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La ventaja de ser hijo de universitario: tres de cada cuatro alcanzan educación superior, lo que les proporciona mejor salario y salud

España triplica la media europea de repetición de curso en la ESO y encabeza el porcentaje de ninis, según el último informe de la OCDE

Las oportunidades educativas de los chavales empiezan a decantarse antes de que pisen la escuela. Tres de cada cuatro hijos de personas con estudios superiores alcanzan en España ese mismo nivel de formación, mientras que entre aquellos cuyos padres no terminaron la ESO el porcentaje se reduce al 30%. Contar con formación superior proporciona, a su vez, mayor salario y está relacionado con mejores niveles de salud y un grado más elevado de satisfacción con la vida, según refleja el informe Education at a Glance 2025, publicado este martes por la OCDE, organización integrada principalmente por los países desarrollados.

Los españoles con estudios superiores (una categoría que incluye a los titulados universitarios y en FP superior) ganan un 49% más que aquellos que con nivel formativo medio (Bachillerato y FP de grado medio) y un 76% más que los de nivel bajo (como máximo, secundaria obligatoria). El 51% de las personas con estudios superiores asegura gozar de muy buena salud, frente al 40% de los de nivel educativo medio, y el 29% de los de bajo. La proporción de quienes fuman aumenta a medida que decrece el grado de formación, siendo del 11%, el 26% y el 35% respectivamente. Y también hay diferencia en lo que unos y otros aseguran “haber disfrutado de la vida” la semana anterior a ser preguntados: 74%, 70% y 64% respectivamente. La diferencia entre los más y los menos formados es de 10 puntos porcentuales, algo menos que en el conjunto de los países desarrollados (14).

La tasa de empleo de los titulados en educación superior alcanza el 84% en España (89% en la Unión Europea). En los de estudios medios es del 74% (79% en la UE). Y del 62% en los de nivel bajo (57% en la Unión).

El desempleo entre las personas con educación terciaria (superior) varía de forma significativa, además, en función de la rama en que se graduaron. Es del 5% en las titulaciones relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas: del 6% en la de “salud y bienestar” y en la de “ciencias empresariales, derecho y administración”, y del 9% en el de otras ciencias sociales, humanidades, arte y periodismo.

Mejora del nivel educativo

Cambiar el nivel formativo de una sociedad lleva mucho tiempo. En los últimos 14 años, España ha reducido del 47,1% al 34,7% la proporción de población adulta que solo tiene, como mucho, la ESO. Es decir, la ha reducido en 12,4 puntos frente a los 7,8 de la UE. Y pese a ello, el porcentaje de dicho grupo sigue más que doblando el del conjunto de la Unión, donde representa el 15,5%.

La instantánea mejora para España si se observa solo a la población de 25 a 34 años: el 53% tiene estudios terciarios, frente al 45,4% en la UE. El país sigue teniendo, en cambio, pocos jóvenes en dicha franja de edad con estudios medios (22,8%, frente a 43,3% de la UE). Y muchos que tienen, como mucho, la ESO (24%, frente al 11,4% de la media europea). La población española muestra así una estructura educativa con forma de reloj de arena, que en los últimos cinco años ha aumentado su tamaño por arriba y lo ha reducido por abajo, sin haber crecido (de hecho, se ha reducido cinco décimas) por el medio, lo cual se debe, en parte, al éxito de los ciclos superiores de FP.

En los chavales de 15 a 19 años, España tiene la misma tasa de escolarización europea: 87%. Pero en esa franja de edad quienes cursan programas generales, como la ESO y el Bachillerato, tienen peso mayor (44%) que en la UE (33%). Son casi la mitad (15% frente a 29%) los que estudian una FP de grado medio. Y, en cambio, son cerca del doble (20% a 11%) los que cursan estudios superiores.

Tres veces más repetición en la ESO

La repetición de curso en Primaria cayó en España hasta el 1,1% en 2023, alcanzando la media europea. En la ESO, pese a haber descendido tres puntos desde 2015, continúa, con un 7%, más que triplicando la de la UE (2,3%). El dato que utiliza la OCDE para poder comparar entre países es el penúltimo disponible en España. El último, del curso 2023-2024, se sitúa en el 6,8%.

También sigue siendo muy elevado el porcentaje de jóvenes españoles de 18 a 24 años que ni estudia ni trabaja (los ninis): alcanza el 17,6%, una décima más que Italia y Grecia, y lejos del promedio europeo, que es del 12,9%. A diferencia de otros indicadores educativos, a España le está costando mucho mejorarlo; tiene dos décimas de ninis menos que hace un año, pero cuatro más que en 2022.

El gasto educativo total (incluido el público y el privado) representa en España el 4,5% del PIB, más que en el promedio de la UE (4,2%). El gasto público por estudiante en primaria y secundaria es, en cambio, de 9.305 euros, frente a una media de la UE de 10.140.

España también destaca por lo muy descentralizado que está su gasto educativo público. El 82% de los fondos proceden de las comunidades autónomas, frente al 15% que aporta el Gobierno central, y el 3% los Ayuntamientos. En el conjunto de la UE las proporciones son respectivamente del 61% (central), 15% (regiones) y 24 (local). En la Unión conviven, en todo caso, modelos muy distintos. En Alemania, el reparto es de 15% (gobierno federal), 58% (estados), y 27% (local). Y en Finlandia, 19% (central) y 81% (local).

Aumento del presupuesto del Gobierno

La ministra de Educación, la socialista Pilar Alegría, ha destacado al respecto este martes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el aumento del presupuesto en enseñanza que ha realizado el Gobierno respecto a 2018, cuando lo dirigía el PP. Alcanzaba entonces 3.291 millones de euros y ha crecido hasta los 6.700 millones, lo que supone un incremento del 104%.

Las partidas que el ministerio transfiere a las comunidades autónomas, que son las que tienen la mayor parte de las competencias (y del gasto, porque entre otras cosas pagan la nómina de los docentes), a través de los llamados programas de cooperación han pasado de sumar 129 millones a través de dos programas en 2018, a 382 millones ahora, distribuidos en seis programas, que abarcan desde planes refuerzo en lengua y matemáticas a ayudas para la compra de libros de texto.

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