Fuentes recuerda a Reyes y Cortázar desde la amistad, la experiencia y el amor

El escritor lee un fragmento de 'En esto creo', el libro en el que trabaja actualmente

De pie y con perfecta dicción, Carlos Fuentes leyó ayer por la tarde, en la Casa de América, en Madrid, un fragmento de su nuevo trabajo, En esto creo, titulado Amistad, amor y experiencia, reflexiones en honor de Julio Cortázar y Alfonso Reyes. Le presentó el empresario Plácido Arango desde la amistad que los une hace un montón de años y la admiración que siente por 'el escritor total'.

En un salón de actos repleto de público, entre los que se encontraban Jesús de Polanco, Emilio Ibarra y Eduardo Arroyo, Carlos Fuentes demostró que es uno de los pocos escritores capac...

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De pie y con perfecta dicción, Carlos Fuentes leyó ayer por la tarde, en la Casa de América, en Madrid, un fragmento de su nuevo trabajo, En esto creo, titulado Amistad, amor y experiencia, reflexiones en honor de Julio Cortázar y Alfonso Reyes. Le presentó el empresario Plácido Arango desde la amistad que los une hace un montón de años y la admiración que siente por 'el escritor total'.

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En un salón de actos repleto de público, entre los que se encontraban Jesús de Polanco, Emilio Ibarra y Eduardo Arroyo, Carlos Fuentes demostró que es uno de los pocos escritores capaces de leer bien su propia obra. Describió a Alfonso Reyes como su maestro literario, el hombre que le llevaba a ver las películas de John Wayne y el que le enseñó, ante las protestas del entonces adolescente Carlos Fuentes, que el western era la épica moderna. 'Es como ir a ver La Iliada', solía decirle. Tras la anécdota, el escritor mexicano se refirió a la experiencia literaria como la creación imaginativa que pasa a ser parte de la realidad, fundando otra nueva literaria realidad. 'Es decir: Hamlet y Don Quijote no son reflejo de la realidad, añaden algo nuevo a la realidad, que de allí en adelante no será comprensible sin Hamlet o Don Quijote', aseguró Fuentes.

Para hablar de la amistad, el creador recurrió a Julio Cortázar, su entrañable amigo. Le conoció antes de conocerle. En 1959, Fuentes editaba una revista mexicana de literatura donde se publicaron por primera vez Los buenos servicios y El perseguidor. Después, sin conocerse aún, Cortázar le mandó 'la carta más entrañable que recibí al publicar mi primera novela, La región más transparente. Mi carrera literaria le debe a Julio ese impulso inicial en el que la inteligencia, la exigencia y el rigor se volvían inseparables y configuraban ya al ser humano que me escribía de usted y con el que yo ansiaba cortar el turrón'. Se encontraron en 1960 en París, en el estudio donde vivía Cortázar. 'Lo que no tenemos, lo encontramos en el amigo. Creo en este obsequio y lo cultivo desde la infancia', añadió Fuentes, partidario del valor iniciático de la amistad. Dos edades abren y cierran, según el escritor, la experiencia de la amistad. Una de ellas es la edad juvenil y su disco duro recuerda nombres y rostros todavía como el de Hans Berliner, un niño judío alemán que llegó a su escuela primaria en Washington huyendo del terror nazi. Pero, volviendo a Cortázar, Fuentes aclaró que sus diferencias aumentaron su amistad y su respeto mutuo, 'como debe ser en el trato inteligente entre amigos, que no admite ambición, intolerancia o mezquindad. No puede realmente haber amistad cuando estos defectos arrebatan al que se dice nuestro amigo. Todo lo contrario sucedía con Cortázar: sus sinónimos de la amistad se llamaban modestia, imaginación y generosidad'. El escritor mexicano recordó también cuando iban juntos al cine y salían a caminar sin decir palabra. 'Al principio pensé que sus lagunas en el curso de una conversación, generalmente muy animada, eran una falla mía, un reproche de él. Llegué a saber que saber estar juntos sin decir nada era una forma superior de la amistad. Era respeto. Era reverencia. Era reflexión opuesta al mero parloteo'.

Abismos infinitos

Tras la experiencia y la amistad, Fuentes se centró en su idea del amor, al que comparó con los ríos ocultos de Yucatán. 'Nuestras vidas se asemejan a veces a infinitos abismos que no tendrían fin si en el hecho mismo del vacío no corriese un río, plácido y navegable a veces, ancho o estrecho, precipitado otras, pero siempre abrazo de agua que nos impide desaparecer para siempre en la vastedad de la nada. Oportunidad y riesgo de nadar en vez de riesgo sin oportunidad de nada'. De los flujos subterráneos Fuentes pasó a enumerar otros nombres del amor, como el de la costumbre: 'El amor más cierto y duradero, el que mejor acoge y cobija la compañía y el apoyo'. ¿Pueden envejecer juntos Romeo y Julieta? La respuesta de Fuentes es que es posible siempre que no terminen sus días 'viendo El hermano mayor en televisión'.

Fuentes concluyó su lectura volviendo a Reyes y a Cortázar, a los que calificó de seres humanos identificados con la experiencia, con el amor y con la amistad. ¿Qué comparte Fuentes con Cortázar y con Reyes? Seguramente, su amor por la literatura como forma de vida.

Carlos Fuentes, en la Casa de América.BERNARDO PÉREZ
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