Yolanda Díaz: “Es imprescindible movilizar, más allá de la unidad de los partidos”
La vicepresidenta asegura, en una entrevista con EL PAÍS, que la plataforma que liderará en las próximas generales sigue “abierta” a todos, pero que no sería un fracaso sin Podemos y que su propuesta es un revulsivo político
Yolanda Díaz (Fene, A Coruña, 51 años), vicepresidenta segunda del Gobierno de coalición y ministra de Trabajo, se presentó el domingo como futura candidata a la presidencia por parte de Sumar vestida de blanco. Blanco roto —de la diseñadora gallega Purificación García—, símbolo de un proyecto que nace y con el que persigue asumir el desafío de reducir la desigualdad en España, “el principal reto de este pa...
Yolanda Díaz (Fene, A Coruña, 51 años), vicepresidenta segunda del Gobierno de coalición y ministra de Trabajo, se presentó el domingo como futura candidata a la presidencia por parte de Sumar vestida de blanco. Blanco roto —de la diseñadora gallega Purificación García—, símbolo de un proyecto que nace y con el que persigue asumir el desafío de reducir la desigualdad en España, “el principal reto de este país”, en sus palabras. No la acompañó nadie del equipo de dirección de Podemos a pesar de que fue su ex secretario general, Pablo Iglesias, quien la designó sucesora al frente de la coalición de Unidas Podemos hace dos años. Díaz asegura que la plataforma sigue “abierta” a todos. La entrevista se celebró en dos momentos: el viernes, en su despacho, lleno de libros, con un tocadiscos en el que cuando descansa suenan vinilos de Toquinho, Miles Davis o un concierto de Mozart; y el domingo, tras el acto celebrado en Madrid, en el que cientos de ciudadanos hicieron una larguísima cola para entrar —3.000 lo lograron y otros 2.000 lo vieron en un patio con pantallas—. Más de una docena de partidos de izquierdas arroparon a la nueva candidata.
Pregunta. Ha tardado en anunciar que será candidata ¿Ha dudado en algún momento en hacerlo?
Respuesta. Las dudas han sido entre mi vida personal y la vida dedicada a lo público. Y entre Madrid, que es una ciudad maravillosa, y mi Galicia. Pero mi decisión es que quiero ser la primera presidenta del Gobierno de España. Creo que estamos en una España que cambió, que es feminista. Recuerdo la imagen de cuando se renovó el Tribunal Constitucional. Me asustó, y no por las togas que lucían los magistrados y magistradas, sino porque había muy pocas mujeres. Estamos en todos los lugares, y ahora hay que llegar también a la presidencia, ser las protagonistas. Ese es el cambio histórico de este país.
P. ¿Cómo se ha sentido en el acto de lanzamiento de la candidatura?
R. Sigo sin palabras. Más de 5.000 personas con esperanza es un buen síntoma de que hoy empieza todo.
P. ¿Han estado todos los que tenían que estar?
R. Como dije en mi intervención, agradezco a todas las personas que vinieron y estaban en un día tan importante para mí. Estoy convencida de que vamos a seguir sumando.
P. ¿Cómo definiría Sumar en términos ideológicos y qué fórmula jurídica tendrá?
R. Lo importante no es la herramienta jurídica, sino un proyecto que coloque la vida de la gente en el centro y solvente los problemas cotidianos. El gran reto de este país es mirar de frente a la desigualdad, que tiene muchísimas caras. La económica, la social, la política. Y la desigualdad lleva a la desafección política. Hay que procurar a los ciudadanos una economía para alcanzar una buena vida. Las fórmulas jurídicas no me interesan demasiado. Será la que garantice que nos presentemos a las elecciones. La ley española nos permite hablar de tres mecanismos: partido, coalición o agrupación de electores. Va a ser una herramienta muy ligera, un lugar de encuentro dirigido hacia el futuro y la esperanza. Los partidos que se incorporen tienen que estar, pero no tienen que ser el alma de Sumar. El alma son las personas.
