150 obras de Morandi rompen los tópicos

La antológica en el Museo Thyssen y en Segovia se unirá en septiembre en Valencia

La antológica de Giorgio Morandi (Bolonia, 1890-1964) que se abre hoy en los museos Thyssen-Bornemisza, de Madrid, y Esteban Vicente, de Segovia, rompe los tópicos sobre un pintor reaccionario, contrario al movimiento moderno y monótono en los temas y composiciones. Es la opinión de Tomás Llorens, director del Thyssen-Bornemisza, quien ayer presentó el proyecto Morandi, que afecta a cuatro museos, con el montaje de 150 obras -óleos, dibujos, acuarelas y grabados- que descubrirán al público el "clasicismo moderno de un pintor silencioso".

Cuatro museos se han unido para presentar en Espa...

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La antológica de Giorgio Morandi (Bolonia, 1890-1964) que se abre hoy en los museos Thyssen-Bornemisza, de Madrid, y Esteban Vicente, de Segovia, rompe los tópicos sobre un pintor reaccionario, contrario al movimiento moderno y monótono en los temas y composiciones. Es la opinión de Tomás Llorens, director del Thyssen-Bornemisza, quien ayer presentó el proyecto Morandi, que afecta a cuatro museos, con el montaje de 150 obras -óleos, dibujos, acuarelas y grabados- que descubrirán al público el "clasicismo moderno de un pintor silencioso".

Cuatro museos se han unido para presentar en España la mayor antológica de Giorgio Morandi, con el patrocinio de la Fundación Bancaja. El montaje en el Thyssen reúne un centanar de óleos y algunos dibujos y acuarelas, con préstamos del Museo Morandi de Bolonia, en el que se conserva su legado y su biblioteca -donde aparece su interés por Juan Gris, Picasso y Zurbarán-, y de numerosos museos y particulares, entre ellos, del Ermitage y un cuadro de 1949 recién adquirido por la baronesa Thyssen-Bornemisza. Estará abierta hasta el 5 de septiembre, y durante julio y agosto el horario se alargará hasta las doce de la noche.La segunda sede de la antológica es el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, de Segovia (plazuela de las Bellas Artes, s/n), que desde hoy monta 25 grabados, 10 acuarelas, cinco dibujos y un óleo. Su directora, Ana Martínez de Aguilar, identificó a los dos pintores por su espíritu común "en la profundidad en la mirada, el aprendizaje de los maestros y su aislamiento para buscar la serenidad, armonía y belleza". Los dos montajes se unirán a partir del 24 de septiembre en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) de Valencia. Tomás Llorens cree que esta presencia de Morandi va a romper varios estereotipos sobre el pintor. "Se presenta a Morandi como un artista que reacciona frente al movimiento moderno, cuando está íntimamente vinculado a la sensibilidad moderna. También se dice que es monótono, pero es un pintor interesado en establecer diferencias en cada cuadro, con cambios en la luz y el color, que son la esencia de la pintura, incluso cuando repite la misma composición".

Afirma Llorens que Morandi necesita una revisión más a fondo, al ser un autor muy valorado por la crítica pero poco difundido. "Es una figura fundamental para saber lo que ha sido la modernidad, con la que comparte el rigor y la exigencia formal. Es un pintor silencioso, que hace las cosas sin contarlas, y es pintor de la pura visualidad. Un autor de culto".

Con la misma devoción morandiana intervino Juan Manuel Bonet, director del IVAM, al comentar la figura "indiscutible" de este siglo, que tras un corto episodio colectivo, en el movimiento metafísico y el apoyo de De Chirico, establece su propio espacio de silencio, recluido en el campo del bodegón y del paisaje hasta llegar a un "clasicismo moderno". Bonet estudia en el catálogo la estela hispánica de Morandi, de su abstracción y realidad, en Ràfols-Casamada, Rueda, Cristino de Vera, Valls y los neometafísicos.

La directora del Museo Morandi, Marilena Pasquali, recomendó visitar con frecuencia a este artista "difícil y secreto", que refleja a través de sus modelos un alfabeto poético y pictórico que refleja una profunda inquietud interior.

El montaje en el Thyssen comienza con un autorretrato de 1924 y termina con unas flores de 1964, el año de su muerte. El recorrido es cronológico, con obras que representan todas sus etapas, aunque se acentúa el final de los años cincuenta y los sesenta, con su obra "más radical y moderna", según Bonet, cercana a la abstracción.

Las salas arrancan con los paisajes y naturalezas muertas de las primeras décadas del siglo que tienen deudas con la metafísica de De Chirico y el futurismo de Boccioni para después situar las siguientes décadas. En algunos espacios se han colocado aguafuertes -los grabados de Morandi son los más caros en subastas tras los de Picasso- y en otros aparecen variaciones con los mismos modelos para analizar los cambios sutiles de tratamiento de la luz.

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