LA OFENSIVA TERRORISTA

Un asiento del coche bomba fue a parar al tejado del edificio de El Corte Inglés

Los bilbaínos vivieron minutos de pánico, encerrados en los comercios de la Gran Vía

Pánico, angustia y sensación de impotencia. Esto fue lo que sintieron los cientos de bilbaínos y visitantes que pretendían disfrutar de las rebajas y del buen tiempo y a los que ETA quiso destrozar la vida. El coche bomba se encontraba en una de las zonas más concurridas de Bilbao, repleta de tiendas y grandes almacenes y donde comienza el tramo peatonal de la Gran Vía, la mayor arteria de la ciudad. En la esquina opuesta a donde estalló el explosivo está ubicado El Corte Inglés, con siete plantas, abarrotado en esos momentos. En su azotea se encontró uno de los asientos del vehículo.

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Pánico, angustia y sensación de impotencia. Esto fue lo que sintieron los cientos de bilbaínos y visitantes que pretendían disfrutar de las rebajas y del buen tiempo y a los que ETA quiso destrozar la vida. El coche bomba se encontraba en una de las zonas más concurridas de Bilbao, repleta de tiendas y grandes almacenes y donde comienza el tramo peatonal de la Gran Vía, la mayor arteria de la ciudad. En la esquina opuesta a donde estalló el explosivo está ubicado El Corte Inglés, con siete plantas, abarrotado en esos momentos. En su azotea se encontró uno de los asientos del vehículo.

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La onda expansiva fue muy violenta y rompió cristales de las ventanas de viviendas y escaparates en varias calles a la redonda. Afortunadamente sólo causó nueve heridos leves, que acudieron por su propio pie a los centros sanitarios, uno al ambulatorio y los otros ocho al hospital de Basurto. Hubo ataques de nervios, llantos y pánico. El teléfono móvil fue el aliado principal para contactar con amigos y familiares.

La GranVía de Bilbao es la mayor arteria de la ciudad. Se encuentra llena de tiendas, sobre todo de ropa, y de grandes almacenes. Enfrente del lugar donde fue colocado el coche se halla El Corte Inglés, con siete plantas, y al lado, Zara, con varias lonjas. Además, el año pasado, el Ayuntamiento terminó la peatonalización de ese tramo de la calle, que se ha convertido en un lugar ideal para pasear y ver escaparates. Ayer por la mañana se encontraba a rebosar de familias, grupos de jóvenes y parejas que aprovechaban la temperatura primaveral y el primer sábado de rebajas. Una oportunidad única. También para ETA, que podría haber conseguido una matanza.

Cuando se recibió el aviso de bomba, los agentes de la Ertzaintza se desplazaron al lugar y comenzaron a desalojar los comercios. Debido al poco tiempo disponible para el desalojo, algunos establecimientos no pudieron ser evacuados y la gente se quedó en el interior con las persianas bajadas.

Los clientes de las primeras plantas de El Corte Inglés pudieron salir sin problemas antes de la explosión, pero muchos otros permanecían en las plantas superiores junto a los empleados cuando se produjo el estallido. La evacuación del centro comercial se realizó ordenadamente y sin histerias, antes y después de la deflagración. 'Hemos desalojado de acuerdo al plan que tenemos para estos casos, con prudencia y sin prisas, y se ha cerrado la puerta más próxima al lugar donde se encontraba estacionado el coche bomba', señaló José Carlos Ramos, director de relaciones externas de El Corte Inglés. Los daños en este centro comercial fueron mínimos, aunque el edifico 'tembló', según un empleado.

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En las tiendas cercanas, decenas de ciudadanos aguardaban con incertidumbre a que se produjera el desenlace. 'Nos han dicho que en cuanto lo diga la policía, nos van a dejar salir, pero que tenemos que salir corriendo hacia la derecha', comentaba Javier, que se encontraba dentro de Zara, a escasos metros del lugar del atentado. La explosión se pudo escuchar incluso en municipios limítrofes.

Las calles principales de Bilbao quedaron repletas de cristales y cascotes. Los bilbaínos y visitantes comentaban la rápida actuación policial y atendían con respeto las indicaciones de los agentes de la Ertzaintza, que acordonaron una amplia zona de calles.

'En mi vida lo olvidaré. Cuando sientes la explosión parece que el estómago se te sube a la garganta', afirmaba el empleado de una cafetería cercana mientras barría los cristales de la acera. Un hombre que estaba con sus amigos en la calle Ledesma, una de las más afectadas por la onda expansiva, decía enfurecido: 'Han querido atentar contra Bilbao, que también somos vascos; que se vayan a la mierda'.

A media tarde, Bilbao intentó recuperar la normalidad. Los establecimientos de la zona abrieron sus puertas, recogieron los desperfectos y volvieron a las rebajas.

Varios policías inspeccionan los restos del coche bomba, momentos después de la explosión.EFE

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