Tribuna:VII PREMIO ALFAGUARA DE NOVELA

Una novela donde la violencia es una sombra

En los años cincuenta, Colombia produjo una ola de literatura sobre la violencia política surgida en la década anterior. Eran relatos específicos y explícitos que tardaban en coagular en manos de los lectores. Uno o dos lustros después, el tema de la violencia pasó a ocupar el trasfondo de los relatos y en el escenario de enfrente surgieron historias humanas de vida corriente. Fue entonces cuando aparecieron Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Manuel Mejía Vallejo y otros narradores. De alguna manera, el ciclo se repite. La nueva violencia, la del narcotráfico, ha acunado celebradas...

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En los años cincuenta, Colombia produjo una ola de literatura sobre la violencia política surgida en la década anterior. Eran relatos específicos y explícitos que tardaban en coagular en manos de los lectores. Uno o dos lustros después, el tema de la violencia pasó a ocupar el trasfondo de los relatos y en el escenario de enfrente surgieron historias humanas de vida corriente. Fue entonces cuando aparecieron Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Manuel Mejía Vallejo y otros narradores. De alguna manera, el ciclo se repite. La nueva violencia, la del narcotráfico, ha acunado celebradas novelas explícitas, como La virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo, y Rosario Tijeras, de Jorge Franco. Ahora acaba de ganar el Premio Alfaguara la escritora bogotana Laura Restrepo con Delirio, una obra de vida corriente en cuyo telón trasero parpadean las sombras de la violencia y la corrupción. Pero en este caso ellas son más que todo una metáfora del escenario principal, que cuenta una historia de locura, amor y dolor ("Locura"... "amor"... "dolor": como diría Mark Twain, lo siento, me estoy repitiendo).

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No hubo mayores vacilaciones entre quienes, presididos por José Saramago, fuimos jurados del premio. Delirio convocó sin dificultades la unánime simpatía de los llamados a decidir. Tenía el relato varios apoyos, y todos estaban debidamente hilvanados. Los personajes eran de carne y hueso. Las soluciones rehuían el lugar común (la "nariz de cera", que dicen los portugueses, según informó Saramago). Y el lenguaje revestía esa característica de lo auténtico, que es capaz de encontrar lo universal perforando lo particular.

Laura Restrepo, periodista, escritora y, desde hace 54 días, responsable cultural del Ayuntamiento de Bogotá, nos hunde en el drama de la demencia a partir de una primera frase tentadora: "Supe que había sucedido algo irreparable en el momento en que un hombre me abrió la puerta de esa habitación del hotel y vi a mi mujer sentada al fondo, mirando por la ventana de muy extraña manera". Lo que sigue son Agustina Londoño y su mundo apasionado.

Daniel Samper Pizano es escritor colombiano.

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