Análisis:ANÁLISIS | Las secuelas de una crisis alimentaria

Comer carne es seguro

Cada día más, la seguridad alimentaria ha de afrontar la gestión de factores de peligro cuyos efectos nocivos pueden ser muy posteriores al consumo de los alimentos que vehicularon aquéllos. Esta realidad no es nueva, ni sorprende al gestor de riesgos alimentarios. Y así ha de contemplarse, necesariamente, la reciente constatación en España de dos casos humanos de la variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que vendrían a sumarse al que se detectó en julio de 2005. Lamentando los fallecimientos como sólo cabe hacer ante la pérdida de vidas humanas, no debemos, sin embargo, pensar que no...

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Cada día más, la seguridad alimentaria ha de afrontar la gestión de factores de peligro cuyos efectos nocivos pueden ser muy posteriores al consumo de los alimentos que vehicularon aquéllos. Esta realidad no es nueva, ni sorprende al gestor de riesgos alimentarios. Y así ha de contemplarse, necesariamente, la reciente constatación en España de dos casos humanos de la variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que vendrían a sumarse al que se detectó en julio de 2005. Lamentando los fallecimientos como sólo cabe hacer ante la pérdida de vidas humanas, no debemos, sin embargo, pensar que nos encontramos ante una situación nueva o diferente que exija medidas distintas de las que ya están en curso desde hace años. Se puede asegurar que desde hace al menos cinco años, siendo extraordinariamente pesimista, o hace 10 años, siendo optimista, las posibilidades de exposición de los europeos a la carne infectada son nulas. Consecuentemente, el contagio de estos casos se produjo hace años.

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La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición quiere transmitir un mensaje de tranquilidad en relación con los alimentos, en particular con la carne y sus derivados. Si se demostrara que los fallecimientos mencionados hubieran tenido por causa estos alimentos, el contagio, como se ha argumentado, se habría producido hace años.

Las medidas de prevención de Encefalopatías Espongiformes Transmisibles adoptadas por toda la Unión Europea, y desde luego por España, desde 1997, son extraordinariamente rigurosas y garantizan la seguridad alimentaria. Entre otras, baste destacar la prohibición de las harinas animales, la retirada de las canales de los materiales de alta infectividad (MER), el análisis post mórtem y el sacrificio de animales infectados. En todo momento se ha luchado contra esta enfermedad y se sigue haciendo, con la adopción de medidas basadas en las mejores y más recientes pruebas científicas, bajo el aval de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y con el principio de precaución como denominador común. En España, como en Europa, se está actuando de acuerdo con el mandato del Tratado de La Unión: garantizar la más elevada protección para el consumidor.

Félix Lobo es presidente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.

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