Prodigiosa fruta madura

Pedro Cuadrado es un hombre al que le gusta ir al grano. Amplió viñedo en la vieja finca Villacreces, fundamentalmente cerealista; plantó cepas foráneas de prestigio, modernizó la bodega y triunfó con su primer vino, el Finca Villacreces del 94. Pero para Pedro Cuadrado el éxito es un desafío. Había que subir un peldaño más en la escala de la calidad. Así nace Nebro, la máxima expresión de esta bodega singular, de su mejor uva tinto fino y de una elaboración que parece tocada por la gracia.

Pero no es un vino fácil. Primero hay que armarse de paciencia, abrir la botella con tiempo y uti...

Pedro Cuadrado es un hombre al que le gusta ir al grano. Amplió viñedo en la vieja finca Villacreces, fundamentalmente cerealista; plantó cepas foráneas de prestigio, modernizó la bodega y triunfó con su primer vino, el Finca Villacreces del 94. Pero para Pedro Cuadrado el éxito es un desafío. Había que subir un peldaño más en la escala de la calidad. Así nace Nebro, la máxima expresión de esta bodega singular, de su mejor uva tinto fino y de una elaboración que parece tocada por la gracia.

Pero no es un vino fácil. Primero hay que armarse de paciencia, abrir la botella con tiempo y utilizar una copa amplia para permitir una buena aireación. Porque aquí no hay grandes trazos, sino una sutil urdimbre donde la excelente madera francesa dibuja sobre la prodigiosa fruta madura, muy concentrada, un juego de luces y sombras cambiantes según despunten las notas minerales, el caco, la pimienta rosa o la escondida trufa. Una experiencia cara, pero inolvidable.