Las redes y medios sociales, nuevas máquinas de hacer dinero
Las plataformas sociales están cambiando las aspiraciones de los jóvenes, algunos de los cuales llegan a convertirse en millonarios antes de los 20 años.
La generación Z se ríe de todas sus predecesoras. En pocas horas, estos posadolescentes son capaces de conseguir el sueño que muchos persiguen la vida entera y que la mayoría mueren sin conseguir: hacerse millonarios. La última ha sido la rapera estadounidense Bhad Bhabie, que cumplió 18 años a finales de marzo y a los pocos días se abrió una cuenta en OnlyFans consiguiendo un millón de dólares en las primeras seis horas. Rompió así el récord que hasta el momento tenía la veinteañera Bella Thorne, exactriz de Disney, que se hizo con un millón de dólares en 24 horas....
La generación Z se ríe de todas sus predecesoras. En pocas horas, estos posadolescentes son capaces de conseguir el sueño que muchos persiguen la vida entera y que la mayoría mueren sin conseguir: hacerse millonarios. La última ha sido la rapera estadounidense Bhad Bhabie, que cumplió 18 años a finales de marzo y a los pocos días se abrió una cuenta en OnlyFans consiguiendo un millón de dólares en las primeras seis horas. Rompió así el récord que hasta el momento tenía la veinteañera Bella Thorne, exactriz de Disney, que se hizo con un millón de dólares en 24 horas. OnlyFans es una plataforma social de pago para ver cuentas privadas con todo tipo de contenido, principalmente erótico. Ha cambiado la industria del sexo, permitiendo que cualquiera, sin ser estrella del porno, se pueda lucrar creando sus propios vídeos para adultos. Los vídeos no tienen por qué implicar ni desnudos, aunque muchos la consideran prostitución virtual. Por una suscripción mensual en torno a los cinco dólares se puede acceder a todo ese material explícito que Instagram y Facebook censuran. Los propietarios de las cuentas se quedan con un 80% del dinero recaudado, lo que puede hacer que influencers medio conocidos puedan llegar a embolsarse hasta 10.000 euros al mes. Con este tipo de plataformas virtuales y ofreciendo la oportunidad de enriquecer a alguien anónimo de la noche a la mañana, muchos jóvenes ya no aspiran a formarse con licenciaturas y másteres en el extranjero, sino a golpe de suerte.
Es algo a lo que ha contribuido TikTok, la plataforma china que revolucionó las redes sociales con vídeos de entre tres segundos y tres minutos y que se ha convertido en el epicentro de la industria de internet, con unos 690 millones de usuarios. La estrella de TikTok, Charli D’Amelio (2004), aún no es mayor de edad, pero se estima que gana 50.000 dólares (unos 42.520 euros) por cada uno de los vídeos que publica. Considerando que comparte en torno a tres vídeos al día (con brevísimas coreografías que se hacen virales), hablamos de alguien que hace dinero con más facilidad que Kim Kardashian. Tiene 100 millones de seguidores y ha sido recientemente nombrada la persona del año en social media, según Forbes. ¿Qué opinan sus padres al respecto? La familia entera tiene cuentas en TikTok, y Hulu lanzará próximamente una serie en torno al clan.
A esta corriente de individuos que consiguen mantenerse económicamente gracias a la visibilización en redes sociales, es decir, a un trabajo meramente virtual, y que en ocasiones alcanzan el rango de celebridad con todo lo que eso implica, se suman los youtubers gamers, como elrubiusOMG, o los streamers, como Ibai Llanos, que ganan millones al año por jugar públicamente a videojuegos. Hasta los niños pueden amasar fortunas, como es el caso de Ryan ToysReview, el youtuber mejor pagado de 2018, 2019 y 2020. A los siete años posteaba vídeos hablando de juguetes. Con nueve tiene otro canal, Ryan’s World, que ya cuenta con 28 millones de suscriptores. Sus padres han desactivado los comentarios de los vídeos como forma de evitar críticas y polémicas.
Las plataformas en internet no solo están cambiando la motivación de los jóvenes y la industria del entretenimiento, sino otros sectores como el de la publicidad. Pese a quien le pese, no se puede negar la realidad ni frenar el curso de la tecnología. Los padres podrán prohibir, pero no ocultar. La mejor estrategia será, como siempre, educar.