El viaje de ida y vuelta del B-2, el avión más caro del mundo
Los ataques de la OTAN contra Yugoslavia han tenido un protagonista técnico: el bombardero B-2, el avión más caro del Pentágono y del mundo. Los dos B-2 que participaron en la primera oleada de ataques contra Yugoslavia volvieron en la mañana de ayer a la base de Whiteman (Misuri), tras una misión sin escalas de 30 horas.El B-2 Spirit, con autonomía de vuelo de 9.600 kilómetros, es un superbombardero con una extraña forma de ala volante y un inquietante color negro. A pesar de tener una envergadura de 52 metros, su diseño y los materiales con que está fabricado hacen que no pueda...
Los ataques de la OTAN contra Yugoslavia han tenido un protagonista técnico: el bombardero B-2, el avión más caro del Pentágono y del mundo. Los dos B-2 que participaron en la primera oleada de ataques contra Yugoslavia volvieron en la mañana de ayer a la base de Whiteman (Misuri), tras una misión sin escalas de 30 horas.El B-2 Spirit, con autonomía de vuelo de 9.600 kilómetros, es un superbombardero con una extraña forma de ala volante y un inquietante color negro. A pesar de tener una envergadura de 52 metros, su diseño y los materiales con que está fabricado hacen que no pueda ser detectado por los radares enemigos. Algunos B-2 están equipados con un sofisticado lanzador rotatorio de misiles aire-tierra con 16 cohetes de crucero con una cabeza explosiva de 900 kilos. Los cohetes van guiados por un sistema de dirección por satélite sin importar las condiciones meteorológicas.
Eso sí, la tecnología se paga, y cada unidad del B-2 cuesta 2.100 millones de dólares (unos 320.000 millones de pesetas), algo menos que un portaaviones. El B-2 fue concebido en plena guerra fría, a finales de los años 70, para lanzar armas nucleares contra la desaparecida Unión Soviética. Después, el avión fue reconvertido para misiones con armas convencionales.
Una parte importante de la población de EEUU no puede situar a Kosovo en el mapa, pero el Gobierno y los medios de comunicación no han dejado de destacar esta primera misión del B-2 con un punto de orgullo.