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Puig

Puig

De izquierda a derecha creaciones de Paco Rabanne, Carolina Herrera y Jean Paul Gaultier. FOTO: L’Estrop.

La importancia de llamarse Puig

Uno de los grupos de perfumería y moda más importantes del mundo. Controla Gaultier, Nina Ricci, Carolina Herrera o Paco Rabanne.

Borja Bas

La historia de Valentina, la protagonista del spot de la última y exitosa fragancia de Valentino, podría correr en paralelo con la nueva cara de Puig. Valentina es una joven aristócrata que se escapa de la fiesta del palacio de sus padres para correr aventuras nocturnas. De igual manera, la tercera generación de Puig, encabezada por los primos Manuel (vicepresidente) y Marc (presidente ejecutivo), ha dado desde el cambio de siglo un golpe de timón.

Esta insignia en perfumería, cosmética y moda, dueña de Paco Rabanne, Carolina Herrera y Nina Ricci, llegó al año 2004, tal y como reveló el propio Marc Puig, con pérdidas. Su campaña de reposicionamiento pasó por reforzar el mercado masivo (con las fragancias de Antonio Banderas o Shakira) sin dejar de asumir retos vanguardistas (como la línea de perfumería Comme des Garçons, la licencia de Prada o el relanzamiento de L’Air Du Temps, de Nina Ricci, con una creación de Philippe Starck más cercana a una escultura que a un frasco).

La empresa catalana tiene otros retos pendientes. Como convertir en rentable la firma Jean Paul Gaultier, la primera de alta costura que tiene en cartera y de la que Puig es socio mayoritario desde mayo de 2011. A diferencia de otros grandes grupos de moda, ha destacado por su discreción y por centrar la atención en el producto antes que en sus dueños. La labor perseverante y paciente de tres generaciones ha construido una compañía que el año que viene cumplirá un siglo.