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El CISM de Manhiça: 25 años de excelencia

El Centro de Investigación en Salud de Manhiça, en Mozambique, nació como una idea arriesgada para llevar la investigación científica a terreno africano. Hoy es un ejemplo de éxito de la colaboración norte-sur en igualdad de condiciones

En la fachada roja y blanca lucen dos logos igual de importantes. A la izquierda, el del Centro de Investigación en Salud de Manhiça o CISM, uno de los más eminentes espacios consagrados a la innovación médica y científica de África, situado en una ciudad de unos 160.000 habitantes del sur mozambiqueño. A la derecha, el logo de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID). La institución cumple 25 años este 2021 como pionero ejemplo de éxito de la colaboración en igualdad de condiciones entre el Gobierno de un país rico, España, y el de uno pobre, Mozambique.Óscar Corral
El hospital distrital de Manhiça era un pequeño centro de salud desangelado, con pocos médicos y muchos pacientes. Pero fue el lugar elegido para que el CISM diera sus primeros pasos. Corría el año 1996 y un grupo reducido de médicos mozambiqueños y españoles, entre ellos los doctores Pedro Alonso (actual director del programa mundial de la malaria de la OMS) y la doctora Clara Menéndez, experta en salud reproductiva y mortalidad materna e infantil fundaron el que sería un centro de investigación de curas para las principales enfermedades de la pobreza. En la actualidad, así se ve la sala de espera de las urgencias pediátricas del hospital.Óscar Corral
Francisco Saúte es el actual director del CISM. Inició su mandato este 2021, sustituyendo a Eusébio Macete, que lo ocupaba desde 2009. Con un presupuesto anual de alrededor de 14 millones de euros y 700 empleados, el CISM que gobierna Saúte nada se parece al proyecto al que él llegó en 1996 para ayudar a los doctores Alonso y Menéndez. En aquel entonces, el CISM se circunscribía a un cuarto con unos pocos ordenadores dentro del hospital distrital y el equipo estaba formado por cinco personas. Saúte llegó como el primer licenciado en Medicina mozambiqueño que se incorporó al proyecto y ha crecido profesionalmente aquí.Óscar Corral
Un cultivo de esputo que permitirá saber si su dueño padece tuberculosis. Esta imagen ha sido tomada dentro de uno de los laboratorios del CISM, en el que el equipo de investigación de tuberculosis de los doctores Alberto García-Basteiro y Sozinho Acacio buscan nuevas técnicas de diagnóstico y mejores tratamientos para la enfermedad, que hasta la llegada de la covid-19 era la infecciosa más mortífera, con alrededor de 1,5 millones de muertes cada año. Desde que el CISM despegó hace 25 años, los laboratorios como este han aumentado gradualmente.Óscar Corral
Así luce el interior del CISM. Las instalaciones pertenecieron antiguamente a un centro de formación de enfermeras, pero estaba en desuso y acabaron siendo donadas por el Gobierno para que los investigadores se instalaran. Aquí se han desarrollado importantes investigaciones que han tenido impacto en la población. Las más importantes, diversas vacunas contra neumonías y enfermedades diarreicas que han acabado siendo implementadas por el sistema nacional de salud mozambiqueño y han ayudado a reducir la elevada mortalidad infantil que existía en el país hace 5 años por estas causas. Pero también ha tenido lugar aquí las primeras pruebas de concepto y casi todo el desarrollo clínico de la vacuna RTS,S contra la malaria, que la OMS está estudiando recomendar para su uso a gran escala.Óscar Corral
En unas estancias cerradas a cal y canto con doble puerta, se almacenan infinitos ejemplares de la hembra del mosquito Anopheles, el transmisor de la malaria, que han sido previamente capturados por los chicos que dirige el doctor Pedro Aide, uno de los mayores expertos en paludismo, coordinador del área de investigación de esta enfermedad endémica y en buena parte responsable del éxito de la vacuna RTS,S. Aquí fue donde se realizaron las primeras pruebas de concepto y una parte importante de su desarrollo clínico; aquí, por primera vez, se demostró que se podía proteger a los niños africanos. Los estudios dentro y fuera del continente demostraron una reducción del 36% de los casos en niños vacunados a partir de cinco meses. Tras finalizar un programa piloto de administración masiva de la Organización Mundial de la Salud (OMS) implementado desde 2019 en tres países –Kenia, Ghana y Malawi– con 800.000 menores de edad, es previsible que en los próximos días este organismo emita una recomendación para su utilización a gran escala como herramienta complementaria para prevenir el paludismo. Será la primera vez que la OMS recomiende el uso a gran escala de una vacuna contra la malaria, una decisión histórica que vendrá avalada por la evaluación previa de la Agencia Europea del Medicamento, que en 2015 dio una opinión positiva.Óscar Corral
