Contratenores al poder

Lo nunca visto. Mejor: lo nunca escuchado. En los 37 años de historia del concurso de canto Francesc Viñas de Barcelona jamás se había llevado el primer premio un contratenor, esa ambigua voz femenina metida en un cuerpo de hombre. Pero antes o después tenía que ocurrir. El viernes, en el Liceo, donde se celebró la última eliminatoria, el alemán Matthias Rexroth, de 29 años, se hizo con el máximo galardón para voces masculinas, dotado con 1,3 millones de pesetas y un contrato para actuar en el Liceo. El jurado dejó sin adjudicar el premio correspondiente a las voces femeninas. Los segundos y t...

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Lo nunca visto. Mejor: lo nunca escuchado. En los 37 años de historia del concurso de canto Francesc Viñas de Barcelona jamás se había llevado el primer premio un contratenor, esa ambigua voz femenina metida en un cuerpo de hombre. Pero antes o después tenía que ocurrir. El viernes, en el Liceo, donde se celebró la última eliminatoria, el alemán Matthias Rexroth, de 29 años, se hizo con el máximo galardón para voces masculinas, dotado con 1,3 millones de pesetas y un contrato para actuar en el Liceo. El jurado dejó sin adjudicar el premio correspondiente a las voces femeninas. Los segundos y terceros premios fueron copados por cantantes de Corea -país que, con 55 de los 232 inscritos, fue el más representado en la prueba-, con una sola excepción: la del tenor barcelonés Salvador Carbó, de 31 años, que obtuvo uno de los dos segundos premios masculinos.Rexroth fue el mejor de los 20 cantantes que llegaron a la prueba final. Sobre eso, a poco que se tenga alguna noción de canto, no cabía la menor duda. Otra cosa era si el jurado internacional, integrado por directores de teatro europeos y americanos y por figuras históricas de la lírica como Magda Olivero y Virgina Zeani, iba a tener el valor de reconocerlo. El Viñas es un concurso operístico tradicional, donde los aspirantes suelen llevar a examen las arias más conocidas del repertorio clásico y romántico, mientras que los contratenores disponen de papeles de lucimiento básicamente en la literatura renacentista y barroca. Este tipo de voz, que precisa de una depurada técnica, era el que históricamente empleaban los cantantes castrados, a los que la ablación de los genitales proporcionaba una tesitura de soprano o contralto con el volumen y la fuerza de emisión propios de los intérpretes masculinos, combinación muy apreciada en la época. Conforme el repertorio barroco y las interpretaciones filológicas iban imponiéndose en las programaciones de los teatros en las dos últimas décadas, surgía una generación importante de contratenores, encabezada por artistas como René Jacobs, Jochen Kowalski y Gerard Lesne.

Pero el Viñas se mantenía ajeno a esa moda. El primer contratenor que se inscribió en el concurso lo hizo en 1983. Se llamaba Jacques-François Loyseleur des Longchamps, nombre de poeta romántico al que hacía honor su estudiado aspecto: muy delgado, de tez pálida y cabellos lacios hasta los hombros, iba siempre vestido de negro, con un pañuelo al cuello. Pese a que era bastante bueno, el jurado no supo muy bien qué hacer con él y acabó por concederle una de las muchas becas que reparte para ampliación de estudios. Mucho ha llovido desde entonces. Hoy puede decirse que el Viñas ha alcanzado la corrección política en materia lírica concediendo su máxima distinción a Rexroth.

El concurso otorgó además dos segundos premios masculinos a sendos tenores: el coreano Seok-Be Ha y el barcelonés Salvador Carbó. Este último cantó con pasmosa tranquilidad la temible aria Ah, mes amis, de la ópera La fille du régiment (Donizetti), temible por los nueve míticos do de pecho que contiene. Su voz no es grande, pero si trabaja como parece que lo está haciendo puede encarar un futuro prometedor. En mujeres, ya se ha dicho, no se adjudicó el primer premio. El segundo fue para la mezzosoprano Byoung-Ju Kim.

Por lo escuchado el viernes, si el Viñas pudiera asemejarse a una cosecha vinícola -cosa que el apellido del tenor a cuya memoria el concurso está dedicado sin duda autoriza-, este año obtendría una calificación media. El nivel de los aspirantes, en general, ha sido alto, pero no se ha podido encontrar una voz especialmente singular por el timbre o la expresividad. A ello se debe que el primer premio femenino no se adjudicara. El concierto final de los ganadores se celebra hoy en el Liceo.

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