Guímaro Finca Meixemán 2018, un tinto expresivo

El lento y trabajoso recorrido, que va de la venta de garrafones a este soberbio tinto, ejemplariza la fase actual en la renovación vitivinícola de España, cuando pequeños elaboradores toman la palabra para narrar su viñedo familiar infravalorado. Es el caso de Pedro Rodríguez, colleiteiro en la subzona de Amandi (Ribeira Sacra), que ha sabido aprovechar la gran calidad de sus viñas, plantadas en las laderas graníticas del valle del Sil, y los sabios consejos del genial vinicultor Raúl Pérez.

En este...

El lento y trabajoso recorrido, que va de la venta de garrafones a este soberbio tinto, ejemplariza la fase actual en la renovación vitivinícola de España, cuando pequeños elaboradores toman la palabra para narrar su viñedo familiar infravalorado. Es el caso de Pedro Rodríguez, colleiteiro en la subzona de Amandi (Ribeira Sacra), que ha sabido aprovechar la gran calidad de sus viñas, plantadas en las laderas graníticas del valle del Sil, y los sabios consejos del genial vinicultor Raúl Pérez.

En este caso, las uvas proceden de la pequeña parcela Finca Meixemán (1,2 hectáreas), con cepas de más de 70 años, que constituyen el viñedo fundacional. Para Rodríguez, este tinto es una declaración de principios, un reconocimiento a sus antepasados, que se manifiesta en la elaboración tradicional: fermentación parcial del racimo entero, largas maceraciones, maloláctica en tinos de madera de 5.000 litros y crianza en barrica de roble francés de varios usos, donde permanece algo más de un año. Consigue así un vino de aroma expresivo, directo, cargado de frutillos rojos y notas florales, mientras la discreta presencia de la madera, sus especias y tostados, aporta sutiles y elegantes complejidades. Sabroso, ágil en su discurrir por la boca, donde deja una se­ductora evocación frutal.