El sótano que se convirtió en la planta noble y más luminosa de un chalé madrileño

El estudio de arquitectura Langarita Navarro rompe con el tópico de que un sótano es sinónimo de zulo. Descubrimos los detalles de la casa que proyectaron para el artista Secundino Hernández.

Vista del sótano desde la azotea de la casa, donde se sitúa un jardín de cactus. La casa es un proyecto de los arquitectos María Langarita y Víctor Navarro.Rafael Trapiello

La construcción en la periferia de las ciudades se suele manifestar de dos maneras completamente opuestas: de un modo espontáneo, anárquico y desordenado, o bien de forma extremadamente homogénea. En ambos casos, por su propia naturaleza, sus viviendas suelen ir surgiendo de forma y estética inconexa con las áreas colindantes. Como ponen de manifiesto desde el estudio de arquitectura madrileño Langarita Navarro, “suelen ser desarrollos muy rápidos, sin mucha gracia, y con un planteamiento indiferente...

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La construcción en la periferia de las ciudades se suele manifestar de dos maneras completamente opuestas: de un modo espontáneo, anárquico y desordenado, o bien de forma extremadamente homogénea. En ambos casos, por su propia naturaleza, sus viviendas suelen ir surgiendo de forma y estética inconexa con las áreas colindantes. Como ponen de manifiesto desde el estudio de arquitectura madrileño Langarita Navarro, “suelen ser desarrollos muy rápidos, sin mucha gracia, y con un planteamiento indiferente al paisaje y a la convivencia con la naturaleza”.

Esta vivienda se encuentra en un barrio de nueva construcción en la zona de Las Cárcavas, en Madrid. Se sitúa en una parcela que ocupa la posición final de una larga fila de adosados, lindando con un pequeño parque. El proyecto que el estudio de María Langarita y Víctor Navarro planteó para esta vivienda difiere considerablemente de las casas de su entorno; en realidad, también de casi cualquier entorno que a uno se le ocurra.

En esta vivienda, situada al final de una larga fila de adosados en Las Cárcavas (Madrid), las áreas exteriores se convirtieron en vergeles a los que miran los espacios sociales y lúdicos.Rafael Trapiello


Es la vivienda del artista Secundino Hernández y su pareja, Nuria Repilado, quienes han pasado muchos años viviendo en Berlín. Para regresar a España buscaban un espacio que fuera capaz de fusionar su estilo de vida artístico y cosmopolita con la huella que los paisajes y la arquitectura del norte de Europa habían dejado en ellos. Dispuestas todas las partes, artistas y arquitectos, a que el anodino entorno de adosados no determinara cómo tenía que ser la vivienda, el estudio Langarita Navarro planteó un proyecto en el que primaran los espacios exteriores, de modo que ellos mismos fueran, a su vez, el fundamento de la calidad de los espacios interiores.

Cómo lo resolvieron es una doble lección de lo más inspiradora para sacar el mayor partido a su localización. Por un lado, la vivienda da un revés estético al entorno, demostrando que, si se quiere, se puede esquivar perfectamente el adosado heter0doxo. En este sentido, frente al ladrillo imperante en sus vecinos de hilera, Langarita Navarro propusieron una fachada ventilada de tejas de madera, a modo de escamas. Por otro, la planta del sótano se trató como el lugar privilegiado de la casa, convirtiendo las áreas exteriores en vergeles a los que miran los espacios sociales y lúdicos. Y aquí viene la sorpresa: la planta sótano ni siquiera existía. Se excavó ex profeso para la vivienda.

El sótano es el lugar privilegiado de este proyectoRafael Trapiello
Pasaje ajardinado del sótano. Rafael Trapiello

Según María Langarita, “en Madrid es como si hubiera dos climas distintos, uno a cota cero y otro por debajo: más húmedo, pero al mismo tiempo más protegido y confortable”. “Excavamos tres metros, llegando cerca del nivel freático, obteniendo así la humedad suficiente para poder planificar frondosas áreas ajardinadas, sin necesidad prácticamente de riego, al tiempo que lográbamos un mejor comportamiento térmico de la casa. Con lo seco que es el clima y el calor que hace en verano, la verdad es que, en Madrid, enterrado estás muy bien”, se ríe. La planta sótano, que resulta socialmente la más impopular, es, sin embargo, el corazón de este proyecto. Una acción radical que convierte a esta vivienda en todo un paraíso urbano, por el verdor, la sensación de intimidad y de confort térmico que proporciona.

Después había que resolver cómo conectar convenientemente los desniveles entre el volumen construido, tras la altura ganada al excavar, y la planta calle. Por un lado, se dotó a la vivienda de una espectacular rampa oblonga de madera, situada sobre lo que denominan el jardín atlántico, por su frondosidad (el que se divisa desde el salón). Una pasarela que permite, a su vez, disfrutar de un recorrido por la altura media de los árboles más crecidos. Por el lado opuesto, una superficie de rejilla hace las veces de aparcamiento, bajo el que hay otro patio ajardinado, que llaman jardín nublado, con un corte más minimalista y en cierto modo japonés.

La fachada ventilada de tejas de madera, a modo de escamas.Rafael Trapiello

En este nivel se encuentra la cocina y un área de estar, todo en un espacio. También el acceso a un solárium y una piscina, que recorre uno de los laterales. Los dormitorios y áreas menos sociales de la casa se ubicaron en la primera planta. Los tres niveles se comunican mediante una escalera helicoidal no continua. Y coronando el conjunto, una azotea en la que los propietarios ubicaron su jardín de cactus. Por supuesto, toda la casa tiene una orientación diseñada para aprovechar la luz y el sol en invierno, potenciar el flujo de aire y minimizar el consumo energético, con una climatización asistida mediante un sistema de aerotermia.

En el interior, el uso puntual del color negro y el empleo dominante de la madera, no solo por los tonos claros del pavimento, sino también por cómo se ha aplicado en determinadas áreas o en el equipamiento, tiene unas claras connotaciones nórdicas. Sus espacios altos y luminosos son el lienzo perfecto para las obras de arte de esta pareja, que ha conseguido que los espacios exteriores definan los interiores.

La escalera helicoidal no continua conecta los tres niveles de la vivienda. Rafael Trapiello

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