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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Otro mundo sigue siendo posible

Nace el movimiento Matria para elevar los temas globales a la agenda política, mediática y social

Marcha por los Derechos Humanos en BangaloreJAGADEESH NV / EFE

Hoy se cumplen 70 años de la declaración universal de los Derechos Humanos y, el que fuera el mayor consenso de la humanidad, se pone en entredicho por aquellos que quieren instaurar políticas y discursos traídos directamente de otros tiempos más oscuros. Ante esto, nace el movimiento Matria y lo hace a través de un manifiesto.

Este movimiento está formado por un grupo de personas convencido de la necesidad de dar un paso adelante frente a los discursos del miedo y del odio. Un grupo de personas de distintas procedencias y trayectorias que lleva año y medio dándole vueltas a la mejor manera de elevar los temas globales a la agenda política, mediática y social para lograr cambios necesarios y urgentes. Vienen de los movimientos sociales, de los espacios de reflexión y pensamiento, del ámbito de la cooperación, de la nueva política ciudadana y de la ciudadanía organizada y sin organizar comprometida y consciente.

Estamos en un momento único de la Historia. Somos la primera generación que puede acabar con la pobreza y la última que puede detener el colapso climático. Somos conscientes de ello y de la relevancia que tiene actuar en la que será la década más importante de la humanidad.

Queremos levantar una bandera de esperanza, en medio de la agitación irracional de banderas locales, y comenzar a pensar en común como especie. Una única especie, la humanidad, que está a punto de rebasar los límites del planeta en el que vive sin que haya vuelta atrás posible. Unos límites que, de ser superados, condenarían a la miseria, los desplazamientos forzosos y la muerte a cientos de millones de personas. No hay reto político y social más importante. Toca luchar por la unidad frente a los retos globales que pueden cambiarlo todo.

Pero no estamos abocadxs a la catástrofe. La catástrofe real es no hacer frente a los problemas que enfrentamos. Este manifiesto es la base del mundo nuevo y un concepto abierto, la matria, en torno al que articular las luchas que llevan ya décadas tratando de cambiar el mundo. Nace con humildad y sin pretender sustituir el trabajo ni el conocimiento de ningún colectivo. Quiere ser un espacio abierto para escuchar, aprender, unificar y actuar. Una propuesta de alianza entre los colectivos y los discursos que están construyendo el mundo nuevo frente al odio y el miedo del bloque que se resiste a abandonar el mundo viejo. Un movimiento ciudadano como sujeto político que nos ayude a cooperar para transformar.

La propuesta, para ser realmente transformadora, está obligada a ser útil, a que la gente sienta que les ayuda a hacer mejor su día a día, a mejorar las condiciones en las que crece su vida. Tenemos por delante el gran reto de atender a la urgencia local relacionándola con lo que está pasando en el plano global. No hay dos realidades diferentes y es imposible mejorar una sin atender a la otra.

En un mundo-Estado dominado por agentes no democráticos como el FMI, el BM o los G-7, G-8 o el G-20, las patrias, ante su pérdida de poder real, se han convertido en una excusa para el enfrentamiento y el miedo al otro. Las patrias han pasado a ser patrimonio de las élites mientras que la matria debe ser matrimonio con los pueblos y el planeta. La Naturaleza, la historia, las culturas y todo lo que hay de bello en este planeta no es patrimonio de la humanidad tanto como matrimonio con la humanidad. Los seres humanos no somos dueños de lo que nos rodea, sino que estamos relacionados íntimamente con ello y tenemos la responsabilidad de protegerlo y cuidarlo. Toca democratizar el mundo para que sean los pueblos y no los mercados quienes lo gobiernen. Para que prevalezca el bien común sobre el interés del dinero.

Es la hora de articular una sociedad civil global. La hora de crear un relato hegemónico popular mundial. Un discurso poderoso que nos haga sentirnos pueblo, el mismo pueblo, junto a las comunidades indígenas discriminadas, junto a las víctimas de la feminización de la pobreza, junto a los que se dejan la piel enganchada en las vallas de Ceuta y Melilla y junto a los extrarradios de nuestra ciudad. Un discurso que nos ayude en el consenso colectivo que avance hacia un nuevo contrato social global. Es la hora. Toca organizar la esperanza. Las personas que firman el manifiesto quieren un mundo:

  1. Que erradique toda forma de pobreza y las desigualdades globales entre el Norte y el Sur.
  2. Donde se cuide la casa común que es nuestro planeta y a todos los seres que lo habitan, haciendo de la lucha contra el colapso climático una prioridad compartida.
  3. Donde la igualdad de mujeres y hombres sea real, un mundo feminista.
  4. Donde migrar sea un derecho, no existan víctimas de las fronteras y se acoja sin excusas a las personas refugiadas.
  5. En el que no haya cabida para ningún tipo de política, discurso o exclusión racista.
  6. Cuya economía sea social y solidaria, poniendo en el centro a las personas desde una prosperidad compartida y el cuidado de los bienes comunes.
  7. Donde esté garantizado un empleo que fomente la dignidad de la persona con un reparto del tiempo que permita vivir y disfrutar la vida protegiendo los cuidados.
  8. Cuya base sea una educación universal, inclusiva e igualitaria, social y emocional, para hacer de jóvenes, niñas y niños sujetos de su propio desarrollo y protagonistas del futuro del planeta.
  9. Que active un nuevo modelo energético sostenible, renovable, descentralizado, democrático y en manos de las personas.
  10. Donde se exijan, se cumplan y se amplíen los Derechos Humanos y se avance hacia una Carta Universal de los Deberes Humanos.
  11. En el que sus gobiernos sean abiertos, plurales y horizontales desde la transparencia, la participación directa, la colaboración y la coherencia de políticas; una democracia real para una sociedad civil global.
  12. Que construya la revolución de nuestro tiempo, la revolución de la Sororidad y de la Fraternidad Global desde la creatividad, las culturas y la resistencia no violenta.

No nos vamos a conformar con menos. Después de tanta patria ha llegado el tiempo de la Matria.

Os esperamos en la tarde de hoy día 10 de diciembre a partir de las 19:00 en el teatro Plot Point (C/Ercilla, 29; Madrid) para compartir nuestra propuesta.

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