Un niño con autismo denuncia el ‘bullying’ de su profesor en una carta a la directora y el colegio le ignora

"Le escribo para pedirle que me autorice a salirme de la asignatura de religión porque el profesor me molesta y me dice que no existo”, afirma el pequeño en la misiva

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Si a principios de esta semana informábamos de cómo a un niño con autismo de Reino Unido le hacían vestir un chaleco reflectante amarillo en el patio de su colegio para que los cuidadores le pudieran distinguir, caso que la madre denunció como “discriminación brutal”, ahora cruzamos el charco, y desde Chile nos llega otra historia sobre la carta de Santiago, de 11 años y que también padece este trastorno del neurodesarrollo, en la que cuenta cómo su profesor de religión se mofa de él continuam...

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Si a principios de esta semana informábamos de cómo a un niño con autismo de Reino Unido le hacían vestir un chaleco reflectante amarillo en el patio de su colegio para que los cuidadores le pudieran distinguir, caso que la madre denunció como “discriminación brutal”, ahora cruzamos el charco, y desde Chile nos llega otra historia sobre la carta de Santiago, de 11 años y que también padece este trastorno del neurodesarrollo, en la que cuenta cómo su profesor de religión se mofa de él continuamente en clase. El chico cursa sexto de Primaria. El colegio se ha tomado a broma la denuncia del pequeño.

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Su tía, Marjorie Salinas, ha sido la encargada de publicar la nota del niño en las redes sociales. En la carta, dirigida a la directora, el pequeño explica: “Le escribo para pedirle que me autorice a salirme de la asignatura de religión porque el profesor me molesta, me dice que no existo, se burla de mí diciendo '¿por qué no vino el Santiago? ¿Santiago es una comuna?' Y hace que todos se rían de mí y esto me hace sentir triste, enojado (...) y ayer me tuve que esconder debajo de la mesa por lo que pasó y mis compañeros se volvieron a reír”. El menor tuvo que salir del aula para poder llorar, según relatan medios chilenos.

Y Salinas ha querido ayudar a su sobrino, explicando la situación en un post en Facebook. "Queridas amigas y amigos, les pido, por favor, que compartan la carta de mi sobrino, quien asiste a un colegio municipal de la comuna de Santiago (Chile), él está diagnosticado con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) y está en el programa PIE –programa de educación especial del país–”, comienza la mujer. “No está recibiendo las necesidades que él requiere”, prosigue Salinas, “como que le dejen estar en la sala de recursos para que termine una prueba con tiempo, en la que, además, nunca podrá conseguir más de un 4”. Según explica, “el colegio solo habla con su hermana para que esta solicite un aumento en la medicación o que le lleve a una escuela especial”. A pesar de que, según relata Salinas, el pequeño cuenta con una alta funcionalidad.

Los TEA son un amplio conjunto de condiciones del neurodesarrollo que afectan al funcionamiento cerebral y dificultan la comunicación e interacción social, el comportamiento y la flexibilidad del pensamiento. Una de sus características es que estas personas entienden las cosas de una forma extremadamente literal, lejos de la ironía o el sarcasmo. Se estima que puede afectar a uno de cada 68 niños en edad escolar (o 1 por cada 100 nacimientos), pero solo es una aproximación.

Pero ahora ha llegado la gota que ha colmado el vaso para esta familia. “Mi hermana me ha enseñado la carta que él ha escrito de forma espontánea, después de vivir esta situación. Me partió el corazón”, continúa la mujer en su post en Facebook. “Para las personas del centro escolar todo esto es una broma. ¿Es que no saben que las personas con TEA no entienden los chistes? Se pregunta la mujer: “¿Dónde está la integración escolar? ¿Dónde queda la inclusión educativa? Por favor, ayúdenme a denunciar esta situación. Y que así mi sobrino pueda acceder a las instalaciones que merece". Salinas hace también un llamamiento: "que las comunidades educativas deben ser educadas para la inclusión, porque al no ser así, la inclusión se convierte en tan solo una linda palabra en el cartel de un colegio”.

En Facebook la historia de Santiago ya cuenta con más de 10.000 me gusta y más de 5.000 comentarios. La mayoría de ellos son para dar ánimos a la familia y criticar con ahínco a la educación supuestamente inclusiva.

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