Una terrorista suicida provoca el pánico al hacer estallar una bomba en Jerusalén

El atentado, en una zona que ya ha sufrido una decena de ataques, dejó un muerto y 200 heridos

Una mujer suicida palestina, estudiante de químicas, se inmoló ayer en el corazón de Jerusalén Oeste, provocando un muerto, una anciana de 81 años, y cerca de 200 heridos. Éste es el primer atentado suicida perpetrado por una mujer desde que en el año 1994 el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás iniciara las operaciones kamikazes contra el Estado de Israel. El Gobierno de Ariel Sharon acusó ayer al presidente palestino, Yasir Arafat, de haber ordenado personalmente este nuevo ataque terrorista, el tercero que se produce en cinco días.

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Una mujer suicida palestina, estudiante de químicas, se inmoló ayer en el corazón de Jerusalén Oeste, provocando un muerto, una anciana de 81 años, y cerca de 200 heridos. Éste es el primer atentado suicida perpetrado por una mujer desde que en el año 1994 el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás iniciara las operaciones kamikazes contra el Estado de Israel. El Gobierno de Ariel Sharon acusó ayer al presidente palestino, Yasir Arafat, de haber ordenado personalmente este nuevo ataque terrorista, el tercero que se produce en cinco días.

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La muchacha palestina, estudiante de químicas de la Universidad de An Naja, en Nablús, al norte de Cisjordania, se suicidó ayer con una potente carga explosiva en el centro de Jerusalén Oeste, en una de las principales arterias comerciales de la ciudad, matando a una anciana judía de 81 años, hiriendo a cerca de 200 viandantes, algunos de ellos de gravedad, y destruyendo al menos un par de comercios.

El atentado se produjo en la calle Jaffa, en el tramo comprendido entre King George y la plaza de Sión, a poco menos de treinta metros de donde el pasado martes un tirador palestino suicida disparó sobre la multitud con un arma automática, asesinando a dos mujeres e hiriendo a otras 50 personas.

En esta zona se han registrado en poco más de cuatro años una decena de atentados suicidas, el más grave de los cuales fue perpetrado el pasado 9 de agosto en el interior de una pizzería, matando a 15 personas.

Explosivo potente

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'He sido testigo de al menos siete atentados suicidas, pero le puedo asegurar que éste es en el que se ha utilizado un explosivo más potente', explicaba Eytan Ben Slomo, empleado en un restaurante cercano, mientras los equipos de rescate, policías, Ejército y vecinos trataban de evacuar a los heridos y los voluntarios de la organización ultraortodoxa Zaka -Identificación de Cuerpos de Víctimas en Catástrofes-, al mando de su jefe, Yehouda Mechi-Zahav, emprendían la tarea más desagradable: levantar los cadáveres, limpiar los rastros de sangre y recoger los jirones de los cuerpos, incluidos los que se incrustaron en lo alto del techo de unos soportales donde se produjo la explosión.

La nueva explosión ha empezado a desmoralizar a los comerciantes de la zona, las más importante y concurrida de Jerusalén Oeste, algunos de los cuales han empezado a cerrar sus tiendas, mientras que otros barajaban ayer en voz alta ante la prensa esta posibilidad: 'No podemos continuar así, esperando cada día que la próxima explosión destruya nuestros comercios o nos mate. Es demasiado arriesgado continuar trabajando en la zona'.

El alcalde de Jerusalén, Ehud Olmert, uno de los barones más fanáticos y radicales del partido nacionalista Likud, apareció en el escenario del atentado y con sus declaraciones demagógicas crispó aún más los ánimos. Olmert aseguró que 'Yasir Arafat es personalmente, individualmente y directamente, responsable' del atentado. Un portavoz del Gobierno, Raanan Gissin, vocero del primer ministro, matizó las declaraciones, asegurando que 'Arafat es responsable porque anima a los terroristas a cometer actos suicidas'.

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, desde su encierro de Ramala, trataba, sin embargo, una vez más de desmarcarse del atentado, al tiempo que pedía el retorno inmediato a la zona del mediador de la Casa Blanca, Anthony Zinni, quien a finales del pasado mes de diciembre fue 'llamado a consultas' desde Washington, después de quejarse agriamente por la falta de 'cooperación' de ambas partes para mitigar la violencia.

Cónsul de España

Horas antes del atentado, Arafat había recibido en su cautiverio de Ramala (Cisjordania) al cónsul general de España en Jerusalén, Manuel Salazar, a quien le informó de la situación en los territorios autónomos y le hizo entrega de una carta dirigida al presidente del Gobierno, José María Aznar.

La agencia de prensa palestina Wafa asegura que en la carta Arafat explica a Aznar los 'continuos ataques israelíes contra el pueblo palestino', así como los 'esfuerzos palestinos para restablecer la calma y el alto el fuego'.

Arafat ha pedido además a José María Aznar, como presidente de turno del Consejo de Europa durante la presidencia española de la Unión Europea este semestre, que actúe 'inmediatamente para poner fin a las atrocidades israelíes'.

El presidente palestino permanece confinado desde hace casi dos meses en Ramala por orden del primer ministro israelí.

Artificieros de la policía israelí inspeccionan el cadáver de la terrorista suicida en el lugar del atentado en Jerusalén.AP

Cheney acusa a Arafat

El vicepresidente de Estados Unidos, Richard Cheney, acusó ayer al presidente palestino, Yasir Arafat, de estar implicado en el tráfico de armas descubierto a principios de este mes en el barco Karine A. Hasta ahora, la Casa Blanca había asegurado que la Autoridad Nacional Palestina estaba relacionada con la compra de estas armas, pero había evitado acusar directamente al presidente de este tráfico. 'Hemos visto las pruebas de su implicación en esta operación para importar 50 toneladas de armas', aseguró el vicepresidente a la cadena de televisión estadounidense ABC, quien a continuación se negó a hacer ningún comentario sobre una eventual ruptura de relaciones diplomáticas o comerciales de Estados Unidos con la Organización para la Liberación de Palestina. El vicepresidente Cheney descalificó y no dio ningún valor a la carta que el propio Yasir Arafat envió hace poco menos de tres semanas al presidente George W. Bush, en la que desmiente cualquier implicación personal en el contrabando. 'No nos lo creemos', aseguró Cheney refiriéndose a la carta de Arafat.

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