Profesores y referentes LGTBI+ en los colegios: “Los alumnos tienen que saber que no están solos”
Tanto estudiantes como docentes se muestran cada vez con más normalidad en colegios e institutos, mientras los sectores más ultraconservadores intentan frenarlos
A los pocos días de empezar el curso en un instituto público del sur de Madrid, dos estudiantes de 13 y 14 años, ambos trans, se acercaron a Cristina Karen Pallàs. “Nos fascinas, profe”, le soltaron sin apenas conocerla, mientras ella estaba de guardia de patio. “Fue un comentario natural, espontáneo”, recuerda la docente. Era septiembre de 2021, Pallàs había empezado la transición unos meses antes y era la primera vez que se manifestaba con su identidad en un centro educativo tras más de tres décadas trabajando en las aulas. Automáticamente, ...
A los pocos días de empezar el curso en un instituto público del sur de Madrid, dos estudiantes de 13 y 14 años, ambos trans, se acercaron a Cristina Karen Pallàs. “Nos fascinas, profe”, le soltaron sin apenas conocerla, mientras ella estaba de guardia de patio. “Fue un comentario natural, espontáneo”, recuerda la docente. Era septiembre de 2021, Pallàs había empezado la transición unos meses antes y era la primera vez que se manifestaba con su identidad en un centro educativo tras más de tres décadas trabajando en las aulas. Automáticamente, se convirtió en un referente LGTBI+. “Hice mi apuesta: viene Cristina, se queda Cristina y no se amedrenta ni se va a llorar a las esquinas”, recuerda.
Desde que se visibilizó, la relación de esta profesora de Lengua y Literatura con ambos adolescentes ha pasado de la cordialidad a la complicidad. Sobre todo con uno de ellos, cuyos padres no aceptan que sea trans y se oponen a su libre determinación de género. No han sido los únicos en acudir a ella; el goteo de alumnos que le han pedido consejo y ayuda ha sido constante. Hace unas semanas atendió a uno que había tenido tres intentos de suicidio. “Lo fundamental es saber escucharlos. Les puedes salvar la vida”.
La educación es clave para fomentar el reconocimiento de derechos y libertades, incluidos los del colectivo LGTBI+. Moldea la sociedad y crea un marco de pensamiento. Así lo cree la presidenta de la FELGTBI+ (Federación Estatal de lesbianas, gais, trans, bisexuales, intersexuales y más), Uge Sangil: “Es la base social del respeto y de los valores”. Por eso, este año será un elemento central en la manifestación estatal del Orgullo, que se celebra este sábado en Madrid, y lo han incluido en el lema de la convocatoria: Educación, derechos y paz: Orgullo que transforma.
La extrema derecha también es consciente de la importancia de la educación y de la cultura en ese moldeo social. De ahí que intente eclipsar la visibilidad en centros educativos de alumnos y profesores LGTBI+; cercenar cualquier taller o actividad de sensibilización, con su propuesta de veto parental; o retirar libros con referencias al colectivo de bibliotecas públicas y escolares. Así lo han hecho a lo largo de este año en las distintas comunidades autónomas en las que gobiernan de la mano del Partido Popular, como en la Comunidad Valenciana o Murcia.
“Que los ultras quieran apoderarse y controlar estas áreas no es casual ni inocente: es un modo de inculcar sus discursos de odio, de censurar, de generar miedo, de prohibir el acceso a referentes”, explica el escritor Nando López. Entre sus numerosos libros, tanto para adultos como para adolescentes, destacan Los elegidos, La edad de la ira, o Las durmientes. En todos ellos incluye personajes y referentes LGTBI+. “Buscan crear una sociedad segregadora y excluyente, que siga discriminando a colectivos que lo han sido históricamente, algo contra lo que hemos peleado mucho”, ahonda el autor.
