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Donde un millón de personas viven sin agua potable

Tres millones de peruanos viven sin agua potable. Un tercio están en su capital

Los 65.000 habitantes de Cajamarquilla, Nievería y Cerro Camote forman parte del millón de personas de la capital de Perú que carece de agua potable. En esta situación están tres millones en todo el país.
Los vecinos de Cajamarquilla comenzaron a asentarse allí hace más de 30 años y desde hace uno ven cómo las excavadoras perforan la tierra para construir las cisternas, reservorios y tuberías que les abastecerán, previsiblemente, en agosto de 2018.
Cajamarquilla es una zona terriblemente humilde de migrantes que fue creciendo igual que lo ha hecho buena parte de Lima: se fueron asentando en tierras comunales o municipales, en cerros que parecían inaccesibles, hasta hacerlas suyas de hecho, muy a menudo, sin título de propiedad.
El proyecto de agua y saneamiento está al 40%. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) financia 100 de los 170 millones de dólares (unos 149 millones de euros) que cuesta.
Los habitantes de Cajamarquilla fueron construyendo poco a poco sus viviendas: primero con maderas, adobe o el material que tuvieran a mano. Y, conforme se lo podían permitir, con ladrillos y componentes más resistentes pintados de llamativos colores.
Hipólito Roca, de 78 años, está construyendo la segunda planta de su casa. Lleva 28 viviendo en Cajamarquilla, desde que tuvo que salir huyendo de su Ayacucho natal por el terrorismo de Sendero Luminoso.
“Se supone que en un año tendremos agua, pero ya veremos”, dice Hipólito Roca escéptico, seguramente por la costumbre de vivir olvidado por las instituciones.
Una obra como esta lleva a un distrito innumerables oportunidades, pero también complicaciones y molestias, que van desde cortes de calles hasta compra de terrenos para que las canalizaciones discurran por el mejor lugar.
El mototaxi es el principal medio de transporte en este distrito, en el que se puede ver muy claramente lo que es Lima: una ciudad en medio del desierto.
En una feria en la que la compañía de aguas puso en contacto a entidades crediticias con habitantes, se cerraron más de 4.500 microcréditos para que las familias puedan instalar sus cuartos de baño con inodoro, ducha y lavabo, lujos que pocos vecinos tienen hoy día.
En Cajamarquilla, el cementerio, igual que las viviendas, se improvisa en el primer lugar que se encuentra.
Los vecinos hicieron decenas de marchas pidiendo agua y saneamiento. La primera reunión para concretar el proyecto se produjo en 2010.
La dueña de esta pequeña tienda de alimentación, Melinda Córdoba, lleva más de una década viviendo en Cajamarquilla y esperando abrir el grifo y que salga agua potable.