Korbin Albert: una trumpista se cuela en la selección de fútbol estadounidense
Los comentarios homófobos y transfóbicos de la deportista desatan la polémica en la selección de fútbol femenina de Estados Unidos.
La selección de fútbol femenina de Estados Unidos es un referente del activismo en un país donde tradicionalmente ha sido mal visto que los atletas hablen de temas políticos. Durante el Gobierno de Donald Trump, muchas jugadoras fueron abiertamente críticas con el presidente, y la entonces capitana, Megan Rapinoe, dijo que no iría a la Casa Blanca si ganaban el Mundial de 2019. “Deberían ganar PRIMERO”, escribió Trump en X (entonces Twitter). Y eso hicieron....
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La selección de fútbol femenina de Estados Unidos es un referente del activismo en un país donde tradicionalmente ha sido mal visto que los atletas hablen de temas políticos. Durante el Gobierno de Donald Trump, muchas jugadoras fueron abiertamente críticas con el presidente, y la entonces capitana, Megan Rapinoe, dijo que no iría a la Casa Blanca si ganaban el Mundial de 2019. “Deberían ganar PRIMERO”, escribió Trump en X (entonces Twitter). Y eso hicieron. El equipo alzó la Copa del Mundo y Rapinoe fue galardonada con el Balón de Oro y la Bota de Oro.
En los cuatro años que han transcurrido desde entonces, la selección se ha mantenido activa en los debates relacionados con la igualdad de género y los derechos LGBTI. Pero recientemente surgió una voz contraria que ha puesto en jaque la imagen progresista que el equipo se ha esforzado en proyectar. Se trata de Korbin Albert, jugadora de 20 años que simpatiza con las tendencias más conservadoras. Albert, una talentosa mediocampista que juega en el Paris Saint-Germain, se ha convertido en una figura importante de la selección de su país, y ha dejado rastro en sus redes sociales de sus inclinaciones políticas. El pasado marzo fue señalada por dar “me gusta” a un vídeo de un cristiano que pronunciaba un sermón en el que condenaba la homosexualidad y decía que sentirse transgénero “está mal” y que él “se curó” de esta condición.
La selección de Estados Unidos ha hecho constantes llamadas a proteger a la juventud transgénero. Las jugadoras han portado brazaletes arcoíris en el mes del orgullo y llevaron amuletos con la leyenda “Proteger a los niños trans” en un partido en Texas en 2022, año en que el gobernador de ese Estado, el republicano Greg Abbott, calificó la transición de género en menores como “abuso infantil”.
Korbin Albert se opone a este discurso del equipo. Mientras sus compañeras se posicionaban con la juventud trans, la jugadora de Illinois compartió el pasado 4 de julio un vídeo de los miembros de su familia turnándose para decir que sus pronombres son “USA”, en mofa hacia las personas que se identifican con pronombres no binarios. Albert borró el vídeo pocos días después. Más recientemente, fue parte de la turba que dio “me gusta” y compartió en TikTok varios vídeos que se burlaban de la lesión de Megan Rapinoe que la llevó a retirarse en noviembre pasado. Uno de estos vídeos reproducía la jugada con el texto “Dios tomando un descanso de hacer milagros para asegurarse de que Megan Rapinoe se tuerza el tobillo en su último partido”. Albert posteriormente borró esta actividad de sus redes.
Rapinoe no se quedó callada. En su cuenta de Instagram se refirió a las personas que “se esconden detrás de sus creencias”, pero que “todo en lo que creen es el odio”. La excapitana confirmó a The Athletic que este texto era en referencia a las mofas de Albert. Las publicaciones homófobas y los ataques a Rapinoe han convertido a la joven jugadora en una enemiga en casa. La capitana, Lindsey Horan, y la veterana Alex Morgan también hicieron público su rechazo a esta conducta. Este escrutinio ha llevado a Albert a publicar a finales de marzo una disculpa oficial en la que calificaba sus publicaciones como “ofensivas, insensibles e hirientes”. “Lamento profundamente el daño que he causado a mis compañeras de equipo y cualquier persona que se haya sentido ofendida”, escribió en el comunicado. Últimamente, su actividad en redes ha sido mucho más discreta, pero sus posts están inundados de comentarios con el hashtag #IstandwithKorb instándola a no ceder ante quienes la quieren silenciar. Albert intenta pasar página, pero, quiera o no, se ha convertido en un nuevo símbolo de la guerra cultural en EE UU.