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Comerse el paisaje

Cada especie elige la relación con su medio. La humana ha elegido devorarlo con la insensatez del que se alimentara de los muebles de su salón y luego de los de su dormitorio y luego... de su casa entera

Balsas de residuos en la mina de Neves-Corvo, en Portugal.Cada especie animal elige la relación con su medio. La humana, que es la menos animal de las especies, ha elegido la de devorarlo con la insensatez del que se alimentara de los muebles de su salón y luego de los de su dormitorio y luego de las estanterías con libros del pasillo, para llegar cuanto antes al cuarto de baño y comerse el bidé y el resto de los sanitarios, incluida la alcachofa de la ducha. Y cuando ya el baño estuviera completamente devastado, avanzaría hacia la cocina y engulliría los grifos y el menaje y los armarios lacados en blanco y rojo, así como las partes más tiernas del lavavajillas. Y cuando ya hubiese dado fin a todos estos recursos, digamos, naturales, pues era natural que se encontraran donde los devoró, aún le quedarían las paredes, de las que chuparía la cal, tan inexcusable para los huesos.proyecto fotográfico de Benjamin Grant
Miles de automóviles Volkswagen en el aeropuerto logístico de Victorville (California). La marca ha alquilado un espacio para aparcar hasta 21.000 coches.Este frenesí consumidor produciría, como es lógico, desechos: restos de plásticos, de tornillos de acero, de excrementos corrosivos, en fin, que habría que depositar en algún sitio. Pero ahí estaría la casa del vecino ausente, ahí el río de aguas cristalinas, capaz de arrastrarlo todo, o la hermosa isla de coral deshabitada, que se presentaría como un vertedero hecho a medida.proyecto fotográfico de Benjamin Grant
Estuario del río Betsiboka, en Madagascar, donde la tala extensiva en bosques y manglares ha provocado una erosión generalizada y, con ella, la mayor pérdida de suelo en el mundo.Cabe suponer que, agotados los recursos naturales, la especie humana comience a devorarse a sí misma, quizá empezando por los pies o por los dedos de las manos, todavía está por decidir por qué parte del cuerpo empezaremos. O tal vez no, tal vez ya nos hemos tragado sin masticar algún bello desierto, algún majestuoso estuario, algún océano, tal vez nos estemos comiendo el paisaje en su totalidad.proyecto fotográfico de Benjamin Grant
A la derecha, los digestores aeróbicos agitan las aguas residuales en una planta de tratamiento de aguas residuales en Camas (Washington) con el fin de reducir lodos de cara a la reutilización del agua.proyecto fotográfico de Benjamin Grant
Cuenca de Kufra, en el Sáhara libio, uno de los oasis más regados del mundo, pero cuyos acuíferos están en la actualidad prácticamente secos.proyecto fotográfico de Benjamin Grant
Minas de Río Tinto (Huelva). Desde la antigüedad han sido explotadas en busca de cobre, plata y oro.proyecto fotográfico de Benjamin Grant
Cementerio de barcos de Staten Island (Nueva York), un vertedero de remolcadores, barcazas y transbordadores naufragados fundado en los años treinta.proyecto fotográfico de Benjamin Grant
La deshabitada isla de Henderson, en el Pacífico Sur, es el lugar del mundo con más plásticos arrastrados a sus costas: 37,7 millones de desechos.proyecto fotográfico de Benjamin Grant