52ª FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE FRANCFORT

Un Borís Yeltsin tambaleante y ausente no fue capaz de hablar de sus memorias en la feria

Eduardo Mendoza publicará con Seix Barral su última novela en febrero de 2001

Lo de Borís Yeltsin en la Feria Internacional del Libro de Francfort no llegó a escándalo, se quedó en una especie de broma. Se había anunciado por todo lo alto una conferencia de prensa para presentar su libro de memorias, Diario de medianoche. Diez años en el Kremlin. Casi en el último minuto fue cancelada. Y ayer, por primera vez, se empezó a hablar en Francfort de libros. La gran noticia fue que Seix Barral y la agencia de Carmen Balcells han firmado el contrato para la publicación de la nueva novela de Eduardo Mendoza. Se publicará en febrero de 2001.

Según la editorial alemana que...

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Lo de Borís Yeltsin en la Feria Internacional del Libro de Francfort no llegó a escándalo, se quedó en una especie de broma. Se había anunciado por todo lo alto una conferencia de prensa para presentar su libro de memorias, Diario de medianoche. Diez años en el Kremlin. Casi en el último minuto fue cancelada. Y ayer, por primera vez, se empezó a hablar en Francfort de libros. La gran noticia fue que Seix Barral y la agencia de Carmen Balcells han firmado el contrato para la publicación de la nueva novela de Eduardo Mendoza. Se publicará en febrero de 2001.

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Según la editorial alemana que promociona el libro del ex presidente ruso, Propyläen, la cancelación de la conferencia de prensa, convocada en la sala principal del Congress Center, con capacidad para más de 1.000 personas, fue a petición del propio Yeltsin, de 69 años. Según otras fuentes, no se hizo porque no estaba en condiciones de enfrentarse a las preguntas de un montón de periodistas. Los más malvados aseguraron que la noche anterior había bebido demasiado.Tiempo antes de la comparecencia de Yeltsin había ya una notable aglomeración de fotógrafos y reporteros, así como de fuerzas de seguridad, que mostraban su nerviosismo por el discurrir de los acontecimientos. El caso es que la convocatoria se trasladó a la caseta de la editorial en el pabellón seis. El ex presidente llegó rodeado de guardaespaldas, andando con paso lento, casi de ceremonia religiosa, y se encerró en la pequeña oficina de la editorial. Había hecho el pequeño recorrido con paso tambaleante y la mirada perdida. Su mujer y su hija le tuvieron que ayudar a mantenerse derecho en más de una ocasión.

"Se dice que una señorita elegante siempre llega quince minutos tarde. Como ven, hay hombres que también se toman su tiempo. Pero les prometo que esto no será todo", había dicho desde el podio un representante de la editorial.

Contento

Ahí empezaron el cachondeo, los chistes y las bromas. Un portavoz de la propia editorial pidió a los periodistas que aplaudieran para ver si Yeltsin se animaba a salir, mientras un avieso fotógrafo afirmaba que "le estaban haciendo una transfusión". Por fin apareció, aplaudiendo y saludando como si de un acto político se tratase. "Ahora ya no soy el presidente de Rusia, pero todavía puedo hacer cosas buenas por Rusia y por Alemania. Estoy muy contento de estar en la Feria Internacional del Libro de Francfort". Fueron sus únicas palabras. En ruso, que alguien de la editorial tradujo con la mejor voluntad al alemán. Se creyó oír que Yeltsin mencionó también la palabra democracia, pero nadie estaba muy seguro de eso. La cosa no pasó de ahí y el ex presidente ruso -cuyo mandato se extendió entre los años 1991 y 1999-, acompañado por los suyos, se largó.Una hora después periodistas de todo el mundo se preguntaban aún qué diablos había pasado.

El mismo portavoz de la editorial que había anunciado la cancelación de la conferencia de prensa informó de que el ex presidente ruso mantenía sus planes de regresar a Moscú ayer mismo. La propia Embajada rusa en Berlín confirmó este dato.

Yeltsin llegó a Alemania el juves por la tarde y al parecer poco después se vio con el ex canciller Helmut Kohl. Por la noche cenó con los editores de sus memorias, que se publicaron en Rusia a principios de este mes. También están publicadas ya en alemán, inglés y francés y van a ser traducidas a varios idiomas más.

Poco después se presentaba una serie de la editorial Lit. Estaba previsto que asistiera al acto el centenario filósofo Hans Georg Gadamer, que excusó su presencia por motivos de salud.

Mendoza cierra su trilogía

Yeltsin aparte, que quedó en mucho ruido y pocas nueces, ayer, por primera vez, se empezó a hablar en Francfort de libros, no sólo de compra y venta de editoriales. La gran noticia fue que Seix Barral y la agencia de Carmen Balcells han firmado el contrato para la publicación de la nueva novela de Eduardo Mendoza. Se publicará en febrero y aún no tiene título definitivo. Se habla de algo así como de Tiburones en la noche, pero es más que probable que salga con un título completamente diferente. El propio Mendoza ha contado en diversas ocasiones que le cuesta más encontrar el título que escribir el texto.La novela cierra la trilogía iniciada con La cripta embrujada y El laberinto de las aceitunas y tiene argumento de thriller. En ella se muestra, según fuentes de la editorial y de la agencia, al Mendoza más divertido y "malo", en el mejor sentido de la palabra. "No deja títere con cabeza". Aseguran que, con su acostumbrada calidad literaria, arremete contra la política del pelotazo y contra la oligarquía financiera barcelonesa postolímpica.

Hay verdadera expectación. Eduardo Mendoza publicó su última novela, Una comedia ligera, en 1996. Sus declaraciones sobre el futuro del género narrativo y sobre que se ha acabado la "novela de sofá" la hacen doblemente apetecible. Ni la agencia Balcells ni Seix Barral quisieron comentar cuánto le han pagado.

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