CATÁSTROFES AÉREAS

El controlador suizo pudo incumplir las normas al no desviar el avión ruso siniestrado

El centro de control de Zúrich dispuso de cinco minutos para advertir al Tupolev de que debía descender

El controlador aéreo que en la noche del lunes estaba a cargo del centro de control de Zúrich incumplió una norma básica al menos cinco minutos antes del choque entre el Tupolev 154 y el Boeing 757 que costó la vida a 71 personas. Desde un centro alemán, el controlador suizo recibió hacia las 23.30 el aviso de que el Tupolev 154 pasaba bajo su control al nivel 360 (unos 12.000 metros). Como ya tenía también bajo su control a otro avión, el Boeing 757, a la misma altitud, el controlador debió rechazar la supervisión del Tupolev a ese nivel u ordenarle que descendiera, iniciativa que sólo tomó c...

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El controlador aéreo que en la noche del lunes estaba a cargo del centro de control de Zúrich incumplió una norma básica al menos cinco minutos antes del choque entre el Tupolev 154 y el Boeing 757 que costó la vida a 71 personas. Desde un centro alemán, el controlador suizo recibió hacia las 23.30 el aviso de que el Tupolev 154 pasaba bajo su control al nivel 360 (unos 12.000 metros). Como ya tenía también bajo su control a otro avión, el Boeing 757, a la misma altitud, el controlador debió rechazar la supervisión del Tupolev a ese nivel u ordenarle que descendiera, iniciativa que sólo tomó cuatro minutos más tarde.

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Controladores europeos con décadas de experiencia explicaron ayer que, a falta de conocer aún las grabaciones de las mal llamadas cajas negras (son naranjas) de los dos aparatos, resulta inexplicable que se hubiera producido ese accidente en un momento de escasísimo tráfico aéreo en la zona, en la que anualmente se registran un millón de operaciones aéreas, sólo superada en Europa por los cuellos de botella de Londres (1,5 millones), Maastricht (1,2) o París (también un millón).

En el momento del siniestro, sin embargo, sólo estaban bajo supervisión de Zúrich los dos aviones y un tercero, al parecer militar, que pasó a 30 millas del lugar. Media hora antes había sido controlado un cuarto aparato. Una actividad, por tanto, bajísima. 'Son momentos de relajamiento en los que pueden producirse los errores más elementales', aseguran las fuentes consultadas. El accidente ocurrió además en la zona mejor vigilada en Europa, donde los aviones son vistos hasta por cuatro o cinco radares a la vez.

Precisamente por ese descenso en el tráfico, los controladores de Zúrich optaron a las 23.10 por recargar con un nuevo software el Short-term Conflict Alert, un sistema que avisa automáticamente con dos minutos de antelación de la posibilidad de que dos aviones puedan aproximarse. Sólo quedó activado un sistema menos moderno que no tiene las mismas funciones que el Short-term.

Puesto que el Boeing 757, procedente de Italia, había pasado al control de Zúrich en primer lugar, el controlador optó por avisar al Tupolev de que debía variar su trayectoria y descender. Pero lo hizo a sólo 44 segundos antes del accidente. También habrá que esperar a conocer las conversaciones de los pilotos y del controlador para saber si el piloto ruso desoyó la primera advertencia o incluso la segunda. Lo cierto es que, como no varió su trayectoria hasta segundos antes del choque, en el último momento se disparó el TCAS (sistema automático de aviso de riesgo de colisión) en el Boeing y el piloto de este avión decidió también iniciar un brusco descenso que originó el choque segundos antes de las 23.36.

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Aproximación excesiva

En estos mismos días, expertos en control aéreo realizan las últimas evaluaciones de un nuevo sistema de alerta llamado Mid-term Conflict Alert, que avisará con 20 minutos de antelación de la posibilidad de una aproximación excesiva de dos aviones en vuelo. Será instalado por primera vez el 2 de noviembre en el centro de control de Maastricht (Holanda).

Pese a la mejora de sistemas, el controlador es y será el responsable de los movimientos aéreos. Por eso, la tesis sostenida por los técnicos de lo ocurrido el lunes sobre la zona alemana del lago Constanza apunta a un error humano en el centro de control de Zúrich, dependiente de la sociedad Skyguide, propiedad en un 98% del Gobierno helvético (por ley debe tener al menos el 51%), que tiene contratados incluso a técnicos de otros países.

Pero, de acuerdo con la Convención de Chicago, el último responsable es el Estado en cuyo espacio aéreo se ha producido el accidente, es decir, Alemania. Berlín cedió hace dos décadas el control aéreo de esa zona a Suiza. La concentración de aviones en la zona y el ruido consiguiente originó un problema complicado después con cuestiones políticas, por lo que dirigentes alemanes han exigido la devolución de esa responsabilidad. Ahora, el accidente añadirá leña al contencioso.

En la noche del 27 de noviembre de 1984, y en un momento de escaso tráfico aéreo, un Boeing 747 de Avianca cayó en Mejorada del Campo porque su piloto programó por error la maniobra de aproximación a una altitud más baja que la permitida. Cuando se estrelló, el controlador no estaba mirando la pantalla porque creyó que el aparato ya estaba bajo supervisión de la torre de control de Barajas, razón por la que nadie advirtió del peligro al piloto.

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