La Selectividad mantendrá la actual estructura de exámenes por asignaturas hasta 2028
Los ejercicios incorporarán de forma progresiva el enfoque competencial a partir de 2024. Educación prevé empezar las pruebas piloto de la nueva EVAU a principios de año
La Selectividad mantendrá la estructura de exámenes por materias hasta el año 2028. La llamada prueba de madurez ―que consiste en un único examen donde se evalúan los conocimientos adquiridos en varias asignaturas― no empezará a aplicarse hasta entonces. Y cuando lo haga, lo hará de forma completa. No como estaba ideado inicialmente, con una versión previa, reducida y transitoria de dicha prueba de madurez, que iba a lim...
La Selectividad mantendrá la estructura de exámenes por materias hasta el año 2028. La llamada prueba de madurez ―que consiste en un único examen donde se evalúan los conocimientos adquiridos en varias asignaturas― no empezará a aplicarse hasta entonces. Y cuando lo haga, lo hará de forma completa. No como estaba ideado inicialmente, con una versión previa, reducida y transitoria de dicha prueba de madurez, que iba a limitarse solo a Lengua castellana y literatura, Lengua extranjera y, en su caso, lengua cooficial. Ese paso intermedio, previsto originalmente por el Ministerio de Educación para un periodo de tres años, no llegará a existir. El nuevo plan consiste en mantener la estructura actual de ejercicios por asignaturas hasta 2028, y, al mismo tiempo, ir haciéndolos en cada edición más competenciales, en una progresión que culminará en junio de 2028 con la Selectividad que estrenará la prueba de madurez, según han explicado a EL PAÍS fuentes conocedoras de los trabajos en marcha.
Las primeras pruebas piloto, con grupos de alumnos enfrentándose a modo de ensayo a los nuevos tipos de ejercicio, empezarán a realizarse a principios del año que viene, es posible que tan pronto como en enero. El cálculo actual apunta a que el real decreto que regulará la nueva Evaluación para el Acceso a la Universidad (EVAU) se aprobará en primavera, quizá a finales de mayo, aunque se trata de un plazo que podría variar, debido, entre otras, al complejísimo escenario político y electoral que habrá en 2023. El objetivo es que los alumnos que empiecen segundo de bachillerato el próximo mes de septiembre conozcan desde el principio cómo será la Selectividad que tendrán a final de curso, en junio de 2024. Y que ellos y sus docentes cuenten con modelos de exámenes con los que practicar.
El cambio de planteamiento responde a varios factores, señalan las fuentes. Por un lado, las autoridades educativas son conscientes de que no es lo mismo poner en marcha una nueva ley educativa, la Lomloe, y que colegios e institutos vayan interiorizando los cambios que entraña a un ritmo inevitablemente desigual, que implantar con prisas la EVAU, una prueba crítica porque puede decidir por márgenes muy pequeños las posibilidades de los estudiantes de entrar a ciertas carreras. Por otro lado, retrasar un año la versión completa de la prueba de madurez, que inicialmente iba a ser en 2027, dará al ministerio más tiempo para dialogar con todos los colectivos docentes e instituciones que quieran realizar aportaciones. A partir de 2028, además de la prueba de madurez (que representará un 60% de la nota de la Selectividad) en la fase obligatoria de la EVAU los alumnos se examinarán de una materia correspondiente a la modalidad de bachillerato que hayan elegido (por ejemplo, Matemáticas en el de Ciencia y Tecnología, que contará un 40%). Y, aparte, en la fase voluntaria de la Selectividad podrán hacerlo de hasta cuatro materias más para subir nota.
La versión reducida de la prueba de madurez, que finalmente no se hará, había demostrado al mismo tiempo, una vez que los grupos de trabajo se pusieron a trabajar a fondo en ella, cierta falta de consistencia, afirman las fuentes. Pedir a los estudiantes que utilicen las competencias lingüísticas que se trabajan principalmente en las clases de Castellano, Lengua extranjera y, en su caso, lengua cooficial (como la comprensión lectora y la expresión escrita; la habilidad para localizar los elementos más relevantes de un texto, sintetizarlos…) y aplicarlas a los saberes básicos (lo que tradicionalmente se han llamado contenidos) de otras materias obligatorias del bachillerato, como Historia de España o Filosofía, da mucho juego desde el punto de un enfoque competencial, que es por definición interdisciplinar, como los retos a los que se enfrentarán los chavales al acabar la escuela.
