Parque eólico ‘offshore’ de Kentish Flats (Reino Unido), promovido por Vattenfall, socio de Iberdrola en el proyecto EastAnglia. La compañía espera doblar en 10 años la actual instalación de palas de aerogeneradores en el mar que hay en el mundo.
A pesar del frenazo de las energías limpias en el país, la tecnología española es ampliamente demandada fuera de nuestras fronteras. Hoy se levantan instalaciones gigantescas con inversiones multimillonarias que cambiarán el consumo energético en los cinco continentes.
Los del tren de alta velocidad no son los únicos contratos millonarios que consiguen en el exterior empresas españolas. A pesar del frenazo dentro del país con las renovables por la caída de la demanda energética y las dificultades económicas, el sector de las energías limpias sigue siendo uno de los que más cotizan en el mundo. "En lo que es medio ambiente, se nos dan bien las renovables y la gestión del agua. Somos muy buenos, muy buenos, en renovables", incide José Luis González Vallvé, presidente del Consejo de Promoción Exterior de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). "Somos una de las potencias mundiales con los molinos, pero también somos una sorpresa en tecnologías como la termosolar, que es de última generación y que tiene muy poca gente". En Arizona (EE UU), a unos cien kilómetros de Phoenix, se ultima la construcción de la que será la mayor planta solar del mundo, de 280 megavatios (MW), mucho más del doble que la más grande actualmente.
Se trata de la central termosolar Solana, un mastodóntico proyecto de 2.000 millones de dólares de inversión desarrollado por la empresa sevillana Abengoa, que ha diseñado la instalación, la ha construido y espera comenzar a operar con ella a partir de finales de este verano. Puesta como modelo de la transición energética que hace falta por el presidente Obama, esta gigantesca central de tecnología cilindroparabólica puramente española podrá funcionar hasta seis horas sin sol (gracias a su sistema de almacenamiento de calor). "En el desierto de Mojave, en California, estamos en plena construcción de otra central parecida que estará para 2014. En Sudáfrica empezamos a construir otras dos plantas termosolares también muy grandes y muy innovadoras. En Abu Dabi inauguramos en un mes la mayor planta solar de Oriente Próximo", dice Santiago Seage, presidente de Abengoa Solar, que deja de enumerar proyectos al llegar a su propio país: "En España, en energía solar ahora mismo no tenemos planes para invertir nada. Abengoa genera el 80% de su facturación fuera, nuestro mercado es el mundo".
Con la crisis, salir al exterior se ha convertido en el mantra de una gran parte de las empresas españolas. Sin embargo, son muy pocas las que pueden decir que hacen negocio en más de 50 países de los cinco continentes o que sean el primer fabricante extranjero en un mercado clave como India. Este es el caso de la compañía vasca de aerogeneradores Gamesa. Su historia ahora es la de muchas empresas de tecnologías verdes del país: en apuros en España por el parón de las renovables, pero con una proyección internacional que ya quisiera la mayoría de la industria nacional. Uno de los últimos territorios en los que ha desembarcado ha sido Brasil, donde asegura haber conseguido contratos para más de 700 MW. En septiembre firmó con el holding Santa Vitória do Palmar para el suministro e instalación de 129 turbinas para 10 parques eólicos en el Estado de Rio Grande do Sul, al sur del país.
Y de Brasil a México. Aunque bien podría ser Abu Dabi, Argel, Caracas, Lima, Santiago de Chile… Todas zonas en crecimiento y con alta radiación solar. A Teresa Ribera, directora general de desarrollo estratégico y nuevos mercados internacionales de Isofotón, casi no le da tiempo a deshacer la maleta. De la fábrica malagueña de esta compañía pionera en renovables deben salir los paneles de silicio monocristalino de última generación para una central fotovoltaica gigantesca que se empezará a construir en enero de 2014 en Mérida, en el Estado mexicano de Yucatán. Un macroproyecto en seis fases con una inversión que Isofotón estima en unos 360 millones de euros. En el caso de la fotovoltaica, a las dificultades de la crisis se suma la durísima competencia de los precios de las compañías chinas. ¿Qué es lo que resulta atractivo de las renovables made in Spain? "Las empresas españolas competimos con la calidad y con la experiencia de lo que se hecho ya en España", destaca Ribera, que advierte de las consecuencias de las hostilidades abiertas contra las renovables a raíz de la crisis económica. "Resulta poco convincente vender nuestras renovables por el mundo con lo que está ocurriendo en España, los ataques que se están produciendo en nuestro país nos lo ponen difícil fuera".
Pero si hablamos de proyectos descomunales hay que ir al norte de Europa. Y saltar al mar. En los próximos 10 años, el grupo español Iberdrola afirma que va a levantar de forma paulatina 10.000 MW de eólica marina, el doble de lo que hay ahora mismo instalado en todo el planeta. Esta compañía no da cifras de la inversión, pero teniendo en cuenta que plantar cada megavatio de los supermolinos en medio del agua supone hoy un coste de unos 3,2-3,5 millones de euros, según estimaciones del sector, podemos hablar de unos 33.500 millones. El primero de los parques en entrar en funcionamiento, a comienzos de 2014, debería ser el de West of Duddon Sands (de 389 MW), en el mar de Irlanda. Solo para empezar la construcción, se han invertido 600 millones de euros en dos buques especiales y se ha tenido que ampliar el puerto de Belfast. En 2017 le tocaría al de Wikinger (400 MW), en la costa alemana del mar Báltico. Y en 2018 tendrían que estar listos los 1.200 megavatios de la primera fase de East Anglia, un complejo offshore en el mar del Norte con la cifra brutal de 7.200 MW.
"En Europa, el siguiente desarrollo de la tecnología eólica es en el mar, un campo novedoso y altamente tecnificado", incide Álvaro Martínez Palacio, director de operaciones de offshore (fuera de tierra) de Iberdrola, la empresa que tiene más palas de aerogeneradores dando vueltas en tierra en el mundo y la que ha sido en varios de los últimos años líder del mercado de EE UU. "Trabajamos en zonas con mucha competencia", subraya este representante, que considera que el exceso de plantas de todo tipo para generar energía en España en un momento de poca demanda como el actual obliga a buscar otros mercados. "Los españoles somos gente competente, lo importante ahora es salir fuera a trabajar y poner en valor lo que sabemos hacer".
Esta apuesta por la eólica offshore no quiere decir que esté todo dicho con los molinos terrestres. En México, Acciona ha levantado en los últimos años 371 aerogeneradores en cuatro parques en el istmo de Tehuantepec, en el que asegura es el mayor complejo eólico de Latinoamérica. Y ahora, en el primer trimestre de 2013, la compañía trabaja en el parque eólico de Gouda en Sudáfrica (135 MW), en el de Gostyn en Polonia (33 MW) y en el de Chiripa en Costa Rica (49,5 MW). Aparte de la central fotovoltaica de Sishen (74 MW), también en Sudáfrica.