Leonardo Simão fue ministro de Sanidad y ministro de Exteriores de Mozambique, y ahora es presidente de la Fundación Manhiça. Mozambique fue el país elegido porque es uno de los principales socios comerciales de España desde la época colonial gracias a la pesca y también, o quizá por eso, prioritario para la Cooperación Española, a cuya puerta la que la doctora Menéndez y él fueron a llamar en busca de apoyo económico. La independencia de la institución siempre ha sido el faro que ha orientado las decisiones que se han tomado y por eso cualquier oferta de colaboración con una entidad externa se acepta siempre y cuando esta sea relevante para Mozambique. Por ese espíritu, en el año 2008 el CISM se convirtió en fundación, ya en manos cien por cien mozambiqueñas y declarada de utilidad pública. En su patronato están personalidades como Graça Machel, los gobiernos de España y Mozambique, la Universidad Eduardo Mondlane de Maputo, el Instituto Nacional de Salud mozambiqueño y el Instituto de Salud Global de Barcelona.Óscar Corral
El equipo de investigación en el área de tuberculosis analiza unas radiografías de tórax en el hospital distrital de Manhiça. Cuando el CISM nació con la financiación inicial de la agencia de cooperación española (AECID), la estructura se estableció sobre tres ejes igual de importantes: labor asistencial, de formación y de investigación. La primera, porque la atención sanitaria era muy deficiente, la segunda, porque sus fundadores tenían claro desde el primer día que querían tener gente joven mozambiqueña que se formara con ellos, la clave para que con los años el CISM volara solo.Óscar Corral
La colaboración ciudadana ha sido clave para que los investigadores de Manhiça hayan llevado sus trabajos a buen término. El CISM dispone de una plataforma de vigilancia de morbilidad en el hospital y otra de demografía de la comunidad. Por tanto, tienen el distrito entero censado; es una cohorte de 25 años ideal para cualquier investigación porque tienen una muestra concreta.Óscar Corral
Clara Menéndez cofundó el CISM hace 25 años, es directora de Iniciativa de Salud Materna, Infantil y Reproductiva de ISGlobal, el Instituto de Salud Global de Barcelona, y su actividad profesional sigue cien por cien ligada a Manhiça. Su equipo y ella son responsables de haber hallado determinantes clave en los problemas de salud y mortalidad materna, han desarrollado estrategias novedosas para prevenir la malaria en embarazadas que hoy se pueden leer entre las recomendaciones de la OMS y han implementado con éxito una novedosa técnica de autopsias mínimamente invasivas para determinar las verdaderas causas de muerte en niños y poder atajarlas.Óscar Corral
Sala de espera de la consulta de pediatría del hospital distrital de Manhiça. El CISM echó a andar en los primeros años de posguerra en Mozambique, y por entonces, la situación sanitaria era preocupante. La mortalidad infantil era muy alta por las frecuentes epidemias de malaria y las diarreas, y el acceso a servicios esenciales de salud era mínimo. "Era común ver enfermerías enteras llenas de niños malnutridos. Poníamos en la misma cama hasta tres porque no había espacio para todos", relata el actual director del CISM, Francisco Saúte. Hoy, los problemas son los mismos, pero los indicadores han mejorado.Óscar Corral
Eusébio Macete es médico y fue director del CISM entre 2009 y 2021. Considera que uno de los mayores atractivos de Manhiça para los investigadores que allí se dirigen a desarrollar sus trabajos científicos es el escenario que ofrece. “Hay una preocupación internacional por reducir los problemas de los países en vías de desarrollo: la mortalidad neonatal, las muertes por malaria y por tuberculosis... Pues Manhiça está donde esos problemas existen”, contempla.Óscar Corral
En primer plano, dos trabajadoras comunitarias del CISM. Detrás, un grupo de mujeres de un pueblo del distrito que acaban de atender a una sesión informativa sobre las autopsias mínimamente invasivas en recién nacidos. Es una técnica muy controvertida, pero en el CISM han trabajado con la comunidad desde los inicios y por eso los vecinos conocen bien su trabajo y su impacto en la salud de todos. De ahí, que siempre acepten participar en todo aquello que los investigadores les plantean. Sin esta labor de comunicación no habrían podido desarrollarse investigaciones fundamentales.Óscar Corral