Pero con la versión en pequeño de la prueba de madurez, restringida solo a las asignaturas lingüísticas, quedaba menos materia prima, menos saberes básicos sobre los que aplicar dichas competencias clave lingüísticas, afirman las mismas fuentes, básicamente los de literatura (que, en todo caso, también se incluirán en la versión completa de la prueba de madurez).
Estructura escalonada
La Lomloe, que contiene el giro competencial por el que ha optado la mayoría de países del entorno de España y que defienden la UE y la OCDE, empezó a implantarse este curso en los niveles pares y se extenderá el año que viene a los impares. El nuevo planteamiento para la Selectividad hará que los estudiantes que más años hayan estado con este nuevo enfoque educativo se enfrenten correlativamente a una EVAU más competencial. En esa estructura escalonada, los primeros en hacer la prueba de madurez serán aquellos que ahora están cursando primero de la ESO.
En Matemáticas, por ejemplo, el examen irá conteniendo de forma progresiva partes que no solo exijan al alumnado resolver ejercicios de forma mecánica o abstracta, sino que apliquen los conocimientos que han aprendido (sobre funciones, geometría, estadística…) en un contexto, es decir, a un problema, al estilo de lo que sucede en la prueba internacional de PISA. Al principio solo una de las preguntas será de este tipo, y su peso irá aumentando hasta dominar el examen de Matemáticas. Lo mismo sucederá en el resto de materias. Y las pruebas irán incorporando otros cambios, como la incorporación de elementos que no han sido frecuentes en los exámenes de Selectividad, como el hecho de que una parte del examen no parta simplemente de una pregunta, sino de una fotografía, un cuadro, una infografía, un gráfico, etcétera, sobre la que el alumno deba realizar una serie de razonamientos y extraer conclusiones. En el caso de Historia puede pedirse a los estudiantes que relacionen un hecho del pasado (presentado, por ejemplo, a través de un texto periodístico del siglo XIX) con acontecimientos actuales. Uno de los objetivos del enfoque competencial es que los chavales no se limiten a memorizar determinados contenidos (aunque la memorización seguirá siendo un elemento muy relevante) y a repetirlos en un examen, sino que puedan utilizar los conocimientos adquiridos en contextos lo más reales y cercanos posibles. La finalidad, siguiendo con el ejemplo anterior, es que el conocimiento de hechos históricos ayude a los estudiantes a comprender mejor el tiempo en el que viven.
Caricatura y realidad
A diferencia de la caricatura sobre el aprendizaje competencial en el que insisten desde hace dos años ciertos sectores, empezando por la oposición política de derechas, este planteamiento educativo no es, creen las fuentes consultadas, más fácil que el anterior, ni supone una bajada de nivel, sino que probablemente suceda todo lo contrario: que resulte inicialmente más complejo, al menos para el alumnado que ha pasado su trayectoria educativa estudiando con un modelo educativo enciclopédico basado en memorizar contenidos para repetirlos en un examen (y olvidarlos, en gran medida, poco después). Y ello, prosiguen las fuentes, ha sido otro de los factores que han llevado a los responsables educativos del ministerio y de la mayoría de las comunidades autónomas a optar por una implantación progresiva.
Los exámenes de la nueva Selectividad están siendo elaborados por grupos de trabajo específicos de cada asignatura, ya que la didáctica de cada materia es distinta. Estos grupos de expertos están formados por profesores de bachillerato y de universidad, así como por coordinadores de EVAU de diferentes territorios, elegidos por el ministerio, las autonomías y los rectores. Su misión es establecer en su asignatura respectiva una estructura y unas pautas comunes, que serán obligatorias. De modo que, aunque después cada territorio diseñe, como lleva sucediendo desde hace décadas, sus propios exámenes de Matemáticas, Historia, etcétera, todos respondan a un mismo enfoque progresivamente más competencial. Otra novedad de la EVAU de 2024 será que el alumnado podrá elegir entre examinarse de Historia de España o de Historia de la Filosofía, como ya adelantó este periódico.
Puedes seguir EL PAÍS EDUCACIÓN en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.