El cambio histórico es que las mujeres seamos protagonistas”
P. ¿Por qué cree que la forma de operar de los partidos tradicionales no es la mejor para canalizar la participación política cuando usted ha militado desde joven?
R. Lo que ha hecho Sumar es radicalmente diferente a los partidos tradicionales y a los nuevos. Los grupos de trabajo han actuado con total autonomía, y saben que no falto a la verdad si digo que muchas veces soy la última en enterarme de lo que se ha hablado. En los más de 25 actos que celebré por toda España, muchas preguntas tenían que ver con el alejamiento de la ciudadanía de los partidos políticos. ¿Por qué? Porque la política ha fallado a los ciudadanos y las ciudadanas, no al revés. Y esto es lo que intentamos corregir desde Sumar. Por eso la metodología es importante. Es un proceso y ha sido a través del diálogo.
P. Ha defendido mucho la transversalidad de Sumar, la integración de distintas voces, pero el proyecto se ha construido en torno a usted. ¿No existe un riesgo grande de hiperliderazgo?
R. Creo que no. Y le he dado muchas vueltas. Esto fue así en un momento. Cuando arrancó Sumar, solo había una cosa, y era Yolanda Díaz. Hoy ya no. Voy a muchos actos y veo que se han popularizado personas y propuestas. ¿Esto quiere decir que los proyectos no tienen que tener caras? Deben tenerlas, claro que sí. Pero no direcciones jerárquicas. Creo que esos tiempos han pasado. He dicho muchas veces que no me gustan los liderazgos masculinos jerárquicos. Creo en un liderazgo compartido, con muchas singularidades, que le habla a una España plural, en distintos idiomas, con distintos acentos, con muchos matices. Todo eso es Sumar, y ya no soy yo.
P. Pero luego habrá que conformar un grupo parlamentario con una dirección.
R. No estoy de acuerdo. Lo que hace falta es más democracia, no jerarquías. No se trata de mandar, sino de debatir. Yo nunca he mandado a mi equipo, no lo hago. Discuto muchísimo con ellos.
P. Hay un momento en el que hay que tomar decisiones.
R. Se hace a través de la síntesis, con un grupo de diputados y diputadas discutiendo y llegando a síntesis. La política es esto. Llegar con un papel y decir: “Se va a hacer lo que digo yo porque mando mucho” no tiene nada de apasionante, sinceramente.
P. La formación de Sumar ha seguido un doble camino. Por un lado, han conformado 35 grupos de trabajo con expertos, técnicos y ciudadanos centrados en las políticas públicas que deberían llevarse a cabo para mejorar el país. Por otro, han ido mostrando su apoyo y su voluntad de unirse una serie de partidos políticos. ¿Cómo se va a integrar a los independientes en el proyecto?
R. Tenemos ya miles de inscritos e inscritas a los que quiero agradecer sus aportaciones teóricas y económicas. También a los partidos. Nunca se había conseguido incorporar a tantas voces partidarias en un único proyecto. Las cosas que tenemos que resolver entre todos son la parte de participación ciudadana con, obviamente, el encaje partidario y las singularidades de cada uno de los partidos. Pero hay un clima de entendimiento, confianza y capacidad de diálogo. No creo que haya problemas.
P. En el mejor de los escenarios, el PSOE va a necesitar apoyos para gobernar. Ustedes también los necesitan a ellos. Pero hay votantes que pueden ir a uno o a otro. ¿Cómo se desarrolla una estrategia en torno a un partido que es a la vez adversario y potencial aliado? En la moción de censura de Vox, Pedro Sánchez y usted actuaron como un ticket de gobierno.
