Va a llegar por los pelos

Bella imagen en las urgencias de un hospital en Getafe (Madrid). Un gran servicio público que los líderes del PP, como María Dolores de Cospedal, están empeñados en recortar.

Gorka Lejarcegi

Aesta velocidad se entra en los servicios de urgencias en las serie de televisión, pero también en la vida real, pues la foto está tomada en el hospital de Getafe (Madrid). Como ven, se trata de llegar al quirófano antes de que el trombo (es un ejemplo) llegue al corazón o el virus al cerebro. En todo caso, la carrera de fuera compite con la carrera de dentro. Mientras la camilla se desliza a toda prisa por los pasillos del centro hospitalario, el mal corre por el interior del cuerpo del paciente, sobre el que ya se han efectuado algunas atenciones primarias. Si fuéramos capaces de poner entre...

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Aesta velocidad se entra en los servicios de urgencias en las serie de televisión, pero también en la vida real, pues la foto está tomada en el hospital de Getafe (Madrid). Como ven, se trata de llegar al quirófano antes de que el trombo (es un ejemplo) llegue al corazón o el virus al cerebro. En todo caso, la carrera de fuera compite con la carrera de dentro. Mientras la camilla se desliza a toda prisa por los pasillos del centro hospitalario, el mal corre por el interior del cuerpo del paciente, sobre el que ya se han efectuado algunas atenciones primarias. Si fuéramos capaces de poner entre paréntesis el dramatismo inherente a la situación, nos parecería un desafío hermoso. No tiene carácter deportivo, desde luego, pero exige una forma física y una disposición mental de las que hace gala la mujer que empuja la camilla. Hay belleza en ese esfuerzo, que contrasta con la pasividad lógica del enfermo, en posición yacente, ajeno a la velocidad que ha desenfocado algunas zonas de la fotografía. En los días que corren podríamos pensar que la diligencia de la enfermera tiene que ver también con el miedo a que cuando llegue al quirófano ya lo hayan privatizado y manden al hombre de vuelta a casa o de vuelta a la muerte, de donde quizá lo han sacado antes de meterlo en la ambulancia. Pero quizá no, quizá siga siendo público, pues no se aprecia publicidad de ninguna marca comercial en las zonas visibles de la camilla, ni en la sábana que cubre al herido, ni tampoco en el uniforme de la enfermera. Ahora, eso sí, va a llegar por los pelos.

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