9 fotos

Campesinos contra el monocultivo

En la región de los Montes de María, en Colombia, los agricultores levantan la voz ante la masiva presencia de la palma aceitera

Antes de la llegada de los españoles, los Montes de María estuvieron habitados por los indígenas zenúes. Aunque la mayoría fueron abandonando la zona, aún quedan numerosas comunidades que mantienen su cultura ancestral, aunque han perdido su idioma. En la imagen, petroglifos zenúes precolombinos ubicados en los alrededores de San Jacinto.María Rado
Con los españoles, llegaron también miles de esclavos negros secuestrados en África. Pronto comenzaron las rebeliones y los africanos se dirigieron a los Montes de María buscando refugio y fundando comunidades propias. Hoy en día existe una importante comunidad afrocolombiana en la región con formas organizativas propias y que, junto con indígenas y campesinos mestizos, conforman el crisol cultural montemariano. En la imagen, una joven afrocolombiana con vestido tradicional durante un festival por la paz en El Carmen de Bolívar.María Rado
La reserva de Arroyo Grande fue construida en el marco de la reforma rural de 1960 e hizo de María la Baja una zona tremendamente fértil gracias a su distrito de riego. La agricultura entonces estaba dominada por el arroz y los pequeños cultivos de alimentos locales como el ñame o la yuca.María Rado
A partir de los años 90, la guerra interna de Colombia alcanzó los Montes de María con toda su dureza y cerca de un tercio de la población abandonó la región. Cuando el conflicto armado comenzó a remitir hace una década, muchos regresaron, pero las formas de cultivo tradicional habían sido sustituidas por el monocultivo industrial de palma aceitera. En la imagen, una vereda de María la Baja y el inicio del monocultivo de palma al fondo.María Rado
Grandes empresas de palma africana aprovecharon el bajo precio del terreno durante la guerra para hacer compras masivas y terminaron de convencer a muchas comunidades que no querían vender a través de la construcción de escuelas e infraestructuras en una zona que, aún hoy, sigue estando muy abandonada por el Estado. En la imagen, una calle de San Juan de Nepomuceno.María Rado
A comienzos de 2016, los peces de la represa de Arroyo Grande, una de las formas tradicionales de alimentación de la población local, comenzaron a aparecer muertos a flote. Los habitantes de las veredas circundantes acusaron a los químicos utilizados en los monocultivos de palma. Además de los problemas de contaminación y acceso al agua, el monocultivo de palma está afectando a la autonomía alimentaria de la región. María Rado
En otros puntos de los Montes de María, los campesinos locales han logrado frenar la venta de tierras y la expansión del monocultivo organizándose en cooperativas agrarias y cultivando en comunidad sus tierras. En la imagen, una cooperativa agraria en el municipio de San Juan de Nepomuceno.María Rado
Para campesinos locales como Steven, la pérdida de las tierras y las formas tradicionales de agricultura podrían causar un segundo desplazamiento después del padecido durante la guerra. En la imagen, un campesino montemariano.María Rado
En general, las zonas de mayor organización campesina son las que han conseguido evitar el avance de monocultivos como la palma africana o la teca maderera. En la cooperativa Asoagro, en San Juan de Nepomuceno, cada campesino es dueño de su tierra, pero para venderla a un tercer comprador, la operación debe ser aprobada por el resto de cooperativistas. María Rado