ESTRENO EN NUEVA YORK DE 'EL GRAN GATSBY'

El Met apuesta por la ópera contemporánea

El compositor John Harbison ha convertido en drama musical la obra más conocida de Fitzgerald

El estreno mañana de la ópera The great Gatsby (El gran Gatsby) en la Ópera del Metropolitan (Met), es el gran acontecimiento de la temporada cultural de Nueva York. El Metropolitan, que encargó la obra en honor del vigésimo quinto aniversario del maestro James Levine como director artístico, es famoso por su tendencia a "jugar sobre seguro" y limitarse a las óperas tradicionales. Ésta de ahora es una tremenda novedad. John Harbison, uno de los compositores de más talento de Estados Unidos -entre sus óperas están A Winter"s Tale y A Full Moon in March-, ha sido el motor que ha permitido transf...

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El estreno mañana de la ópera The great Gatsby (El gran Gatsby) en la Ópera del Metropolitan (Met), es el gran acontecimiento de la temporada cultural de Nueva York. El Metropolitan, que encargó la obra en honor del vigésimo quinto aniversario del maestro James Levine como director artístico, es famoso por su tendencia a "jugar sobre seguro" y limitarse a las óperas tradicionales. Ésta de ahora es una tremenda novedad. John Harbison, uno de los compositores de más talento de Estados Unidos -entre sus óperas están A Winter"s Tale y A Full Moon in March-, ha sido el motor que ha permitido transformar Gatsby para el Met.Harbison empezó a sentirse fascinado por la idea a principios de los ochenta. Su padre y sus tíos, como Fitzgerald, se licenciaron por Princeton durante la loca era del jazz, la época que el escritor inmortalizaba en su primera novela, This side of Paradise (A este lado del paraíso). Cuando Harbison fue a estudiar allí, se empapó de la leyenda de Fitzgerald. Al comenzar la década de los noventa, James Levine, director artístico del Met, descubrió que los derechos sobre Gatsby estaban a punto de pasar al dominio público, y, junto con Harbison, decidió hacerla.

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El Metropolitan no ha sido nunca un hogar de la ópera contemporánea. Los norteamericanos han tenido gran talento para el musical de Broadway (nosotros inventamos el género), el jazz, swing, claqué, danza moderna, ballet contemporáneo..., pero ¿ópera? Además, ahora el Met tiene que competir con varios éxitos de crítica inesperados que han surgido poco antes del estreno de Gatsby. La temporada pasada, la Lyric Opera de Chicago obtuvo un triunfo abrumador con la obra del compositor John Bolcom, basada en A View From the Bridge (Panorama desde el puente), de Arthur Miller. Bolcom tuvo la suerte de que Miller sigue vivo y prestó su ayuda para el montaje, y su amigo y frecuente colaborador, el dramaturgo Arnold Weinstein, escribió un libreto magnífico (en el futuro, el Met y la Lyric Opera tienen previsto intercambiar The great Gatsby y View From the Bridge).

Esta temporada ha habido otro triunfo sorpresa: la reposición, este mes, de Kiss Me Kate, de Cole Porter, que ha recibido las mejores críticas obtenidas por un musical desde hace años.

Harbison ha reflexionado mucho sobre algunos problemas inevitables a la hora de transformar Gatsby para el género lírico. La ópera no puede utilizar las espléndidas canciones populares ni el jazz de los años veinte; sin embargo, Ira y George Gershwin, Irving Berlin, Cole Porter y Lorenz Hart, además de todos los grandes del jazz, están muy presentes. Harbison y su letrista, Murray Horwitz, han compuesto música nueva pero que evoca aquellos años y, por tanto, suena como si la conociéramos. En una escena deslumbrante, Gatsby hace su misteriosa entrada en la fiesta que se celebra en su propia casa mientras se oye un tango.

Harbison y Levine han reunido a personas de enorme talento para Gatsby. Los decorados, espléndidos, están diseñados por Michael Yeargan. Para interpretar a Jay Gatsby, Harbison escogió a Jerry Hadley; uno de los principales problemas es que, en la ópera, el joven Nick Harraway no puede hacer de narrador en primera persona, la voz que confiere al misterioso millonario su sensibilidad llena de anhelos y romanticismo. Nick no puede ser el elemento crucial que constituye en la novela. Para compensar este cambio, Harbison escogió a propósito a Hadley, que posee una gran voz de tenor, con el fin de que diera un toque romántico al escurridizo Gatsby. Dawn Upshaw, que es gran admiradora de la música de Harbison, y ha grabado muchos discos suyos, fue la elección de éste para ser Daisy Buchanan, la caprichosa belleza sureña a la que Gatsby pasa su vida intentando conquistar. (Daisy tiene un parecido nada casual con la mujer de Fitzgerald, Zelda). Entre los grandes papeles que Upshaw ha interpretado en el Met se encuentran el de Anne Trulove, en The Rake"s Progress, y el de Despina en Così fan tutte.

Hay dos personajes que han crecido en importancia en la ópera: Jordan Baker, la alegre amiga de Daisy, interpretada por Susan Graham, que posee una gran voz y enorme vitalidad, y Myrtle, la amiga del marido de Daisy y esposa del propietario de la gasolinera, a la que Daisy atropella y mata en un descuido. Harbison escogió a Lorraine Hunt Lieberson para ese papel, más amplio que en la novela (es la primera actuación de Lieberson en el Met, aunque ha cantado en papeles importantes en las óperas de París y de Holanda).

La aventura conjunta de Harbison y Levine es un trabajo sin fisuras, una auténtica obra de conjunto. El maestro Levine dirige la música de Harbison, Mark Lamos es el director de escena, el maravilloso vestuario es obra de Jane Greenwood y la coreografía, muy innovadora, la ha realizado Robert LaFosse. Hasta ahora, la mejor adaptación de Gatsby era la vieja versión cinematográfica, en blanco y negro, con Alan Ladd y Betty Field. Pero Nueva York aguarda el magnífico estreno de mañana en el Metropolitan con cariño y expectación.

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