El joven que quiere llevar el cambio climático hasta el Tribunal de La Haya
El abogado Solomon Yeo, que creció en una isla del Pacífico afectada por la subida del nivel del mar, encabeza una iniciativa para que la Corte Internacional de Justicia identifique a los gobiernos como responsables legales de la crisis global
Solomon Yeo estaba acostumbrado a ver inundaciones cuando era un niño. En las islas Salomón, donde nació, como en muchos otros minúsculos países del Pacífico, los desastres naturales eran cada vez más comunes. Ya como adulto, entendió que vivía en una de las regiones del mundo más vulnerables a las consecuencias de la catástrofe climática, así que en 2019, durante su último año de Derecho, se o...
Solomon Yeo estaba acostumbrado a ver inundaciones cuando era un niño. En las islas Salomón, donde nació, como en muchos otros minúsculos países del Pacífico, los desastres naturales eran cada vez más comunes. Ya como adulto, entendió que vivía en una de las regiones del mundo más vulnerables a las consecuencias de la catástrofe climática, así que en 2019, durante su último año de Derecho, se organizó con 26 de sus compañeros para buscar soluciones. Tras cuatro años, hoy están cerca de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ), dependiente de Naciones Unidas, se pronuncie sobre quién es el responsable del bienestar de los ciudadanos ante las consecuencias del cambio climático.
Con sus colegas, que estudiaban en la Universidad del Pacífico Sur, en Vanuatu, quería usar la ley como “un vehículo para lograr cambios radicales”. Solomon hablaba entonces sobre el deber que tenían con sus comunidades y de dar un “uso práctico” a sus conocimientos. Los estudiantes más comprometidos decidieron adoptar el nombre Pacific Island Students Fighting Climate Change y Solomon fue elegido presidente.
Después de muchas horas de investigación, concluyeron que debería reclamarse una opinión consultiva a la CIJ. El objetivo de los estudiantes es que el máximo órgano de la justicia internacional, con sede en La Haya, se pronuncie sobre las obligaciones de los Estados ante la amenaza del cambio climático. “Así se deja claro quién es el responsable legal de este problema”, explica Solomon. Cada país puede interpretar de forma diferente una opinión consultiva, pero esta sirve como una base legal para las futuras negociaciones políticas entre los países en materia climática.
Los activistas enviaron una propuesta a los gobiernos que conforman el Foro de las Islas del Pacífico y solicitaron una cita con el ministro de Medio Ambiente de Vanuatu. “Para nuestra sorpresa, mostraron interés. Dos meses después nos dijeron que llevarían nuestra propuesta al Foro”, relata Solomon por teléfono desde Nueva York.
Conseguir el apoyo de la región era solo un primer paso. La única forma de acudir a la CIJ es que 97 de los 193 miembros voten sí a la iniciativa.
“Entendimos que para llegar a la ONU necesitábamos apoyos”. Entonces Solomon viajó a la COP25 que se celebraba en Madrid a finales de 2019 para concretar alianzas con otros activistas. “Aunque muchos pensaban que nuestra misión era muy burocrática, había otros que sí estaban interesados”. Después de meses de “llamadas, reuniones y noches despierto”, su grupo fue creciendo y pasó a convertirse en World’s Youth for Climate Justice (WYCJ). Ahora Solomon se encuentra más cerca que nunca de cumplir su objetivo.
Después de la COP27 en Sharm el Sheij (Egipto), Vanuatu presentó ante la ONU el borrador de la moción. Se abrió un proceso de consulta para que los Estados pudieran proponer modificaciones y después se pasara a la votación. Ya hay más de 70 países que han expresado su adhesión y Solomon señala que ha habido un apoyo “abrumador” de los países en vías de desarrollo.
El abogado tiene ahora 27 años y vive en Nueva York para “hacer campaña en la sociedad civil”. Con sus compañeros acordó que, como líder, debía estar en el lugar donde se está dando el debate. En WYCJ prevén que la votación en la Asamblea General de la ONU se realice en los primeros meses de 2023 y Solomon estará allí para ver la culminación de su esfuerzo. Para el joven activista, esto es “una deuda” con sus islas.