Cinco empresas abaratan sus fármacos para el Tercer Mundo

Cinco de las principales multinacionales farmacéuticas acordaron ayer reducir los precios de sus medicamentos antisida para los países del Tercer Mundo, como parte de un acuerdo auspiciado en Ginebra por la Organización Mundial de la Salud, el Banco Mundial, la Unicef y el programa de la ONU contra el sida (Onusida).Uno de los laboratorios, Glaxo-Wellcome, ha precisado ya que abaratará de forma inmediata una de sus terapias combinadas contra el sida en un 85% para los países en desarrollo. Los demás no han dado cifras todavía, pero también se comprometieron a bajar sus precios. Son Roche Holdi...

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Cinco de las principales multinacionales farmacéuticas acordaron ayer reducir los precios de sus medicamentos antisida para los países del Tercer Mundo, como parte de un acuerdo auspiciado en Ginebra por la Organización Mundial de la Salud, el Banco Mundial, la Unicef y el programa de la ONU contra el sida (Onusida).Uno de los laboratorios, Glaxo-Wellcome, ha precisado ya que abaratará de forma inmediata una de sus terapias combinadas contra el sida en un 85% para los países en desarrollo. Los demás no han dado cifras todavía, pero también se comprometieron a bajar sus precios. Son Roche Holding, Bristol-Myers Squibb, MSD y Boehringer Ingelheim.

Según los representantes de la ONU, el acuerdo tiene una extraordinaria importancia y hará por primera vez accesibles esos fármacos, que han revolucionado el tratamiento del sida en Occidente, a millones de personas de los países más pobres. Actualmente, el coste de estos tratamientos varía entre 10.000 y 15.000 dólares al año (entre 1,8 y 2,7 millones de pesetas). Un recorte del 85% lo dejaría entre 270.000 y 400.000 pesetas anuales.

El miércoles, el presidente de EE UU, Bill Clinton, firmó un decreto que suaviza la aplicación de la leyes norteamericanas de protección de patentes en el caso de que un país del África subsahariana las infrinja para abaratar los costes de los fármacos antisida. Analistas norteamericanos interpretaron esto como una medida de presión sobre los laboratorios.

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