Guerra limpia a los residuos

José María Soria, de 32 años, nació y se crió en Algamitas, un pequeño pueblo al sur de Sevilla, entre el olor a alpechín y la recogida de aceitunas del olivar de su padre. Empezó trabajando como técnico en medio ambiente y turismo en la administración local y un consorcio comarcal. Pero hace siete años decidió junto a un grupo de amigos que había que declarar la guerra a agentes tan incómodos para el medio ambiente como los lixiviados -líquidos tóxicos que emanan de los residuos sólidos urbanos-, los purines -heces y orines- de los cerdos y el alpechín y otros líquidos procedente del aderezo ...

José María Soria, de 32 años, nació y se crió en Algamitas, un pequeño pueblo al sur de Sevilla, entre el olor a alpechín y la recogida de aceitunas del olivar de su padre. Empezó trabajando como técnico en medio ambiente y turismo en la administración local y un consorcio comarcal. Pero hace siete años decidió junto a un grupo de amigos que había que declarar la guerra a agentes tan incómodos para el medio ambiente como los lixiviados -líquidos tóxicos que emanan de los residuos sólidos urbanos-, los purines -heces y orines- de los cerdos y el alpechín y otros líquidos procedente del aderezo de aceitunas.

Ahora, después de siete años de trabajo, Soria asegura orgulloso que Cyclus I+D, la firma que dirige y que gestó con sus amigos, es la "única empresa de ingeniería medioambiental que depura" casi al 100 % estos residuos hasta convertirlos en agua cristalina o abono orgánico. El alpechín y demás aguas de aderezo de aceitunas, los lixiviados y los purines representan el segundo problema medioambiental del mundo para cauce fluvial.

Desde que fue registrada hace dos años, Cyclus I+D se ha dedicado de pleno a la investigación y diseño de los sistemas de depuración de estos residuos. De momento han sido más las inversiones y esfuerzos que los resultados tangibles para el bolsillo. Cyclus I+D no ha inventado nada, los sistemas de depuración ya existían, pero no daban la talla requerida por la legislación, explica Soria.

Por ello, el departamento de investigación y desarrollo de esta empresa "100% andaluza" ha perfeccionado las fórmulas físicas y ha adecuado la maquinaria. En este proceso, Soria destaca el tesón de su amigo y director técnico, José Toro. "Hasta ahora no ha comenzado la actividad comercial pura y dura, nos hemos centrado en la investigación", dice.

Lo que sí ha conseguido la empresa es patentar dos sistemas: el de purines y lixiviados, y el de aderezos. Esta investigación se ha realizado en las dos plantas con que cuenta Cyclus I+D, un laboratorio en Morón de la Frontera y otro en Lucena para aderezo de aceitunas, del cual es gerente José Lara. Una vez conseguidos "los mayores niveles de depuración mundial", asegura Soria, Cyclus patentará sus sistemas en quince países, la mayoría europeos.

El pasado miércoles la empresa inauguró una nueva planta en El Coronil para depuración de purines de cerdo y de aquí a dos años contará con sendas delegaciones en Francia y Portugal. Con el proyecto de quince plantas más, Cyclus I+D espera consolidar su actividad comercial. "No es fácil porque se tarda unos cuatro meses en negociar, diseñar y aplicar cada sistema de depuración personalizado al ganadero o agricultor", explica Soria.

El director de Cyclus I+D es consciente de que la inversión que debe acometer el agricultor o ganadero es importante. Pero advierte de que los sistemas que han diseñado son los más baratos y los únicos que consiguen los parámetros. "Depurar un metro cúbico de estos residuos suele costar 4 ó 5 euros y no se alcanza el nivel de limpieza exigido, nosotros realizamos la explotación y gestión de esa cantidad por un euro", asegura.

"Hasta ahora, la administración ha estado dormida en la aplicación de la legislación porque no había soluciones efectivas y el sector agrario es muy sensible a las sanciones", según el director de Cyclus I+D, que cuenta con nueve empleados y diez colaboradores. No obstante, esta especie de moratoria legal se acaba y Soria asegura que muchas empresas agrarias están cerrando, aunque otras prefieren pagar las sanciones. "Hasta que el agricultor no ve salir el agua cristalina no se convence de que el sistema funciona", afirma.

Según Soria, este escepticismo es fruto de "muchos engaños; más de 40 proyectos venden la panacea y no funcionan". Tras las tareas investigadoras, Cyclus I+D ya empieza a recoger frutos y ya ha firmado tres proyectos de depuración, analiza otros quince y tiene 40 solicitudes más para comenzar esa ansiada y productiva actividad comercial. Con lo que el director de la empresa presume de no tener aún departamento comercial y de estar saturados con las llamadas que reciben.

El director de Cyclus sostiene que no ha sido fácil. "No nos ha creído nadie, cuando empezamos a trabajar en el tema las universidades, los ganaderos y agricultores y las administraciones públicas decían que no funcionaría", recuerda. Soria asegura que a sus instalaciones han ido técnicos "haciéndose pasar por agricultores". Ahora tienen proyectos de investigación aprobados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y el apoyo del Instituto de Fomento de Andalucía.