada uno se lleva un bocadillo o en la banda de música compran en la banda el picoteo y la bebida, pero cada uno trae su cena de casa”.

También se hacen estas cenas en otros lugares como Gorga (Alicante, 258 habitantes) aunque las llaman sopars de carrer. Patricia Maján, una profesora de la localidad, dice que suelen hacer una cada semana y pone como ejemplo lo que llevaron en la última: “Ensaladillas de kami kami, empanada de jamón y queso y empanada de queso Philadelphia y pollo especiado y tortilla de patatas, entre otras cosas”. El lugar donde suelen quedar es en la plaza, ya que es una localidad pequeña, o en casas de amigos.

María Dolores Quinto, jubilada de Alicante, explica que en sus cenas de sobaquillo no pueden faltar las tortillas de patatas, jamón, queso y lomo, boquerones en vinagre, ensaladilla rusa con colines, croquetas o la famosa coca amb tonyina (coca de tomate y atún). Suelen quedar en las casas de los amigos, en la playa o en la pinada de Guardamar.

Lo cierto es que la Comunidad Valenciana no es el único sitio donde se producen, ya se han extendido a otras zonas del territorio. Ni tampoco es el único lugar que tiene un nombre específico para este tipo de eventos. En los últimos años, se ha popularizado la expresión “cenas de traje”, en el sentido de que cada invitado traiga algo (de ahí el traje), pero en inglés tienen la expresión potluck dinner y en francés repas-partage, aunque se refiere sobre todo a comidas de estudiantes o en un grupo religioso para compartir.

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