FOTO: Mónica Torres
La primera cadena europea de grandes almacenes es genuinamente española. No se entiende el comercio (ni el consumo) en España sin la omnipresencia de El Corte Inglés, cuyos centros suman 650 millones de visitas al año. La fidelidad a esta casa está probada: hay casi 12 millones de tarjetas de compra de una compañía que concentra el 41% de los créditos para adquirir bienes de consumo, por valor de 6.700 millones.
Ahora la crisis amenaza su centro de gravedad y ha reaccionado: en tiempos de especialización, se ha dispuesto combatir contra todos en solitario. En el mercado online lucha por el liderato contra Amazon. En alimentación pasa por la tienda de proximidad (van 250): el primer disparo ha sido bajar precios. Ha puesto un pie en el sector del bricolaje (8 centros). Y hace puro transformismo con sus inmuebles en un frenesí innovador cuyo desenlace es imprevisible: bar de copas en el ático de Callao, galería de arte en el de Marbella, oferta gastronómica en sus Gourmet Experience y plantas dedicadas al cuidado personal (spa y dentista incluidos). Lleva tres años bajando beneficios, pero aguantando el empleo. Va a contracorriente. Pero está dispuesto a arriesgar.