R. El ticket de Sumar es con la ciudadanía. Nos dirigimos a la mayoría social. Pero sabemos que hay un tiempo nuevo y que solo vamos a caminar cooperando, cada uno con un punto de vista propio. Tenemos planteamientos diferentes, pero sabemos hacer esa síntesis de la que hablaba antes para mejorar nuestro país. Creo que la moción de censura ha sido un punto de inflexión. Hemos conseguido algo muy importante el presidente y yo, que es meter a la ciudadanía dentro de ese debate y que se hable de ello en las peluquerías y en los bares. Quiero hacer un reconocimiento a Pedro Sánchez. La política va de esto, de hacer las cosas de manera diferente.
P. ¿Es más fácil negociar con el PSOE, con Podemos o con la patronal?
R. Para negociar, la clave son las personas y con qué actitud se va; si se quiere llegar a un acuerdo o no. Ha habido negociaciones durísimas dentro del Gobierno y también con los agentes sociales, pero mi cultura política es no levantarme de una mesa jamás. Y no me rindo nunca.
P. El acuerdo con Podemos, sin embargo, no ha sido posible. ¿Qué ha pasado?
R. Eso lo tienen que explicar ellos, con todo el cariño y respeto a la gente de Podemos. Ha habido un trabajo permanente con ellos y ellas. Me gustaría que miraran lo que han hecho en el pasado, todo lo que han cambiado el país. Ahora creo que tienen que estar a la altura de las circunstancias y me parece que esto es lo que desea España. Pero lo tienen que resolver en Podemos.
P. Pero, ¿por qué no se han puesto de acuerdo?
R. No voy a desvelar jamás las negociaciones de mi equipo. Ahora bien, lo que no es verdad es que esto sea un debate democrático sobre las primarias, porque Sumar quiere primarias y lo ha dicho desde el primer día. Eso sí, primarias con garantías democráticas.
P. ¿Las que proponen ellos no las tienen?
R. Yo no digo eso. Digo que ese debate no es real.
P. ¿Por qué no se comprometen a primarias abiertas a toda la ciudadanía como ellos piden?
R. Sumar desde el principio quiere primarias con participación ciudadana, pero no bilaterales con Podemos. Tenemos que participar todos. Sumar ya está sumando. Fíjense en cuántas organizaciones políticas han acudido al acto de Madrid y están diciendo con esperanza e ilusión que quieren cambiar el país, estar ahí, estar con los verdes europeos, con la izquierda europea. Es un proyecto de transformación. Este es el curso, el devenir de la historia. Pero si alguien no quiere estar, lo digo con absoluto respeto, no me compete a mí decir por qué.
P. ¿No debería explicarse con claridad a los ciudadanos cuál es la discrepancia?
R. La desconozco. Esta pregunta no me la tienen que hacer a mí, sino al actor político que declina sumar. No hay ningún partido en España que esté hablando hoy de las listas electorales a las generales. Ninguno. Ni el PSOE ni el PP ni ERC ni el PNV. Nadie. ¿Por qué? Porque no es sensato. El resto de las formaciones que se han acercado a Sumar saben que nos vamos a poner de acuerdo. Ya está. El resto de las consideraciones sobre por qué alguien no se suma al proyecto se las tienen que hacer a ellos. Si yo me levanto de una negociación, tengo que explicar por qué.
P. ¿Se han levantado ellos de la negociación?
R. Como comprenderán, yo no me levanté. Ni Sumar.
Ningún partido está hablando de listas. No es lo sensato ahora”
P. ¿Cree que Pablo Iglesias está boicoteando su proyecto?
R. No me van a encontrar jamás hablando mal de nadie. A Pablo Iglesias solo le tengo respeto y cariño. En política, únicamente voy a hablar de propuestas. Ahí me van a encontrar.
P. Parece claro que su relación no pasa por los mejores momentos, a pesar de que él la designó sucesora hace dos años.
R. Es feo designar a alguien, ¿no?
P. ¿Se equivocó?
R. Yo no lo haría así. Los privilegios no están bien, no son positivos. Yo respeto mucho a las organizaciones políticas y creo que no hay que imponerles a nadie. En fin, creo que no se hacen así las cosas, yo nunca lo he hecho y no voy a hacerlo.
