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Chabolismo

Una vida entre barro, paja y bambú

En algunos de los suburbios más pobres de Cali, gran urbe colombiana, residen familias que llegaron huyendo de la pobreza y el conflicto hace décadas, pero aún no han logrado abandonar la precariedad

Erika Benavides, al frente de la casa de sus padres, donde ahora se ha puesto en funcionamiento un comedor comunitario, en el barrio La Sirena del Occidente de Cali, poblado en su mayoría sobre terrenos ocupados. Este y Siloé son dos de las comunas -villas miseria o barriadas chabolistas- más grandes de la urbe colombiana. Cientos de familias llevan generaciones subsistiendo en situación de pobreza.Mauricio Morales
Erika Benavides camina por las calles del sector de Altos de Panorama, en el barrio La Sirena. Las calles que antes eran de barro fueron cementadas por los propios vecinos.Mauricio Morales
Alrededor de 30 familias viven en el sector de Altos de Panorama. La mayoría de las casas son hechas de bareque, un sistema de construcción de viviendas a partir de palos o cañas entretejidos y barro recubriéndolos. El único servicio público que llega es del acueducto, gestionado por los vecinos del barrio La Sirena.Mauricio Morales
Erika prepara la comida que luego servirá en el comedor comunitario, del que se benefician cerca de 60 personas. Es un proyecto apoyado por la Alcaldía y la archidiócesis de Cali.Mauricio Morales
Liliana Castaño es una empleada doméstica que se vio afectada por la pandemia porque tuvo menos trabajo. Vive con sus dos hijos y no tiene casa propia. Paga alrededor de 77 euros de alquiler, y muchas veces el sueldo no le alcanza para la alimentación. El comedor comunitario de La Sirena le ha servido para suplir esa necesidad.Mauricio Morales
Camila Benavides, de 21 años, una de las cuatro hijas de Erika. Trabaja pintando figuras para los belenes de Navidad, y por cada una gana menos de cinco céntimos de euro. Este es uno de los oficios que alterna con el de la reparación de calzado, junto a su esposo. Alquila una casa donde paga cerca 85 euros en el barrio La Sirena.Mauricio Morales
Erika y Camila, en la casa de sus abuelos, en La Sirena. Después de la muerte de la madre de Erika, se mudaron a esta vivienda, donde siguen gestionando el comedor comunitario para las personas en situación vulnerabilidad del barrio.Mauricio Morales
Paola Banderas es una trabajadora informal de 32 años que lleva siete viviendo en el sector de Altos de Panorama, donde tomó parte de un lote y construyó la casa en la que vive con su pareja y sus hijas de dos y 10 años.Mauricio Morales
María Gómez, de 60 años, no tiene pensión, y sobrevive de trabajos ocasionales como empleada de hogar. Vive con su esposo y su hijo en la casa que construyeron en un terreno ocupado en el sector de Altos de Porvenir, del barrio La Sirena. Llevan siete años allí.Mauricio Morales
Hay un gran número de familias monoparentales, la gran mayoría con mujeres como cabezas de familia, en el sector de Altos de Panorama.Mauricio Morales
Camila y su cuñada tienen el sueño de trabajar en peluquería y manicura. Se han formado en algunos cursos en el barrio y tienen clientas de la misma comunidad.Mauricio Morales
Sergio no ha vuelto al colegio desde que fue herido en la pierna izquierda por un proyectil de fusil cuando la Policía Nacional de Colombia reprimía una velatón -homenaje masivo que se hace a una o varias personas fallecidas, encendiendo velas y orando por ellos- en el barrio de Siloé, durante el pasado Paro Nacional en Colombia. Sergio pinta motos y coches para ayudar a la economía de la familia.Mauricio Morales