Los hoteles que encienden la pasión de los japoneses

Máquinas sadomasoquistas del hotel Ai (Tokio).Albert Bonsfills

En Japón se cuentan por miles. Los hay para todos los gustos. Sus habitaciones se alquilan por horas. Este es un retrato por las fantasías más comunes de la sociedad nipona.

TODA FANTASÍA puede tener cabida en un hotel del amor japonés. Habitaciones que recrean una clase de colegio. La celda de una cárcel. O un vagón de metro. Este tipo de establecimientos son un refugio del sexo para los amantes fugaces, las parejas que buscan diversión o los jóvenes que no quieren ser pillados in fraganti en casa de sus padres. Todos buscan un lugar discreto donde hacer el amor. A ser posible, sin otro contacto humano que no sea el de su pareja. En este tipo de moteles, muy frecuentados por lo...

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TODA FANTASÍA puede tener cabida en un hotel del amor japonés. Habitaciones que recrean una clase de colegio. La celda de una cárcel. O un vagón de metro. Este tipo de establecimientos son un refugio del sexo para los amantes fugaces, las parejas que buscan diversión o los jóvenes que no quieren ser pillados in fraganti en casa de sus padres. Todos buscan un lugar discreto donde hacer el amor. A ser posible, sin otro contacto humano que no sea el de su pareja. En este tipo de moteles, muy frecuentados por los nipones, la mayoría de servicios están automatizados. Las habitaciones (aisladas de gemidos ajenos) se alquilan por horas. Aquí uno se puede encontrar todo tipo de juguetes sexuales, catálogos de lencería, dispensadores de preservativos, consolas de videojuegos. Hasta un karaoke instalado en el cuarto. El fotógrafo Albert Bonsfills se adentra en los barrios más calientes de Tokio y llama a la puerta de algunos de los hoteles del amor más populares para retratar el lado más erótico de Japón. Una sociedad poco dada a airear sus arrebatos de pasión en público. Su lema: que lo que pase en un love hotel no salga del love hotel.

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