P. Usted pasó a ser vicepresidenta. Desde entonces, no solo se ha roto la relación política entre ustedes, sino también la personal, una relación intensa que venía de años atrás. ¿Cómo lo ha vivido?
R. Soy una mujer libre y no me gusta que nadie decida por mí. Sumar es libre. También es un proyecto autónomo, y nadie va a decidir por él. Lo vamos a decidir colectivamente. Sobre mis sentimientos personales, me van a permitir que me los guarde.
P. ¿Cuándo habló por última vez con él?
R. Nos vimos y tuvimos una larga conversación en enero.
P. ¿De qué hablaron?
R. De España, de Sumar, de la política española, de muchas cosas.
P. En ese momento, Iglesias ya había vertido críticas públicas hacia usted. Las críticas han vuelto ahora.
R. Hablar siempre es positivo.
P. ¿En este momento se siente más cerca de Más País que de Podemos?
R. Me siento cerca de la libertad. Y pediría a los medios de comunicación y a los políticos y políticas que cuando los proyectos los lideran mujeres nos dejen ser autónomas. Estamos un poco cansadas. No somos de nadie, somos nosotras mismas y queremos volar libremente. Ada Colau, Mónica García, Ana Pontón, las compañeras de ERC… no son de nadie. Por favor, ya es el tiempo de las mujeres. Somos de nosotras mismas.
P. ¿Y sus compañeras de Podemos?
R. Exactamente igual.
P. ¿Cree que están influidas por las opiniones públicas y privadas de Pablo Iglesias?
R. La preposición de, para señalar que las mujeres somos de alguien, debe desaparecer de la vida política española en general.
P. La pregunta, en todo caso, era solo si usted se sentía más cercana a un partido o a otro.
R. Somos autónomas. No es un proyecto al lado de nadie ni un proyecto complementario.
P. Dentro de esa autonomía, ¿un Sumar sin Podemos sería un fracaso?
R. En absoluto sería un fracaso. Los movimientos ciudadanos los decide la gente, y yo sé que Sumar va a ser el revulsivo de la política española en este tiempo. Lo tengo clarísimo.
P. ¿No considera que la unidad de todas las fuerzas políticas a la izquierda del PSOE es imprescindible para revalidar un gobierno de coalición?
R. Lo que considero imprescindible es que tapemos los agujeros negros de la democracia, que movilicemos. Esto va mucho más allá que la unidad de los partidos. Y si algo está haciendo Sumar es movilizar. Es lo que buscamos cuando hablamos de ilusión, de esperanza y de alegría. No nos distraigamos. ¿Por qué hay barrios humildes en nuestras ciudades que no están movilizados políticamente? Porque han decidido excluirse de la vida pública. Y esto sí es un fracaso. Sin esperanza no hay posibilidad de nada. Salgamos de los fetiches, hablemos a la gente. De esto va Sumar. A mí la gente en la calle no me habla de los problemas internos de las formaciones políticas. Me hablan de sus problemas. Hagamos creer de nuevo a los ciudadanos en la cosa pública, que su participación es importante en la toma de decisiones. La política útil, cotidiana, es la que funciona. Son los ERTE, que han entrado por la casa de todos los españoles y las españolas, el salario mínimo. Esto es Sumar. El resto, si me permiten, con todo el respeto, es de muchísimo interés para las escuelas de ciencias políticas de nuestro país.
P. Si no llegan a un acuerdo, ¿integraría Sumar a miembros de Podemos? Algunos líderes han acudido a su acto de presentación como candidata.
