GUERRA EN YUGOSLAVIA Política y diplomacia

Los Quince perdonan a Macedonia el desalojo de Blace y le ofrecen apoyo económico y político

Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) se recuperaron ayer del absentismo y la afonía que les aquejaba desde el inicio de los bombardeos de la OTAN contra Serbia hace dos semanas. Adoptaron una estrategia común sobre el problema de los refugiados albanokosovares, que incluye un intenso apoyo financiero y político a los países y regiones vecinas que les acogen, sobre todo Albania, Montenegro y Macedonia. Olvidan el vergonzoso desalojo del campo de Blace por el Gobierno macedonio, a cambio de un propósito de enmienda. Por último, apoyaron, sin tapujos, el ataque de la OTAN....

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Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) se recuperaron ayer del absentismo y la afonía que les aquejaba desde el inicio de los bombardeos de la OTAN contra Serbia hace dos semanas. Adoptaron una estrategia común sobre el problema de los refugiados albanokosovares, que incluye un intenso apoyo financiero y político a los países y regiones vecinas que les acogen, sobre todo Albania, Montenegro y Macedonia. Olvidan el vergonzoso desalojo del campo de Blace por el Gobierno macedonio, a cambio de un propósito de enmienda. Por último, apoyaron, sin tapujos, el ataque de la OTAN.

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Los ministros de Exteriores ratificaron ayer lo decidido por sus colegas de Interior: acogerán refugiados si éstos lo solicitan. Pero hicieron más hincapié en que los albanokosovares permanezcan en tierras vecinas, para facilitar su retorno a un futuro Kosovo pacífico. El Consejo fue caliente. La comisaria de Ayuda Humanitaria, Emma Bonino, el ministro belga Eric Deryke y el griego, Giorgios Papandreu, encabezaron la crítica a Skopje, por el brutal desalojo -en la noche del miércoles- de los refugiados que habían acudido al campo fronterizo de Blace. Destacaron el "incumplimiento" macedonio de los convenios humanitarios de Ginebra; acusaron de "mala fe" a sus gobernantes por bloquear alimentos de urgencia en el aeropuerto; y lamentaron los roces con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).Bonino había trasladado las protestas de ACNUR al primer ministro macedonio, Grigorievski. "No le gustaron", relató. "Le pedí una declaración oficial, para disipar los temores" de que los refugiados hayan pasado a desaparecidos, añadió. La entregó en Luxemburgo, ayer mismo, el ministro de Exteriores, Aleksandr Dimitrov.

Compromiso macedonio

El texto "desmiente enérgicamente las alegaciones" de que el paradero de miles de refugiados en Blace es "desconocido", y "afirma solemnemente que el Gobierno no ha devuelto ni un solo refugiado a Kosovo". Explica que los huidos se redistribuyeron hacia los cuatro campos de refugiados del país (37.276), Albania (7.000) y Turquía (630). "La evacuación de Blace no fue un modelo, pero Macedonia está comprometida a cumplir los convenios humanitarios, por lo menos en adelante", zanjó la enérgica comisaria europea.Los compromisos de Dimitrov permitieron a los Quince pasar página y restaurar la alianza con los macedonios, así como reafirmarla con las vecinas Albania y Montenegro. Aprobaron la propuesta de la Comisión de volcar dinero y apoyo político. A saber: 250 millones de euros (42.000 millones de pesetas) de las reservas de la UE se destinarán a las víctimas de la guerra, sobre todo los desplazados (150 millones), y a financiar los gastos de los países y regiones vecinas (los 100 millones restantes).

Macedonia, pese a su peor conducta reciente con los refugiados que la protagonizada por Albania, es quien recibe más apoyo político, pues se "aceleran" las negociaciones para un acuerdo de asociación, una sala de espera de la adhesión a la UE. Porque el Gobierno de Skopje se enfrenta a una opinión dividida, dominada por la tendencia proserbia, porque es la llave de los Balcanes orientales y porque pese a todos sus errores ha servido y sirve de base a la OSCE, la OTAN, la UE y toda suerte de organizaciones humanitarias.

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Junto a ella, Albania recibe el aplauso por su sacrificada acogida a los kosovares, así como Montenegro, más vulnerable porque permanece en Yugoslavia: "Cualquier intento de Belgrado de socavar el Gobierno democráticamente electo del presidente Milo Djukanovic tendrá las más graves consecuencias", reza la declaración final.

Estos repartos de dinero y apoyo político se enmarcan en un proyecto de futuro, a medias retórica y a medias compromiso: un "Pacto de Estabilidad del Sureste de Europa", para después de la paz. Se abre con una conferencia internacional para afrontar los problemas de la reconstrucción, los desplazados, el control de armas y las cuestiones fronterizas, y se completaría con la perspectiva de acceso a la OTAN y a la UE. "Los países de la antigua Yugoslavia deben encontrar su futuro en la UE", declaró el responsable francés de Asuntos Europeos, Pierre Moscovici.

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