Greenpeace lanza en Barcelona su campaña contra la tala de bosques protegidos

La organización ecologista denuncia que más del 10% de la madera importada es ilegal

Greenpeace dio ayer un grito de alarma contra la tala descontrolada de bosques. A bordo del Rainbow Warrior, atracado en Barcelona, la organización denunció ayer que en 2001 España importó ilegalmente 860.000 metros cúbicos de madera, que supone el 10,5% de la importación española y cuyo valor asciende a 263 millones de euros. Greenpeace inició en Barcelona la campaña No más madera ilegal, que recorrerá los puertos del Mediterráneo que reciben este producto.

Madera ilegal es la que ha sido talada, transportada, vendida o comprada incumpliendo la legalidad. Los 263 m...

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Greenpeace dio ayer un grito de alarma contra la tala descontrolada de bosques. A bordo del Rainbow Warrior, atracado en Barcelona, la organización denunció ayer que en 2001 España importó ilegalmente 860.000 metros cúbicos de madera, que supone el 10,5% de la importación española y cuyo valor asciende a 263 millones de euros. Greenpeace inició en Barcelona la campaña No más madera ilegal, que recorrerá los puertos del Mediterráneo que reciben este producto.

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Madera ilegal es la que ha sido talada, transportada, vendida o comprada incumpliendo la legalidad. Los 263 millones de euros que cuestan las importaciones ilegales españolas "pueden considerarse robados de las arcas de los países productores, como Brasil, Gabón o Camerún", explicó Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de bosques de Greenpeace. Esta organización, aseguró Soto, no está en contra de la explotación de madera, "sino a favor de que se haga de forma legal, razonable y sostenible para asegurar el reemplazo".

La campaña No más madera ilegal pretende denunciar la tala incontrolada y su importación por países desarrollados. En su informe La huella del consumo español de madera sobre los bosques del planeta, Greenpeace expone las dimensiones de este comercio en España, que supone más del 10% del total de las importaciones. "Pedimos a las autoridades que no compren madera ilegal, sino material certificado", señaló Soto.

Mobiliario urbano

Parte del mobiliario urbano de la ciudad de Barcelona -que se declara partidaria de la sostenibilidad- está elaborado con madera ilegal, como el de muchas ciudades, señaló Soto. La compra de madera protegida en algunos países -por ejemplo, en Rusia- repercute negativamente en la economía catalana, ya que los madereros autóctonos no pueden competir con precios tan bajos.

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La tala indiscriminada destruye las economías locales, otras formas de cultura y hábitats de animales, como el del gorila. Un estudio de la ONU refleja que hay una relación clara entre la industria forestal ilegal y el tráfico de armas y diamantes en países en permanente conflicto, como Liberia. Soto explicó que si bien en Cataluña hay empresas que sólo comercializan madera certificada, algunos empresarios catalanes siguen importando madera ilegal liberiana pese a la prohibición expresa de la Unión Europea. Hace apenas una semana, la Comisión Europea propuso un plan de acción para el control de las importaciones de madera ilegal en la UE. Cada dos segundos desaparece una superficie forestal similar a un campo de fútbol, recordó Christopher Thies, miembro de Greenpeace.

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