CATÁSTROFE ECOLÓGICA EN GALICIA | Alarma ante un nuevo desastre medioambiental

Una nueva marea negra se acerca a Finisterre

La gran mancha a la deriva se encoge y estira hasta alcanzar una superficie mayor que Tenerife

EL PAÍS

La cuenta atrás ya ha comenzado para decenas de miles de habitantes de la costa gallega, que de nuevo vivirán unos días con el alma en vilo. Un monstruo marino, como una ameba gigantesca compuesta de miles de toneladas de fuel, que se estira y encoge hasta abarcar una superficie mayor que la isla de Tenerife, avanza hacia tierra con rumbo nordeste. Las posibilidades de librarse de su ataque son escasas, según reconocen expertos de la Xunta. La mancha, que ayer se encontraba a unos 83 kilómetros de Finisterre, está gobernada por un mecanismo que depende de una conjunción de factores difícilment...

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La cuenta atrás ya ha comenzado para decenas de miles de habitantes de la costa gallega, que de nuevo vivirán unos días con el alma en vilo. Un monstruo marino, como una ameba gigantesca compuesta de miles de toneladas de fuel, que se estira y encoge hasta abarcar una superficie mayor que la isla de Tenerife, avanza hacia tierra con rumbo nordeste. Las posibilidades de librarse de su ataque son escasas, según reconocen expertos de la Xunta. La mancha, que ayer se encontraba a unos 83 kilómetros de Finisterre, está gobernada por un mecanismo que depende de una conjunción de factores difícilmente predecibles, como el viento o las corrientes. Pero los científicos no esconden su pesimismo: "La hipótesis más realista es que bata contra Finisterre hacia el fin de semana".

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Mientras pescadores y mariscadores de toda Galicia rezan para que la nueva marea negra no les alcance, a orillas de la Ría de Arousa, muy cerca de Vilagarcía (Pontevedra), un grupo de oceanógrafos y meteorólogos vive pegado a sus ordenadores, enfrascándose en cálculos matemáticos y diseñando mapas. Trabajan a partir de los informes suministrados por dos aviones y dos helicópteros y de los datos que se cruzan con sus colegas franceses y portugueses. Este equipo, constituido en el Centro de Control de Recursos Marinos de la Xunta, maneja factores que encierran un alto grado de incertidumbre. No se conoce muy bien el comportamiento del fuel del Prestige y, como avisa el meteorólogo Pedro Montero, "pronosticar los vientos para dentro de cuatro días es hacer ciencia ficción".

Con todas esas salvedades, tienen ya un pronóstico bastante perfilado y poco esperanzador. "El fuel acabará en la costa, eso es seguro", apunta el oceanógrafo José Manuel Cabanas. "Si el viento acompañara, habría posibilidades de que orillase Galicia y siguiese hacia el norte. Pero siendo un poco realistas, lo probable es que acabe batiendo contra Finisterre". La velocidad de la mancha es variable. Con el buen tiempo de los dos últimos días, se movió muy poco. Pero las condiciones meteorológicas empeoraron ayer y, en una situación parecida, la pasada semana llegó a avanzar hasta 20 kilómetros por día. "Tal vez llegue este fin de semana o un poco después", avanzó Cabanas.

La marea negra, en ese caso, castigaría la zona ya afectada por los vertidos, una hipótesis que el Gobierno autónomo empieza a aceptar como un mal menor. Pero una vez que alcance la costa, su comportamiento puede variar. Los científicos advierten de que sus predicciones se hacen menos precisas cuando sitúan la mancha en la plataforma continental, a unas 20 millas de la costa. La hipótesis más optimista es que una parte rompa contra Finisterre y lo demás remonte Galicia y siga hacia el norte.

Pero tampoco se puede descartar que cierta cantidad de fuel derive hacia el sur y ponga en jaque a las Rías Bajas, una posibilidad que hace palidecer a las autoridades gallegas. En ese caso, el fuel no rompería contra los acantilados a mar abierto de la Costa da Morte, sino que se filtraría en brazos de mar estrechos y sinuosos de aguas mansas en las que sería más difícil de eliminar, y podría destruir algunos de los bancos marisqueros más ricos del mundo.

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Con los vientos habituales en esta época, los científicos siguen pensando que es "poco probable" que la marea negra alcance las Rías Bajas. Pero la posibilidad es real, y la Xunta ya ha empezado a avisar a pescadores y mariscadores para que estén preparados.

La gran mancha, proveniente del fuel que vertió el Prestige en sus estertores, es una masa de unas 11.000 toneladas. En los dos últimos días, el trabajo de los buques anticontaminación francés y holandés ha permitido succionar unas 2.000 toneladas. Ayer el tiempo empeoró y tuvieron que quedar amarrados a puerto, al igual que los otros tres barcos extranjeros que aún no se han podido estrenar.

El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, ofreció ayer en A Coruña una descripción bastante tranquilizadora de la mancha. Dijo que tiene dos núcleos densos de "100 por 60 metros" y luego un centenar de concentraciones menores. El piloto del helicóptero Pesca I de la Xunta, Javier Olavide, la ha visto desde el aire y ofrece una explicación algo distinta. "Hace cuatro días", comenta, "observé un área contaminada de unas 40 millas de largo por 15 de ancho. Estaba formada por algunas lagunas de fuel denso y el resto se esparcía en listas, como una piel de cebra".

Rajoy y los científicos de la Xunta coinciden en que de momento no hay pruebas de que los tanques del Prestige filtren combustible desde el fondo del mar. Una fotografía de satélite muestra en la zona una mancha de 30 kilómetros de ancho, pero en los últimos días "ha disminuido de intensidad" y se confía en que provenga también de los vertidos previos al hundimiento. Rajoy señaló que los informes técnicos sobre el fuel aparecido en Asturias aventuran que no proviene del Prestige, aunque tampoco lo descartan por completo.

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