R. En Sumar cabe todo el mundo.
P. ¿Qué opina de que la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, no haya acudido al acto del domingo?
R. Me hubiera gustado que estuviera. Pero es su decisión y la respeto. Sigamos caminando y sumando.
P. Una encuesta de 40db. publicada a principios de diciembre por este periódico multiplicaba el número de escaños que podría tener la izquierda a la izquierda del PSOE si concurría junta. Pasaba de 32 por separado a 57 unida.
R. Que yo sea la primera presidenta del Gobierno de España lo va a decidir la ciudadanía cuando nos presentemos a las elecciones. Y no depende de unas partes, depende de los españoles y las españolas. El proyecto ya está lanzado, ya está en marcha. Va a ser un proceso colectivo, de movilización. Las partes pueden desear muchas cosas, pero son muy pequeñas. Por eso Sumar es un movimiento ciudadano.
P. Las encuestas sitúan al PP por encima del PSOE, con una clara mejoría en relación con 2019 y con opciones de gobernar con Vox. ¿Qué ha hecho mal el Gobierno de coalición?
R. Siempre digo, cuando son buenas y cuando son malas, que las encuestas son fotos estáticas de un momento. Aún no hay elecciones generales, no sabemos lo que va a pasar. Por otro lado, las encuestas también advierten una bajada de Alberto Núñez Feijóo. Los ciudadanos tienen que saber que si gobierna va a recortar las pensiones. Lo ha dicho él. Ha ido a Bruselas a decirlo. O a impulsar la privatización de la sanidad pública. A revertir derechos. Creo que la moción de censura ha sido un punto de inflexión en nuestro país en términos políticos y sociales. Hemos apegado a la ciudadanía a nuestro proyecto, sólido y de futuro, con políticas públicas eficaces.
P. Ha dicho antes que el gran reto de España es la desigualdad. Usted está gobernando. ¿Cómo se combate de una manera más intensa que como lo ha hecho el Ejecutivo de coalición presidido por el PSOE?
R. Hay que cambiar el modelo de ingresos públicos, que no haya privilegios fiscales como hoy existen. No es comprensible que una peluquería tribute al 17,5% mientras una gran corporación bursátil cotizando en Bolsa lo hace al 3,9%. No hay quien lo entienda. Tampoco que sean las nóminas de los trabajadores y trabajadoras las que aporten el 85% de la recaudación del IRPF. No puede ser que unos poquitos repartan muchos dividendos y una enorme mayoría social tenga salarios que son imposibles. Han gobernado varios partidos en España a lo largo de la democracia y nunca han ido al corazón de la igualdad. Hay que hablar de quién paga, cuánto paga y para qué se paga. También hemos de abordar la financiación autonómica de una vez, porque genera enormes desigualdades. La España rural no es que no tenga voz, es que no se cumplen sus derechos. Hace falta un gran acuerdo de país, un país que es el anverso del odio que representa Vox y del dolor que representa el PP de Alberto Núñez Feijóo. Tenemos derecho a ser felices y que las normas estén pensadas para ello.
Ningún Gobierno ha ido al corazón de la igualdad”
P. ¿Cómo se arregla el problema estructural de la vivienda en España? Aún no se ha aprobado la ley.
R. La vivienda es clave, es un elemento de desigualdad radical en nuestro país. Llevamos más de 40 años de democracia y las políticas de vivienda han sido fallidas. Da igual quién haya gobernado. Hemos dedicado y seguimos dedicando ingentes cantidades de recursos públicos para bonificar a los propietarios de las viviendas. Hay que hacer una apuesta ambiciosa y lograr que exista un parque de alquiler social que no existe.
P. El problema son los plazos. La vivienda nueva tarda en construirse. ¿Contemplan soluciones como pagar a los grandes caseros con casa vacías?
