Del campo a la tienda, sin intermediarios

El año pasado, la marca El Pozo, propiedad del Grupo Fuertes, fue la más consumida en los hogares españoles, según datos de la consultora Kantar Worldpanel. El emblema del embutido industrial tiene una cuota de mercado en el conjunto de...

El año pasado, la marca El Pozo, propiedad del Grupo Fuertes, fue la más consumida en los hogares españoles, según datos de la consultora Kantar Worldpanel. El emblema del embutido industrial tiene una cuota de mercado en el conjunto del sector de las carnes del 10,3% y del 62% en el segmento del pavo, según Nielsen. Un 78% de los hogares consume productos de la marca murciana con una frecuencia de hasta ocho veces al año, cifras que colocan a esta empresa como el fabricante de gran consumo más comprada en España, por detrás de Coca Cola.

El grupo, cuyo origen se remonta a finales de los años 30, cuando la familia Fuertes regentaba una pequeña tienda de ultramarinos y de charcutería en la plaza de El Pozo, en la localidad murciana de Alhama, pasó de pequeña industria artesanal con productos de matanza hasta la constitución en los años cincuenta de la firma El Pozo Alimentación. Ya en la década de los noventa se convirtió en el Grupo Fuertes, uno de los consorcios agroalimentarios más importantes del país, de capital 100% familiar y español, con una facturación de 1.443 millones de euros, más de 6.000 empleos directos en una veintena de sociedades y unos 30.000 puestos de trabajo indirectos.

Aunque la propiedad de la sociedad corresponde a los tres hermanos, Tomás, José y Juana Fuertes, la presidencia de la misma se halla desde hace más de medio siglo en manos de Tomás, de 76 años, principal responsable de una estrategia de crecimiento que en las últimas décadas ha estado basada en dos pilares: primero, avanzar hasta una integración vertical de todas las actividades alimentarias. Esto ha supuesto el desarrollo dentro del grupo de todo el proceso, desde el cultivo del cereal, la fabricación de los piensos, la genética, la producción, cría, engorde y sacrificio de los animales, hasta la transformación y distribución industrializada del producto, lo que supone un control total sobre la trazabilidad de la mercancía frente al consumidor. El segundo pilar ha sido diversificar los intereses del grupo hacia otras ramas de la economía.

La empresa factura 1.443 millones y emplea a más de 6.000 personas

A pie de campo

La estrategia arranca desde la actividad netamente agraria, a pie de campo, a través de la sociedad Agrifusa, dedicada específicamente a la gestión de medio centenar de fincas que suman unas 10.000 hectáreas. Destacan los campos de secano para el cultivo de cereales, junto a otras superficies menores dedicadas a los frutos secos, viñedo o cítricos.

Ligada a la producción de cereales, dentro de la estrategia de integración vertical, el grupo dispone de la firma Cefusa en el segmento de la fabricación de piensos, la genética animal y la producción de vacuno y especialmente de cerdos, tanto en granjas propias como en explotaciones de ganaderos independientes a quienes se hace un seguimiento de los procesos de cría y engorde. El Grupo Fuertes sacrifica a diario unos 11.000 animales, equivalentes a unas 250.000 toneladas de carne al año, volumen del que aproximadamente un 40% procede de las explotaciones propias.

Operando únicamente en el sector del pavo, el Grupo Fuertes dispone en España de la empresa Procavi, ubicada en la localidad sevillana de Marchena. Allí acaban de invertir otros 45 millones de euros para potenciar su actividad en todo el ciclo desde la cría hasta el sacrificio y transformación de 12 millones de animales con una producción anual de 130.000 toneladas y una plantilla de 1.400 personas.

Dentro del sector agroalimentario el grupo cuenta con la firma Fripozo, solamente para el segmento de los productos congelados, tanto de producción propia como de productos adquiridos a terceros; Palancares, una firma quesera dentro de la denominación de origen Murcia; la bodega Luzón en la denominación de origen de Jumilla, Aqadeus en el envasado de agua procedente de la localidad de Robledo en Albacete; e Infu Capital para gestión de inversiones. En el marco de esa estrategia de integración vertical, el grupo tomó el control de la empresa Sediasa, con centros de fraccionamiento y de preparación alimentaria para la distribución en Sevilla y Madrid.

Sin embargo, el buque insignia y la firma emblemática del grupo sigue siendo la empresa ElPozo Alimentación, con una plantilla de casi 4.000 personas y una facturación de 965 millones. La empresa asegura que ha crecido con una política de innovación que ofrece “alimentos saludables para el grueso de los consumidores” y muy especialmente para colectivos como los celíacos, que en España suman unas 500.000 personas. La empresa comercializa sus productos en más de 80 países, con unas ventas de 145 millones de euros que suponen el 20% de su facturación, porcentaje que se pretende duplicar en los próximos años con la apertura o consolidación de mercados en todo el mundo y muy especialmente en el resto de la Unión Europea, Africa subsahariana y Asia.

Fuera de España, la única actividad industrial del grupo corresponde a su apuesta por el mercado del pavo en Rusia en sociedad con el grupo local Cherkizovo, líder en ese país en el sector de las carnes, con la constitución de la empresa Tambovskaia. Se trata de un proyecto que supone una inversión de 125 millones de euros con el objetivo de lograr una producción integrada de más de 40.000 toneladas de carne de pavo para 2018, lo que le convertirá en el primer productor del mercado ruso.

Fuera del sector agroalimentario, el grupo opera en el sector inmobiliario con la empresa Profusa, en el petroquímico con Aemedsa, en el de la cerámica con Todagrés, y el de ocio con Vis Hoteles y Terra Natura.