Un radical encuentro entre tradición y modernidad
Tarta Relena, formado por dos jóvenes catalanas, puede actuar tanto en el Primavera Sound como en una iglesia de Holanda. Su música recupera canciones tradicionales del Mediterráneo o de las mujeres pastún de Afganistán y las mezcla con sonidos contemporáneos
“Folk tronado y gregoriano progresivo”. Así se define Tarta Relena, el dúo musical formado por Marta Torrella y Helena Ros —ambas nacidas en Barcelona hace 28 años—, cuyas voces conquistan al público con canciones tradicionales acompañadas de electrónica. “No hay nada de gregoriano en lo que cantamos, pero esa descripción logra que la gente se haga una idea de lo que hacemos”, dicen.
En un mismo mes pueden actuar en festivales com...
“Folk tronado y gregoriano progresivo”. Así se define Tarta Relena, el dúo musical formado por Marta Torrella y Helena Ros —ambas nacidas en Barcelona hace 28 años—, cuyas voces conquistan al público con canciones tradicionales acompañadas de electrónica. “No hay nada de gregoriano en lo que cantamos, pero esa descripción logra que la gente se haga una idea de lo que hacemos”, dicen.
En un mismo mes pueden actuar en festivales como el Primavera Sound o el Sónar, en una iglesia de Holanda o un pequeño pueblo de la Garrotxa. Y enganchan a espectadores con canciones tradicionales del Mediterráneo o de las mujeres pastún de Afganistán, entre otras. “Es alucinante que en Holanda se emocionen con un canto mallorquín de hace siglos, pero lo increíble es que perdure una melodía tan sencilla después de tantos años”, reflexiona Marta. El corazón no entiende de idiomas y las voces de Marta y Helena viajan a través de siglos, mares y culturas para desembarcar en las emociones de quienes las escuchan.
Se conocen desde los seis años y su nombre artístico viene de un juego inventado de niñas. “Nos cambiamos la primera letra de nuestros nombres por la inicial de nuestros apellidos: Marta por Tarta y Helena por Relena. Cuando empezamos a dedicarnos a la música y nos preguntaron cómo nos llamábamos, lo recuperamos sin pensarlo”, dice Marta. Sus padres las apuntaron al mismo coro como actividad extraescolar y desde entonces no se han separado. “Después fuimos a la Escuela Municipal de Música Can Ponsic, donde Emilio de la Linde lograba que adolescentes de 16 años cantáramos música del Renacimiento los viernes por la tarde. Allí descubrimos un repertorio al que no habíamos tenido acceso”, recuerda Marta. En 2016 tuvieron su primera actuación a capela como Tarta Relena y para alargar el bolo introdujeron toques electrónicos. El experimento funcionó y gracias al Pumarejo, un refugio cultural de apoyo a la escena local en L’Hospitalet de Llobregat, las empezaron a llamar. “Alucinábamos con cómo una propuesta de canciones del Mediterráneo, medievales o sefarditas interpretadas con nuestras voces y palmas colaba en el circuito underground”, dice Marta.
En sus discos explican la procedencia de todos los temas. Por ejemplo: “Tres Morillas’ pertenece al Cancionero de Palacio, uno de los más famosos de la España del siglo XV”, “Tota Pulchra’ es una polifonía tradicional de Córcega” e “Infans qui nascitur’ es la melodía de una canción georgiana que escuchamos a Hamlet Gonashvili y la letra es un mantra que escribimos en latín”. También lo hacen con humor cuando reseñan que su tema Figues es como Björk recolectando higos en Mallorca. Y en su último trabajo, Fiat Lux, aparecen textos de Safo o Hildegarda de Bingen. “Da igual que vivieran en el siglo VI a. C. o en el XII porque cuentan cosas que nos suceden ahora. Eso es el arte”, explica Helena.
“Mucha gente ha hecho un gran trabajo de investigación con la tradición oral durante años y todo está volcado en internet: desde Alan Lomax hasta el archivo del Càntut. Nosotras vamos de link en link durante horas, escuchando y leyendo, hasta que tenemos un crush”, explica Marta. Luego se rodean de expertos que les asesoran con las letras, incluso a través de Twitter. “Vimos un tuit de un filólogo clásico que había analizado nuestro disco Intercede Pro Nobis, donde había una canción en griego moderno y otra en latín. Contactamos con él y ahora es nuestro asesor de lenguas cadáver”, concluye Marta. Lenguas que en las voces de Tarta Relena recobran vida, musicalidad y seducen al presente.