Portugal suspende el permiso para sembrar maíz transgénico por sus "eventuales riesgos"

España, Francia y Alemania son los únicos países de la UE que cultivan esas semillas

El Gobierno portugués decidió el martes suspender la autorización a las dos variedades de maíz transgénico que se venían usando en ese país, aduciendo "preocupaciones surgidas sobre eventuales riesgos para el medio ambiente provocados por el cultivo de dichas variedades en grandes extensiones". Pese a la retirada de Portugal, aún hay tres países en la Unión Europea que siembran maíz transgénico: España, Francia y Alemania. Los científicos son casi unánimes en defender estas semillas, que han sido modificadas para resistir al taladro, una plaga común del maíz.

Las dos variedades suspendi...

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El Gobierno portugués decidió el martes suspender la autorización a las dos variedades de maíz transgénico que se venían usando en ese país, aduciendo "preocupaciones surgidas sobre eventuales riesgos para el medio ambiente provocados por el cultivo de dichas variedades en grandes extensiones". Pese a la retirada de Portugal, aún hay tres países en la Unión Europea que siembran maíz transgénico: España, Francia y Alemania. Los científicos son casi unánimes en defender estas semillas, que han sido modificadas para resistir al taladro, una plaga común del maíz.

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Las dos variedades suspendidas se denominan Compa Cb, de la firma Novartis, y Elgina, desarrollada por Monsanto y distribuida en Portugal por la empresa Pioneer. Estas dos marcas, y todos los demás tipos de maíz transgénico que existen en el mercado, son meras variantes del maíz Bt, una semilla que lleva incorporado un gen de la bacteria Bacilus turigiensis que produce una sustancia tóxica para el taladro.El Gobierno portugués, socialista, había aprobado las dos semillas en febrero pasado, aduciendo entonces que su inclusión en el Registro Nacional de Variedades Agrícolas era "consecuencia de completos ensayos agrícolas realizados". Este año se sembraron en Portugal unas 1.300 hectáreas de esas variedades, cuya cosecha terminó en octubre.

España es el país de la UE con más maíz transgénico cultivado: unas 25.000 hectáreas. Fuentes del Ministerio de Agricultura explican que la razón es que España también es el país más afectado por la plaga del taladro, sobre todo en Aragón y Cataluña. Hay dos variedades aprobadas, y una de ellas es la misma Compa Cb suspendida ahora en Portugal. La otra se llama Jordi Cb, y también es de Novartis. Francia tiene entre 6.000 y 7.000 hectáreas de maíz transgénico, y Alemania cultiva una pequeña cantidad, pese a no tenerlo registrado (la ley alemana permite sembrar cualquier semilla aprobada en otro país de la UE).

El director de Investigación y Desarrollo de Novartis Seeds en España, Esteban Alcalde, puntualizaba ayer que la medida portuguesa no supone la prohibición de las variedades, sino sólo su suspensión. Ello quiere decir que el Gobierno portugués podrá reinscribir las semillas cuando lo considere oportuno, sin necesidad de nuevos trámites ni pruebas.

Francisco Amarillo, portavoz socialista de Agricultura en el Congreso, explicaba ayer que casi todos los países europeos están adoptando cautelas sobre las semillas modificadas genéticamente. El PSOE no mantiene un rechazo frontal a los transgénicos, pero considera que se necesitan modificaciones legales para garantizar su seguridad para la salud y el medio ambiente. Los socialistas intentaron introducir en noviembre esas garantías, en forma de enmiendas a la ley que regula las semillas para cultivo (Ley de Régimen Jurídico de la Protección de las Obtenciones Vegetales), pero el PP y sus socios rechazaron las propuestas. "Es preciso introducir investigaciones sobre los transgénicos que sean públicas e independientes de las multinacionales que los comercializan", dice Amarillo.

El Reino Unido ha impuesto una moratoria por la que no sembrará semillas transgénicas con fines comerciales al menos hasta 2002. La UE ha implantado bajo cuerda una especie de moratoria de facto, ya que no autoriza ninguna nueva semilla modificada genéticamente desde abril de 1998.

Pese a todo ello, la ola de rechazo a los transgénicos no viene avalada por ninguna evidencia científica sólida. El experimento citado a menudo por quienes se oponen a estos cultivos, realizado por entomólogos de la Universidad de Cornell (EEUU) a principios de este año, ha sido descalificado por la mayoría de la comunidad científica internacional.

El experimento de Cornell pretendía demostrar que el polen del maíz Bt mataba a las mariposas monarca. Pero las mariposas eran forzadas a comer el polen, cosa que no hacen en la naturaleza. Este año, en que la superficie cultivada de maíz transgénico ha sido la mayor de la historia de EE UU, la cantidad de mariposas monarca en aquel país también ha sido la mayor habida nunca.

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