¿Por qué no contar el final?

En la mayor parte de los libros no es lo más importante ni el principal aliciente para su lectura

Algún tiempo atrás, los responsables de varias decenas de blogs literarios anunciaron que, a pedido de sus lectores, ya no hablarían en profundidad de los libros para evitar spoilers. Una decisión singular, sobre todo si se considera que, a excepción de la novela policiaca (por ejemplo), en la mayor parte de los libros el final no es lo más importante ni el principal aliciente para su lectura, de modo que ¿por qué no contarlo?

La respuesta parece encontrarse en un desplazamiento en el uso de los textos...

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Algún tiempo atrás, los responsables de varias decenas de blogs literarios anunciaron que, a pedido de sus lectores, ya no hablarían en profundidad de los libros para evitar spoilers. Una decisión singular, sobre todo si se considera que, a excepción de la novela policiaca (por ejemplo), en la mayor parte de los libros el final no es lo más importante ni el principal aliciente para su lectura, de modo que ¿por qué no contarlo?

Google anuncia que ha patentado una forma de ocultar los spoilers en páginas webs y blogs

La respuesta parece encontrarse en un desplazamiento en el uso de los textos y, por consiguiente, en la noción de lector, el cual (como la crítica francesa viene señalando desde hace varias décadas) pasaría a ser un lecteur/spectateur: del lector conservaría el interés por la lectura; del espectador extraería una actitud pasiva ante lo que lee. El lecteur/spectateur no demandaría nada (lo que explica la pérdida de calidad de buena parte de la literatura contemporánea) ni sería capaz de reaccionar a más de un estímulo, en muchos casos el “cómo termina”.

Quizás esto explique también la idea, errónea pero extendida, de que las teleseries serían la “nueva literatura”. Pese a quienes sostienen que afirmar algo así es como decir que los espaguetis a la carbonara son el nuevo filete empanado, la afirmación tiene sentido. Aunque solo si se piensa que las teleseries y la “nueva literatura” son productos seriales y masivos (y, por lo tanto, conservadores en sus gustos y en sus narrativas) que sólo necesitan satisfacer la necesidad de ese “cómo termina”. Mientras escribo esto, Google anuncia que ha patentado una forma de ocultar los spoilers en páginas webs y blogs, y quizás esto diga más que cualquier otra cosa acerca del futuro de una literatura en la que lo que más importa es lo menos importante. (Que al final se casan).

elpaissemanal@elpais.es

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