R. Lo que no se ha hecho en 46 años no se puede arreglar de manera inmediata. Pero hay medidas que se pueden aplicar ya y que tendrían un efecto rápido. Por eso estamos hablando de la limitación de los precios de alquiler en las zonas tensionadas. Hay muchas discusiones académicas sobre cómo opera después la limitación de los precios, pero con carácter inmediato funciona. Sobre pagar a los grandes caseros, creo que Sumar tiene claro que no hace políticas para los grandes fondos de inversión, hace políticas para la mayoría social. Y que justamente lo que tenemos que hacer es actuar contra esa desigualdad que están generando los grandes fondos de inversión, no solo en las áreas tensionadas y no solo en las zonas turísticas.
P. España está entre los países que mejor han logrado contener la inflación de la UE. Pero la cesta de la compra es un problema serio. ¿Ha sido un error que el Gobierno adoptara la rebaja del IVA de determinados productos?
R. Sabíamos todos y todas lo que iba a pasar. Esto es ciencia. La solución debe ser otra. Hemos conocido estos días el informe del Banco de España con los márgenes empresariales. Creo que es posible llegar a una limitación de precios con carácter voluntario y acordada con las grandes empresas y la distribución. Hacerlo es urgente y es legal.
P. Se han producido más de 700 rebajas de penas y más de 70 excarcelaciones anticipadas a delincuentes sexuales tras la ley del solo sí es sí, promovida por un ministerio en manos de Unidas Podemos. ¿Pudo haberse evitado?
R. Es una ley muy importante para nuestro país y también para el conjunto de legislaciones en el mundo. Creo que no se ha explicado bien que íbamos a un modelo de penas diferente. Es una reforma que eleva unas y baja otras. Entiendo que socialmente es muy difícil de explicar, porque el dolor que sufre una mujer víctima de una agresión sexual, o su familia, es irreparable. Son reformas muy delicadas y complejas.
P. No se explicó esto. La ministra de Igualdad dijo que los jueces eran machistas y la estaban aplicando mal, y que esa era la razón de la rebaja de las penas. ¿Hay una buena técnica legislativa cuando se produce un efecto no deseado?
R. Quien ha dicho eso debe responder a eso. Todas las personas que han trabajado en esa norma sabían que alteraba el sistema de penas. Es como la reforma laboral. Yo he alterado el sistema de contratación en España para combatir la temporalidad. Lo sé, tenía muy claro dónde estaban los riesgos, y se explicó.
P. ¿Comparte la redacción actual de la ley o cree que hay que reformarla? En este caso, ¿cómo?
R. El Ministerio de Igualdad y el de Justicia deben trabajar juntos en el análisis. Pero también creo que habría que abordar el tema del populismo punitivo, aun siendo conscientes del dolor irreparable que causan las agresiones sexuales.
P. Podemos ha acusado al PSOE de traicionar al feminismo y de aliarse con el PP para volver a un código penal que implicaba que a las mujeres se les preguntara “si habían cerrado bien las piernas”. ¿Lo comparte?
R. Yo no me expreso así ni arreglo problemas expresándome así. Lo único que quieren las mujeres y los hombres de este país es que hagamos normas que sirvan para mejorar la vida de la gente. El resto de las consideraciones han de preguntárselas a quien formula esas expresiones.
P. ¿Cree que el código penal de 1995 no tenía como eje central de los delitos sexuales el consentimiento? Con el código penal que Podemos llama “de la Manada”, el Supremo elevó de nueve a 15 años las penas para los condenados.
R. Yo he estudiado con ese código penal, que era el de la democracia. No me van a escuchar diciendo nada en ese sentido.
P. El feminismo llegó muy dividido al pasado 8-M, división que ha agudizado la aprobación de la ley trans. ¿Se ha hecho todo lo que se podía y debía hacer para evitarlo?
R. El feminismo mostró el 8-M que las mujeres siguen caminando en España.
P. Pero divididas, y muchas se quedaron en casa precisamente por esta división.
R. Sí, pero la división es desde el punto de vista de la política partidista. Las mujeres le dijeron al feminismo partidario que seguimos adelante. Que hay que seguir ensanchando derechos. Lo que yo vi ese día en la calle fue alegría.
