¿Una red a prueba de bombas?

La Administración sanitaria asegura que la red por donde se moverán las informaciones de la tarjeta individual está "blindada" y a prueba de bombas. Cada mil registros el médico vuelca los datos del TAIR en un ordenador del centro de salud, que podrá consultar en todo lo relativo a sus pacientes. El coordinador, que sí accede a los datos de todas las consultas, vuelca a su vez en un ordenador de las gerencias de área de salud que de allí viajarán a otro ubicado en los servicios centrales del Insalud. Se considera que la principal salvaguarda es tener identificados a quienes acceden a los d...

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La Administración sanitaria asegura que la red por donde se moverán las informaciones de la tarjeta individual está "blindada" y a prueba de bombas. Cada mil registros el médico vuelca los datos del TAIR en un ordenador del centro de salud, que podrá consultar en todo lo relativo a sus pacientes. El coordinador, que sí accede a los datos de todas las consultas, vuelca a su vez en un ordenador de las gerencias de área de salud que de allí viajarán a otro ubicado en los servicios centrales del Insalud. Se considera que la principal salvaguarda es tener identificados a quienes acceden a los datos y por lo tanto a los posibles infractores.A Juan Gervas no le convence. Insiste en que no ve la necesidad de una identificación nominal del paciente para controlar el consumo farmacéutico. "El médico personal debe ser el depositario de la clave que transforme el número de identificación de un paciente en el nombre. El día en que los enfermos sospechen que sus datos pueden ser utilizados por otras personas se acabó la medicina", dice. El interés en la busca y captura de estos datos no le parece algo de mentes perversas, "sino simplemente de negocio". Y de ahí parten sus recelos.

Más información

Las compañías farmacéuticas y de productos sanitarios saben que la información es poder. Al comentario de un reciente informe estadounidense que revela como cada vez más los laboratorios conocen lo que prescribe cada médico y a quien, José Luis Engel apenas se sorprende. "¿Pero si esto también pasa aquí?", admite.

Lo que nadie dice saber es de donde parten los datos. Existen compañías multinacionales que pueden informar a sus clientes diariamente del consumo de sus productos. Generalmente lo hacen a través de datos de distribución de los fármacos desde los almacenes mayoristas. Pero es que también hay al menos una empresa, radicada fuera de España, que elabora informes especiales por encargo sobre prescripción a través de la compra de recetas en la propia farmacia. Esto es lo que aseguró a EL PAÍS una farmacéutica de Madrid que, según dijo, se negó a venderlas.

El Consejo General de Farmacéuticos no tiene constancia de este caso ni de otros similares, aunque tampoco oculta que este tipo de información corre. Una fuente de este organismo admite que ha llegado a ver personalmente listados completos de prescripciones por médico o por centro de salud.

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