Estos monos llevan cien generaciones usando herramientas

Unos capuchinos de Brasil abren anacardos con piedras desde hace siete siglos

Un mono capuchino se dispone a quebrar la cáscara del anacardo con una roca.Vídeo: Tiago Falótico

Corría el año 1500 cuando Pedro Álvares Cabral arribó con su flota a las costas de lo que hoy llamamos Brasil. Si alguien de su expedición se hubiera adentrado en los bosques a observar el comportamiento de los monos, habrían visto a unos capuchinos comiendo anacardos. O podría haberlos sorprendido usando piedras como martillos y rocas como yunques. Porque ahora sabemos que esos monos silbadores llevan unos siete siglos, por lo menos, usando herramientas con naturalidad.

Un estudio da noticia hoy de unas excavaciones arqueoló...

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Corría el año 1500 cuando Pedro Álvares Cabral arribó con su flota a las costas de lo que hoy llamamos Brasil. Si alguien de su expedición se hubiera adentrado en los bosques a observar el comportamiento de los monos, habrían visto a unos capuchinos comiendo anacardos. O podría haberlos sorprendido usando piedras como martillos y rocas como yunques. Porque ahora sabemos que esos monos silbadores llevan unos siete siglos, por lo menos, usando herramientas con naturalidad.

Estos capuchinos tienen "lugares reconocibles de procesamiento" de los frutos, donde los trabajan y tienen sus herramientas. Y cada uno de ellos tiene sus favoritas

Un estudio da noticia hoy de unas excavaciones arqueológicas en las que el objeto de la investigación eran estos monos. "Por primera vez, hemos podido identificar restos antiguos del uso de herramientas en capuchinos", asegura Tiago Falótico, uno de los investigadores que publica sus resultados en la revista Current Biology. "Un comportamiento que se ha mantenido por aprendizaje social en esa población durante muchas generaciones", añade Falótico. 

Estos primatólogos, en un proyecto de la Universidad de Oxford, habían observado a los monos silbadores de Brasil compartiendo este conocimiento: jóvenes que aprenden de los adultos cómo seleccionar las piedras, escoger la base que servirá de yunque para aplastar los anacardos, usar palitos para conseguir otros alimentos... No solo eso: estos capuchinos tienen "lugares reconocibles de procesamiento" de los frutos, donde los trabajan y tienen sus herramientas. Y cada uno de los monos tiene sus favoritas. Según el estudio, llevan todo este tiempo usando básicamente las mismas técnicas, sin mejorarlas.

Capuchinos usando ramas como herramientas.Tiago Falótico

La pregunta que se hacían los investigadores es desde cuándo habían estado transmitiendo este útil aprendizaje. En una excavación cerca del lugar en el que los capuchinos actuales comen anacardos, encontraron 69 piedras usadas por sus ancestros para los mismos menesteres. La datación de esos restos: entre 600 y 700 años de antigüedad, mucho antes de que los europeos llegaran al Nuevo Mundo. El estudio señala que esos monos llevan al menos cien generaciones haciéndolo. Falótico mantiene que es probable que encuentren restos incluso más antiguos, dado que todavía están analizando muestras recogidas en 2015.

La arqueología de monos es una disciplina relativamente reciente que se está desarrollando con la intención de fortalecer los modelos evolutivos de los humanos, según explican los autores en su trabajo. "Podemos utilizar el comportamiento del capuchino como un modelo para analizar los posibles factores que desempeñaron un papel en la evolución humana de las herramientas de piedra, como el procesamiento de alimentos", sostiene Falótico, de la Universidad de São Paulo. Este especialista descubrió hace pocos años otro uso peculiar de las herramientas entre los capuchinos: las hembras arrojan piedras a los machos para demandar sexo en su periodo de celo.

Este mismo grupo ya había identificado otra familia de macacos en Tailandia que también llevan al menos 50 años usando herramientas para comer ostras; nueve ostras de una sentada cada uno, según sus observaciones. El uso de herramientas más antiguo registrado en primates no humanos se descubrió en Costa de Marfil, perteneciente a un grupo de chimpancés de hace entre 1.300 y 4.300 años de antigüedad, un hallazgo del español Julio Mercader.

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