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El pescado del proceso de paz colombiano

La empresa Pezco trabaja con los acuicultores en antiguos territorios de guerrilla para exportar pescado fuera de Colombia

Edgar Dávila saca una trucha de una piscina ante la mirada de Luis Ignacio Libreros, consejero delegado de la empresa Pezco, que exporta pescado fuera de Colombia. Hasta hace poco más de medio año no se atrevió a subir a la cordillera occidental del Valle del Cauca por la presencia histórica de las FARC en la zona.
Una trucha del criadero de Dávila. Las venden con una media de 800 gramos. Pero esta pesa más de un kilo y medio.
El agua de los arroyos del corregimiento de La Magdalena es aprovechada para la cría de truchas. Hasta hace poco, ningún foráneo medianamente sensato se atrevía a adentrarse por este territorio de paso y asentamiento de la guerrilla colombiana que, sin sufrir las masacres, los grandes desplazamientos o las batallas que padecieron otros, ha estado hasta hoy marcado por el estigma del conflicto.
Luis Ignacio Libreros, consejero delegado de Pezco, tuvo que irse dos veces de su país por la amenaza de la guerrilla. Volvió a Colombia para que su negocio favoreciera también a comunidades donde el conflicto golpeó más duramente.
Pedro Pérez ha pasado de luchar en el Ejército contra la guerrilla en Caquetá, una de las zonas más calientes, a criar truchas en un antiguo territorio de las FARC.
Robinson Rodríguez, miembro de la junta directiva de Astrucel, una agrupación a la que pertenecen 62 productores del corregimiento de las Juntas, que crían más de 40 de toneladas de pescado al mes.
Rodríguez, Pérez, Libreros y otros trabajadores observan las truchas de un criadero.
Criadero de truchas en la vereda (zona rural) de las Hermosas, en el corregimiento de Las Juntas (Ginebra, Valle del Cauca). Esta planta produce unas cuatro toneladas de pescado al mes, aunque tiene capacidad para el doble.
Carlos Vitonco trabaja en la finca que Luis Ignacio Libreros tiene en la zona baja de Ginebra, a unos 40 kilómetros de Cali (Valle del Cauca).
Tilapias en fase de crecimiento. De esta piscina irán a un lago artificial al aire libre para seguir engordando.
Diego Hoyos, adminsitrador de la granja de cría de tilapia roja en la finca La Esperanza de Ginebra (Pezco), alimenta a las peces con pienso.