PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS DE LAS LETRAS

Una resistencia liberal

Colaborador habitual de EL PAÍS, Magris publicaba el pasado domingo 6 de junio un artículo en la sección de Opinión en el que, con motivo de la muerte de Umberto Agnelli, el último gran patrón de Fiat, recordaba con un cierto tono autobiográfico la ciudad de su juventud, Turín ("... fue la capital del Risorgimento, del antifascismo y la resistencia; la cuna del liberalismo de Einaudi y de Gobetti; el lugar de diálogo entre la cultura liberal y la cultura obrera"), en cuya universidad ocupa en la actualidad la cátedra de Literatura Germana. De dicho texto extractamos unos párrafos:

"A Tu...

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Colaborador habitual de EL PAÍS, Magris publicaba el pasado domingo 6 de junio un artículo en la sección de Opinión en el que, con motivo de la muerte de Umberto Agnelli, el último gran patrón de Fiat, recordaba con un cierto tono autobiográfico la ciudad de su juventud, Turín ("... fue la capital del Risorgimento, del antifascismo y la resistencia; la cuna del liberalismo de Einaudi y de Gobetti; el lugar de diálogo entre la cultura liberal y la cultura obrera"), en cuya universidad ocupa en la actualidad la cátedra de Literatura Germana. De dicho texto extractamos unos párrafos:

"A Turín, a su universidad y su ambiente de aquellos años, a su red de trabajos, afectos y amistades, debo fundamentalmente lo que soy. Si mi amor por Trieste es el amor a la familia de origen, mi amor por Turín es similar al amor a la familia que uno funda".

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"Esta cultura turinesa, durante mucho tiempo, fue hegemónica y no exenta de esa especie de presunción aristocrática que acompaña con facilidad a la conciencia de ser dominante y representar el progreso; también la Fiat, a su manera, pecó de esa misma arrogancia en sus épocas de poder. Hoy esa cultura está en crisis, con las transformaciones objetivas de la sociedad italiana y occidental en general, con el eclipse de los sujetos tradicionales como el proletariado y la burguesía, con el predominio del capitalismo financiero sobre el industrial, y tantas otras cosas. Para defender verdaderamente sus mejores valores y su estilo, más necesario que nunca en un clima de indiferencia escandalosa en el que todo parece intercambiable, esta cultura tendrá que saber hacerlo con métodos apropiados para las nuevas amenazas, en una nueva versión actualizada de la resistencia liberal. No es casual que los portavoces de la nueva cultura de las audiencias, que pone todo en el mismo plano para anular los valores capaces de poner en tela de juicio su dominio tambaleante, actúen tan a menudo movidos por un rencor sin límites hacia esa cultura turinesa que es lo opuesto a ellos, y no desperdicien ninguna ocasión de denigrar su tradición y a sus maestros".

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