Un miembro del grupo de investigación del área de tuberculosis trabaja en la sala de radiografías del hospital distrital de Manhiça después de realizar una placa de tórax a un paciente para detectar si padece esta enfermedad infecciosa. El CISM cuenta con socios, 'parceiros' se dice en Mozambique, de todas partes del mundo. La clave de la confianza no son las buenas palabras, sino los resultados. Si un proyecto se lleva a cabo, se ejecuta adecuadamente y hay unos resultados publicados, eso demuestra que se están haciendo las cosas bien.Óscar Corral
De lunes a domingo, el CISM bulle de actividad. A las siete de la mañana, el personal hace cola en la entrada para la toma de temperatura consabida en estos tiempos pandémicos. A las siete de la tarde, que en Mozambique acostumbra a ser noche cerrada, siempre queda alguna estancia encendida con algún técnico de bata blanca escudriñando a través del microscopio. Y otros, como la doctora Marta Cossa, pasan las últimas horas del día trabajando en la 'palhota', un cenador de paja enorme que preside el principal patio del centro.Óscar Corral
En el hospital distrital de Manhiça, una enfermera pesa y mide a un niño. Un cuarto de siglo después es innegable el impacto del CISM en Manhiça. Primero, el socioeconómico. También en la salud de la comunidad, porque el hospital atiende a muchos enfermos que, en otras circunstancias, tendrían que ser referidos a un hospital de Maputo y porque, si bien los problemas más prevalentes son los mismos que en los inicios, la mortalidad ha bajado notablemente en las últimas décadas. “Existe un ambiente profesional muy favorable a la investigación y hay una relación muy fuerte con el distrito de Manhiça, con sus líderes del distrito, con la sociedad civil… Dan importancia a la investigación y colaboran. Todos están en un ambiente que facilitan mucho la investigación”, opina el exministro Simão.Óscar Corral
Uno de los rostros habituales en el trajín diario del CISM es Inácio Mandomando. Actual coordinador del área de enfermedades bacterianas, virales y otras dolencias tropicales desatendidas, fue también uno de los primeros médicos instruidos aquí y hoy devuelve ese legado formando a los epidemiólogos más jóvenes. A su juicio, y pese al aumento del personal entrenado, siguen siendo pocos investigadores. “Uno de los retos es continuar buscando talentos y retenerlos, y hemos de identificar cómo lograrlo”, propone.Óscar Corral
Hoy, el CISM es un hervidero de médicos, epidemiólogos, demógrafos y técnicos de laboratorio –entre otras especialidades– volcados en la búsqueda de curas definitivas para la tuberculosis, el VIH y otras enfermedades de la pobreza. Es la famosa brecha 10/90 que el doctor Pedro Alonso contaba a todo el que quería escucharle hace un cuarto de siglo, cuando elucubraba con crear un centro de investigación de referencia en África. “Si cuantificabas la carga de enfermedad en el mundo, el 90% estaba en los países en vías de desarrollo y solo el 10% en los desarrollados. Pero el presupuesto mundial de investigación va a las enfermedades de los países ricos, y solo el 10% se dedica a las enfermedades de la pobreza”, contextualiza. En la imagen, los doctores Marta Cossa y Alberto García-Basteiro trabajan en la 'palhota' de la sede del CISM de Manhiça a última hora de la tarde.Óscar Corral
La veterana técnica de laboratorio Samira Sirage busca parásitos y microbios en unas muestras nada atractivas de heces, de sangre, de orina y de esputos. Ella comenzó como encuestadora del centro ya desde los primeros días de la fundación del CISM, y ha realizado toda su carrera profesional aquí. España aporta de manera regular alrededor de 1,5 millones de euros anuales. El CISM maneja hasta 14 millones de euros de presupuesto anual. “Con cada euro que pone el Gobierno de España nosotros atraemos diez euros de fuera, y empleamos 700 personas de media”, afirma Macete.Óscar Corral
Consulta de pediatría del hospital distrital de Manhiça. Ahora hay más médicos y enfermeros en el hospital, aunque nunca son suficientes. Pero el CISM crece con el paso de los años. También se han inaugurado más centros de salud distritales y están presentes en las ciudades de Quelimane y Mopeia, donde ahora se estudian nuevas técnicas de prevención de la malaria. Hasta España llega su sombra, pues dio pie al nacimiento del Instituto de Salud Global de Barcelona, dependiente también del Hospital Clínic.Óscar Corral