P. ¿Qué habría hecho usted si su ley estrella, la reforma laboral, hubiera sido un fracaso y no hubiera logrado reducir la temporalidad?
R. Dimitir.
P. ¿Apoya el envío de tanques a Ucrania?
R. Condeno de la manera más absoluta la invasión de Rusia en Ucrania, la vulneración flagrante del derecho internacional y de la legislación internacional. Abogo por una paz duradera y por un proyecto de seguridad propio y estratégico en Europa que no tenemos.
P. Pero, mientras tanto, el Gobierno ucranio está pidiendo apoyo armamentístico.
R. Esa invasión es ilegítima y Rusia se tiene que retirar. Y, legítimamente, un país, fuere cual fuere, cuando pasa esto tiene derecho a la legítima defensa.
P. ¿Está de acuerdo entonces en que España envíe carros de combate?
R. Los socios europeos están cooperando ante una guerra que está siendo brutal. Nosotros no somos una pieza sola. Hay un nuevo orden mundial que no se resuelve mirando al siglo XX. El objetivo debe ser detener esta guerra. Las fuerzas diplomáticas han de doblarse y es interesante lo que ha pasado esta semana con el viaje del presidente a China. El objetivo tiene que ser no levantarse de una mesa hasta que haya una retirada y se alcance la paz.
P. La implantación de las energías renovables está causando cierto malestar o al menos división en pueblos de la España rural en los que se levantan parques eólicos o solares. ¿De qué manera abordaría usted estas tensiones?
R. Si la transición ecológica se hace por arriba, excluyes a mucha gente. Nadie discute el proceso de descarbonización de la economía y querríamos avanzar más en la implantación de renovables en nuestro país. La cuestión es el cómo. Yo creo que tiene que hacerse de manera dialogada con los lugares en los que se van a ubicar. Y económicamente hay que responsabilizarse del impacto que tienen. Con todo el cariño, los diseños de ubicación de la eólica o la fotovoltaica hechos desde La Castellana son muy ajenos a lo que pasa en los territorios. Esto es un asunto clave porque una vez más volvemos a la desafección ciudadana.
P. ¿Cree que deben ser definidos como derechos fundamentales los derechos medioambientales de los españoles?
R. Sin duda. Hay que elevar el nivel de protección de estos derechos al máximo rango constitucional.
P. Los ministros de Unidas Podemos fueron críticos con la tragedia de la valla de Melilla, pero después no pasó nada. Hubo al menos 30 muertos. ¿Cómo habría actuado usted ante esas imágenes de subsaharianos, unos encima de otros en el suelo, algunos de ellos muertos, si hubiera sido presidenta del Gobierno?
R. Lo primero, reconociendo lo que ha pasado y compareciendo con carácter inmediato. Con todo el respeto al Gobierno de España, no pensamos igual en esto. Los derechos humanos son centrales.
P. La relación con Marruecos no es fácil. España ha dejado en sus manos gran parte de la gestión del control de la inmigración irregular con destino a nuestro país. Pero se cometen desmanes como el de Melilla.
R. La vecindad con Marruecos es de una extraordinaria importancia y la relación debe establecerse con absoluta delicadeza y con las vías diplomáticas correctas. También con Argelia. Pero España debe ser un país absolutamente comprometido con los derechos humanos. No se pueden relativizar ni en Melilla ni en ningún sitio. La reflexión la extiendo al Mediterráneo ¿Queremos convertirlo en una gran fosa común? Por eso, lo más importante es cambiar la política migratoria en Europa, centrada ahora en construir kilómetros y kilómetros de muros.
P. Las devoluciones en caliente fueron recurridas por el PSOE cuando estaba en la oposición, pero luego practicadas por el Gobierno de coalición. ¿Usted las llevaría a cabo?
R. Sinceramente, no.