Barcelona acoge un gran conjunto de estatuas romanas

Ha sido uno de los grandes descubrimientos arqueológicos de los últimos años: el hallazgo en 1996 de una formidable colección de 17 estatuas de mármol romanas en las excavaciones de la vieja ciudad de Narona -la actual Vid croata- conmocionó a los amantes de la antigüedad clásica. Nueve de esas esculturas excepcionales, que representan, a tamaño mayor que el natural, a personajes de la familia julio claudia (con el añadido de un flavio: Vespasiano), entre ellos, el emperador Augusto, con coraza militar; su esposa, Livia, y su sucesor, Tiberio, se exhiben ahora hasta el próximo 30 de enero en e...

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Ha sido uno de los grandes descubrimientos arqueológicos de los últimos años: el hallazgo en 1996 de una formidable colección de 17 estatuas de mármol romanas en las excavaciones de la vieja ciudad de Narona -la actual Vid croata- conmocionó a los amantes de la antigüedad clásica. Nueve de esas esculturas excepcionales, que representan, a tamaño mayor que el natural, a personajes de la familia julio claudia (con el añadido de un flavio: Vespasiano), entre ellos, el emperador Augusto, con coraza militar; su esposa, Livia, y su sucesor, Tiberio, se exhiben ahora hasta el próximo 30 de enero en el Salón del Tinell de Barcelona integradas en la exposición Divo Augusto, el descubrimiento de un templo romano en Croacia, organizada por el Museo Arqueológico de Split y el Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona (MHCB).

La impresionante exposición -la visión de las estatuas agrupadas impacta como los grandes conjuntos escultóricos del British Museum o del Museo Nacional de Atenas- documenta la aventura del descubrimiento y excavación del Augusteum de Narona, un templo dedicado al culto del emperador Augusto y su familia. Las esculturas, colocadas sucesivamente desde el año 10 antes de Cristo hasta finales del siglo II después de Cristo -siguiendo la evolución de la familia imperial-, estaban emplazadas en un podio en el interior del edificio, en el foro de la ciudad. La exhibición recrea ese santuario, con siete de las estatuas puestas de pie y una octava, del emperador Claudio, estirada en el suelo y fragmentada para ilustrar la posición y el estado en que fueron encontradas todas ellas, tras ser derribadas en el siglo IV después de Cristo con la proclamación del cristianismo como religión oficial del imperio.

La novena estatua, hallada muchos años antes que el resto, se presenta aparte del conjunto y tiene detrás una estupenda historia propia. Se trata de la denominada Livia de Oxford-Opuzen. Representa a la esposa de Augusto -toda una mujer de carácter, como recordarán los lectores de Suetonio o del Yo, Claudio de Robert Graves- y la cabeza y el cuerpo han permanecido separados durante años. La cabeza, adquirida en 1878 por sir Arthur Evans -el descubridor de Cnossos-, fue a parar al Ashmolean Museum de Oxford, mientras que el cuerpo se conservaba en la pequeña ciudad croata de Opuzen. Los hallazgos de Narona han permitido identificar y reinterpretar la estatua como perteneciente al Augusteum y, en una iniciativa loable, juntar los dos trozos en una "emperatriz reunificada".

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