“Intento proporcionarles recursos, tanto del centro educativo como de las administraciones, y apoyo, que sepan que no están solos”, explica Pallàs. Tras la buena experiencia de visibilizarse en su centro, decidió impartir talleres por colegios e institutos. “En las charlas, yo veía a muchos que respiraban aliviados cuando contaba mi experiencia”, detalla la docente. El Gobierno de coalición quiso blindar la inclusión de “la diversidad sexual, de género y familiar” en el temario educativo con la aprobación de la conocida como ley trans (Ley 4/2023 para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI+). Sin embargo, una cosa es la legislación teórica y otra es la aplicación práctica: “No está habiendo tanta implantación [como cabría esperar]”, lamenta el coordinador de Educación de la FELGTBI+, David Armenteros.
Estas clases de diversidad son uno de los principales caballos de batalla de la extrema derecha y objetivo de su veto parental. La medida consiste en que la dirección de los centros debe informar a las familias de las actividades complementarias organizadas en horario lectivo, para que los progenitores autoricen expresamente la participación de sus hijos en las mismas. En la práctica, esto supone, por ejemplo, que los padres puedan vetar la educación sexual de los menores, si así lo desean.
Los acuerdos autonómicos suscritos entre el Partido Popular y Vox para gobernar incluían referencias a la implantación de ese veto. Hasta el momento, ninguna región lo tiene. El único territorio que avanzó en la idea fue Murcia, hasta que el Tribunal Superior de Justicia regional suspendió cautelarmente su aplicación.
“Tratan de instaurar una ideología en los menores”, critica Miguel García-Millán, de 32 años. “Los adolescentes son muy vulnerables; todavía están en proceso de discriminar una información contrastada de una mentira. A eso se añade que la desinformación se viraliza en redes sociales, que son el principal hobby de los jóvenes”. Es profesor en el IES Pedro Salinas, en el madrileño barrio de Usera, y visibiliza su homosexualidad tanto con sus compañeros como con sus alumnos. “Nunca lo he ocultado”, explica. “A mí me faltaron referentes cuando estuve en el instituto, así que quería aportar mi granito de arena para que todo el alumnado LGTBI+ se sintiera arropado y pudiera sentirse reflejado”.
En comparación con hace unas décadas ―incluso unos años―, la visibilización LGTBI+ en la comunidad educativa refleja avances notables. Antes, era impensable que el profesorado se mostrara. A pesar de todo, actualmente, uno de cada tres docentes LGTBI+ oculta su pertenencia al colectivo en su centro por miedo al odio, al acoso, a la discriminación o a las agresiones, según la encuesta Centros educativos, profesorado LGTBI+ y personas aliadas, elaborada conjuntamente por la FELGTBI+ y Comisiones Obreras.
“Aunque la visibilidad en las aulas es cada vez mayor, tanto entre el profesorado como entre los adolescentes, la ultraderecha intenta frenarla y hace tambalear los derechos conseguidos”, lamenta el escritor Nando López. “Estamos mejor que hace 15 años, pero peor que hace cinco”, agrega.
Elena Flores, de 32 años, es profesora de Lengua y Literatura y lesbiana. “Hablaba abiertamente de mi sexualidad a los alumnos, pero algunos de los padres lo describieron como ‘adoctrinamiento”, explica su experiencia en un instituto de Andalucía. Sufrió hostigamiento y acabó cambiándose de centro. “No es lo mismo hablar en Madrid que en un pueblo”, afirma.
Los intentos de veto y silenciamiento promovidos por la extrema derecha, unidos a las amenazas y los discursos de odio, “van permeando en la sociedad y terminan en ataques y violencia”, alertan desde la FELGTBI+. En 2023, los delitos de odio contra el colectivo se incrementaron en España un 33,1%, según los datos de la Fiscalía. Y eso que más del 80% de los mismos no se denuncian.
“Como docentes no adoctrinamos absolutamente a nadie”, resume el profesor García-Millán. “Cumplimos un currículo que viene marcado por la ley. Además, la educación no forma parte exclusiva de las familias. Los profesores tenemos la obligación de educar a nuestros alumnos para que se conviertan en ciudadanos de un mundo diverso y multicultural”.
Una visión que comparten desde la FELGTBI+, donde consideran “esencial” la figura del referente. Por ello celebran la visibilización en las aulas: “Si tienes un profesor que habla con naturalidad, normalizas la diversidad sin prejuicios”.
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