"Soy surafricano, blanco, homosexual y tengo sida"

Edwin Cameron tiene el aspecto de un elegante hombre de negocios de la city londinense. Es alto, rubio, de mediana edad y come una naranja con las manos, pero con modales exquisitos, mientras atiende a los periodistas. Es surafricano. Ejerce como juez en el Tribunal Supremo de Johanesburgo y participó ayer en esta conferencia para declarar que es homosexual, tiene sida y se encuentra perfectamente gracias a los fármacos que puede costear de su bolsillo. "Yo soy una clara muestra de la desigualdad que existe respecto al acceso de tratamiento sanitario en África", dijo en el plenario de la mañan...

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Edwin Cameron tiene el aspecto de un elegante hombre de negocios de la city londinense. Es alto, rubio, de mediana edad y come una naranja con las manos, pero con modales exquisitos, mientras atiende a los periodistas. Es surafricano. Ejerce como juez en el Tribunal Supremo de Johanesburgo y participó ayer en esta conferencia para declarar que es homosexual, tiene sida y se encuentra perfectamente gracias a los fármacos que puede costear de su bolsillo. "Yo soy una clara muestra de la desigualdad que existe respecto al acceso de tratamiento sanitario en África", dijo en el plenario de la mañana previo a su comparecencia ante la prensa. "Yo soy blanco. Mi presencia aquí personifica la injusticia del sida en África porque, en un continente en el cual 290 millones de personas sobreviven con menos de 174 pesetas al día, yo puedo afrontar cada mes una medicación que cuesta cerca de 70.000 pesetas".En Suráfrica, donde hay 4,2 millones de personas infectadas con el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), la sanidad pública no costea ningún medicamento antirretroviral, ni siquiera el AZT, que puede evitar el contagio materno-infantil administrándolo a las embarazadas. "Hace tres años", relató Cameron, "doce años después de haber quedado infectado, me sentí muy enfermo con los síntomas del sida. Afortunadamente para mí, tuve acceso a cuidados médicos. Me trataron las infecciones oportunistas que sufrí y por las que creí morir. Entonces comencé con la terapia combinada. Desde entonces, tengo el privilegio de llevar una vida vigorosa, sana y productiva".

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Cameron dedicó su discurso a Jonathan Mann, la primera persona que inició una campaña contra el sida a escala mundial y que murió hace tres años en un accidente aéreo. Pero también dedicó sus palabras a los activistas surafricanos que protagonizaron la marcha del domingo contra la industria farmacéutica y la posición que mantiene el Gobierno surafricano respecto al sida. Para Cameron, es evidente que Suráfrica podría hacer esfuerzos respecto a la compra de medicamentos que no hace. "Nosotros, los surafricanos, vivimos en democracia desde 1994 y hemos sufrido el apartheid. Quizá por eso tenemos un profundo sentido de la injusticia y quizá por eso hay que luchar y aprovechar este foro para cambiar las cosas".

Acusó al presidente Thabo Mbeki de "flirtear" con los científicos que ponen en duda el origen del sida creando confusión, y también clamó por el abaratamiento de los fármacos: "La rebaja de los precios es una condición indispensable para crear el acceso real a la atención sanitaria y el tratamiento". "Esto no puede estar bien y no debemos permitir que siga ocurriendo", dijo Cameron. Tenemos la responsabilidad de los 30 millones de personas que afrontan el sida sin cuidados ni tratamientos médicos".

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