Düsseldorf penetra en los enigmas de Joan Miró con una gran retrospectiva

La muestra, que contiene 120 obras, incluye 25 cuadros que nunca se han visto en público

'Joan Miró es el más surrealista de todos nosotros', escribió André Breton en 1928 al referirse al pintor. Y para mostrar cuán surrealista fue el artista catalán, se abrió al público el sábado en la ciudad alemana de Düsseldorf una exposición titulada Caracol, Mujer, Flor, Estrella. El título de esta muestra, que se exhibe en el Palacio del Arte (Kunst Palast) de la ciudad de la cuenca del Ruhr, coincide con el de uno de los cuadros de Miró que cuelgan en el Museo Reina Sofía de Madrid. Entre las 120 obras de la exposición se encuentran 25 cuadros que nunca se han visto en públic...

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'Joan Miró es el más surrealista de todos nosotros', escribió André Breton en 1928 al referirse al pintor. Y para mostrar cuán surrealista fue el artista catalán, se abrió al público el sábado en la ciudad alemana de Düsseldorf una exposición titulada Caracol, Mujer, Flor, Estrella. El título de esta muestra, que se exhibe en el Palacio del Arte (Kunst Palast) de la ciudad de la cuenca del Ruhr, coincide con el de uno de los cuadros de Miró que cuelgan en el Museo Reina Sofía de Madrid. Entre las 120 obras de la exposición se encuentran 25 cuadros que nunca se han visto en público.

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'Nos pareció adecuado el título del cuadro para la exposición y lo elegimos porque resume a la perfección al propio Miró, a su persona; porque descubre su universo, los intereses -fauna, personas, flora, cosmos...- de un artista para el que, por ejemplo, un cabello resulta tan importante como una montaña', asegura Victoria Combalía Dexeus, uno de los comisarios (el otro es Stephan von Wissen) de esta muestra.

Combalía ha vivido los últimos meses sumergida en este proyecto y lleva años ya siguiendo apasionadamente la obra y el lenguaje de su paisano, sobre el que ha escrito dos libros, El descubrimiento de Miró y Picasso-Miró. Miradas cruzadas. El director del Kunst Palast, Jean-Hubert Martin (antes, director del Centro Pompidou, de París, y curator de la Biennale de Lyon del año 2000), llevaba largo tiempo detrás de esta exposición en la que se exhiben 120 piezas fechadas entre los años 1917 y 1974.

De todas ellas, una mitad son pinturas, y la otra, dibujos, gouaches, collages... e incluso ocho esculturas. La muestra hace especial hincapié en la estancia de Miró en París, adonde el pintor llegó en 1920. 'La colección que aquí hemos reunido se concentra en el periodo más creativo de Miró', afirma el director. 'Sus obras anteriores eran más descriptivas; las posteriores a los años cincuenta, manchas de colores más abstractas. Pero en el tiempo del surrealismo resulta sensual, juguetón, se acerca incluso al arte africano u oceánico, desarrolla un lenguaje propio que resulta universal'.

El ambiente de París

Desde los inicios de los años veinte vivió Miró en París, en la Rue Blomet, allí donde giraban artistas, poetas alrededor de André Breton. Miró quedó fascinado con el ambiente. Los demás quedaron fascinados con su obra. 'Nunca más Barcelona. París y el campo', asegura Combalía que dijo Miró en un momento dado. Porque él, ante todo, quiso ser un catalán internacional.

Y lo consiguió con su trabajo. Sus obras se encuentran repartidas por el mundo. 'Hubert Martin me llamó para que le ayudara a conseguir piezas, lo cual era y es una tarea muy difícil por dos razones: porque después de los atentados del 11 de septiembre los coleccionistas prestan menos y porque Miró está subiendo mucho de precio; se está convirtiendo en un picasso, y al encarecerse la obra, se mueve menos', dice Combalía.

Un total de 25 obras de colecciones particulares, muchas desconocidas, asegura haber aportado ella a la muestra alemana: 'Son piezas raras de ver, muchas nunca expuestas y algunas de las conseguidas se encuentran en manos de coleccionistas privados y, en el caso de España, alguna que otra en manos de personalidades públicas que prefieren mantener el anonimato'.

'Aquí mostramos piezas del Centro Pompidou, de la Galería Nacional de Washington, del MOMA de Nueva York, de la Tate Gallery', afirma la comisaria. Además de los museos citados, una gran parte del material ha llegado de los mismos museos alemanes, de Karlsruhe, Essen o Hannover.

A la hora de plantearse elaborar la restrospectiva en Alemania, que recoge medio siglo de producción, los organizadores pensaron que era importante situar a Miró en su contexto: 'Había que enseñar lo que yo llamo la lección de Miró: cómo conecta con lo primordial, con la tierra, con la naturaleza, con el cosmos. Su concepto de la mujer, la visión de su tierra', dice Combalía. 'Su visión del mundo es sencilla, simple, pura. Su lenguaje, muy básico. ¿Cómo explicar de dónde nace?'. Para hacerlo desde ojos ajenos, pero cercanos a un tiempo, han recurrido a diversos vídeos y a 30 fotografías de un amigo personal de Miró, Joaquim Gomis: 'Cuando ves sus estupendas fotos de los campos, los surcos, las vides, estás viendo los propios cuadros de Miró'.

La muestra Caracol, Mujer, Flor, Estrella se ha creado para Düsseldorf y desaparecerá en Düsseldorf el 6 de octubre. No habrá gira. Si fue muy difícil conseguir los cuadros para tres meses, 'para más tiempo hubiera resultado imposible', termina Combalía.

La Masía (1921-1922), de Joan Miró.
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